American Horror Story 6×01: ¡ROANOKE!
“Sí, dos paquetes de compresas para las pérdidas de las que anuncia la Velasco, por favor, porque me lo acabo de hacer encima.”
Esa ha sido exactamente nuestra reacción al ver el inicio de esta sexta temporada de la que tan poco (por no decir nada) hemos sabido hasta la fecha. American Horror Story era una de las series más esperadas de este fantástico mes de septubre y lo cierto es que tras doscientas promos la cosa no ha decepcionado. ¿Quieres saber qué se esconde tras American Horror Story: My Roanoke Nightmare? Pues aquí estamos para contártelo todo y más, aunque debes andarte con mucho ojo porque los spoilers que vas a encontrar a tu paso son como castillos. ¡Adelante!
Mientras que en la quinta temporada los guionistas se metieron de todo y nos dieron una trama de chiste, en esta sexta temporada han puesto toda la carne en el asador y se han marcado un “falso” documental donde una bonita pareja cuenta la historia de como decidieron marcharse de la gran ciudad para instalarse una granja abandonada en mitad del bosque. Hashtag se masca la tragedia.
Lo primero que es totalmente necesario destacar es el retorno de Lily Rabe, lo cuál ya nos parece sencillamente maravilloso y digno de celebrar desde el minuto uno. ¡ARRIBA LA LILY! (Y Sarah Paulson, con quién comparte personaje en esta ocasión y la situación que se genera no puede ser más flawless)
Todo comienza en el momento en el que a Matt le pegan un viaje bien lindo un puñado de niñatos e ingresa en el hospital. Todo esto hace que tanto él como su mujer Shelby se replanteen un poco que la gran ciudad no es del todo segura y, por lo tanto, optan por marcharse a la granja abandonada de 1792 que ya comentábamos. ¿Entendemos este razonamiento? No. Pero oye, ahí queda, y sin él no habría tenido lugar todo esto que está por suceder.
Los vecinos de los alrededores son muy creepies, aunque ni estos ni los extraños ruidos que se escuchan en mitad de la noche parece que van a hacer que la pareja se replantee mudarse de nuevo. Porque ya sabemos todos lo aburridas y cansadas que son las mudanzas, ¿verdad?
Una vez que la casa está ordenada y más o menos limpia comienzan a suceder ciertas cosas con las que yo personalmente haría las maletas, me cambiaría de identidad y comenzaría a hacer vida en una isla desierta del Pacífico. ¿Que de qué hablo? ¡Que comienzan a llover dientes del cielo! ¡Así por la cara! La pobre Shelby se lo cuenta al marido, pero claro, como la señora lleva una racha en la que lo mismo se pimpla una botella de vino que se pimpla ocho, pues Matt no la cree. (Aunque no es por meter mierda pero, ¿quién lo haría?)
Es necesario que alguien trate de ahogar a Shelby en un jacuzzi situado en el exterior de la casa (que ni la Preysler en la mejor de sus mansiones) para que se empiecen a tomar medidas fuertes y extremas. ¡Matt avisa a su hermana, que es una ex-policía adicta a las pastillas relajantes, para que se vaya a vivir con su mujer mientras él está fuera! Wow. Yo ya así sí que podría dormir por las noches.
Aunque Matt sigue pensando que los hombres con antorchas que vio Shelby son efectos secundarios de las copas de vino a las que es asidua, además, decide poner unas cámaras de seguridad en la parte exterior de la casa, porque sí, porque su hermana enganchada a las pirulas no es suficiente.
Como os podéis imaginar todo esto es real. Sí, el vino no tiene nada que ver en esto, Shelby no está loca y pronto tanto él como su hermana Lee conocerían de primera mano lo que hasta el momento creen que es una buena ida de olla de la señora de la casa, y es que solo hizo falta una noche de las cuñadas a solas en la granja para que empezaran a suceder cositas extrañadas, y cuando digo suceder cositas extrañas hablo que de repente se cuela un puñado de señores con antorchas, las encierran en el sótano y dejan una bonita muestra de artesanía local en la entrada de casa. Sen-sa-cio-nal.
Por si el drama vivido en el sótano (sin luz por supuesto) fuese poco además aparece una grabación de una cinta de alguien que grabó en su día por los alrededores de la casa a un extraño ser con la cabeza de un cerdo. La típica grabación casera que encuentras filmada bajo el vídeo de tu comunión.
Con toda esta racha de siniestros acontecimientos y unos protagonistas que parecen darle igual todo lo que acaba de pasar, la situación cobra un poco de cordura, y es que Shelby decide marcarse un “¡Hasta luego Maricarmen!” y abandona la casa, su marido y el coñazo de su cuñada. Aunque este cambio de planes le va a salir realmente caro.
Ya lo dice la DGT, ¡nada de móviles al volante, inconscientes! La mujer de Matt acaba atropellando a una señora que tras levantarse como si nada de la carretera la adentra en ls profundidades del bosque. Y sí, por supuesto, ¡claro que Shelby se pierde y no sabe regresar a la carretera! Era la única manera de que la cosa fuese a peor, aunque finalmente parece que todo se tuerce un poquito más, si es que eso es posible, y acaban por hacer acto de presencia los señores con las antorchas, de los que tanto hemos hablado, y acorralan a nuestra pobre Sarah Paulson. ¡OH DIOS MÍO! ¡PERO QUÉ COJ****!
Podríamos encontrarnos ante la segunda mejor temporada de la antología de Ryan Murphy, por supuesto después de Asylum, aunque para eso hay que esperar un poco porque ya sabemos como se las gasta este buen señor y podríamos estar hablando demasiado rápido con solo la visualización de este primer capítulo. ¿Qué os ha parecido a vosotros este esperadísimo regreso? ¿Creéis que definitivamente ha estado a la altura de lo esperado?
¡Pasad un buen fin de semana y para trama terrorífica AHS: Las clases comienzan de nuevo!
Fran Luna
