12 campanadas, 12 series: Miranda

Ya no sé ni qué día es del parón navideño: el seriéfilo empieza a plantearse sustituir su dieta rigurosa a base de series por un vaso de whisky en nochevieja. La falta de nuevos episodios pasa factura, y el fenómeno llamado “vida social” se acerca peligrosamente a nuestras puertas.

No preocuparse, queridos seriéfilos: hoy os traigo la mejor serie para manta y sofá en época navideña. Prometo muchas, muchas risas y puede que un pelín de vergüenza ajena. Bienvenidos a ¡Miranda!

Lo primero, lo más básico: la serie es una comedia de situación y documenta la vida de Miranda, una joven inglesa de treinta y tantos (Miranda Hart) que decide gastarse el dinero de su herencia por adelantado invirtiéndolo en una tienda de artículos de broma. Su madre (Patricia Hodge) no deja de meterse en su vida, desesperada por conseguir que se case, pero ella no tiene ningún interés en este tipo de lances…

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…hasta que se encuentra con su viejo crush Gary (Tom Ellis). La verdad, cualquiera despertaría su interés de la forma más repentina si se encontrase con Gary.

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La primera razón para ver esta serie la dice su propio nombre. Miranda, el personaje principal, es su punto más fuerte. Te ríes de ella y con ella al mismo tiempo. Es torpe para absolutamente todo y su madurez es algo completamente inexistente, tanto para lo bueno como para lo malo. Su imaginación no tiene límites, pero su capacidad de sacarse las castañas del fuego en las situaciones en las que se mete es prácticamente nula. Es una de las cosas que hacen que verlo sea terriblemente divertido.

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Es posible que te identifiques en algunos aspectos de la personalidad de Miranda. Por ejemplo, en las formas que tiene de ignorar a su madre cuando se pasa de intensa, que es siempre, en realidad. Cuando se niega a cambiar sus hábitos sólo porque otras personas quieren que lo haga. O cuando dice verdades como puños de la forma más sincera posible aunque suenen terriblemente mal.

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Sin embargo, habrá otros aspectos de la forma de ser de Miranda con los que no podrás evitar morirte de la vergüenza ajena. Es inevitable, es lo que a veces supone verla actuar en público. Pero es parte del encanto que tiene esta serie tan estrambótica.

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Esto puede desembocar en dos situaciones opuestas. Miranda es como los pepinillos en las hamburguesas o la pizza en la piña. Sólo te da dos opciones: o bien la amas hasta el infinito, o bien la odias a muerte.

Si eres como yo, nada de esto impedirá que le cojas un cariño alarmante. La manera tan bonita en que ve las cosas y su forma de vivir conforme a lo que ella considera contra viento y marea es un soplo de aire fresco. Y, de paso, una fuente inagotable de situaciones divertidas en las que terminas queriendo que todo le salga bien, aunque sea un deseo imposible.

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Además, la parodia no termina con las situaciones vergonzosas que sufre la protagonista. Su sarcasmo y su sinceridad absoluta respecto a todos los temas hacen del humor de Miranda uno de los más bruscos y por ello divertidos que he tenido el placer de disfrutar. Sin embargo, y esta es una de las partes que más me gustan de este humor, es que, por burdo que sea, no es en ningún caso ofensivo (algo difícil de lograr, pero que ya hemos podido disfrutar en Parks and Recreation).

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La madre de Miranda es también una auténtica mina de situaciones inesperadas, aunque sólo sea porque no sabe disimular y, aunque supiera, es lo más descarado del planeta Tierra. Es durante toda la serie una auténtica loca controladora de la vida de su única hija. Su objetivo principal es que se case con quien sea, como sea, a coste de lo que sea. Un cactus le habría valido como pretendiente. Ambas mujeres necesitan (y con urgencia) una terapia conjunta para solucionar sus problemas. ¿Nos da tiempo en veinte minutos a una sesión? E, importante, ¿hay algún psiquiatra dispuesto a enfrentarse a semejante panorama?

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La mejor amiga de nuestra protagonista, Stevie, es una mujercita muy pequeñita y apañada que organiza todo lo que Miranda desbarajusta constantemente a su paso. Tienen una relación maravillosa que mezcla una amistad preciosa con un constante pique (que, para ser justos, es normalmente causado o al menos provocado de forma indirecta por las torpezas de Miranda).

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Gary, por otro lado, es un cocinero que se toma muy en serio su trabajo y que aprecia muchísimo a nuestra protagonista por su forma diferente de enfocar la vida. La quiere tal como es, es más, la quiere precisamente por ello. Y aunque puede que no compartáis mi opinión, yo creo que con Miranda forma una de las ships más cuquis y adorables que he visto en mi larga vida de seriéfila.

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Puede que no sea la única ship que hay. PERO ES MI SHIP.

Y no voy ni a empezar a hablar de Tilly, Fanny y las demás amigas de Miranda del instituto, cuyos motes son dignos de investigación policial (el de Miranda es Queen Kong, ¿en serio?). O de Clive y los pegajosos (para disgusto de Miranda) amigos de Gary, Chris y Alison. Cuando veáis la serie lo descubriréis por vosotros mismos.

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Pero hay que dejar una cosa muy clara, llegados a este punto. No os confundáis, queridos amigos: ninguno de ellos está bien de la cabeza. Si estáis viendo la serie y en un momento dado os paráis a pensar algo del estilo de “oye, mira, esta señora/señor/niño/patata no está tan mal”… Es que os han engañado. Pero bien. Miranda es una casa de locos.

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Personalmente, está en mi top 3 de sitcoms favoritas. Se trata de una serie cortita, tiene sólo 3 temporadas con 6 episodios de 20 minutos cada una, y luego el doble episodio final. Es algo muy bueno: se ve muy rápido y es una prueba de que no alargaron en exceso una historia que ya estaba terminada. Tiene su medida justa y todos los años la época navideña es la época para un revisionado de Miranda.

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Después de todo este rollo, no puede quedar ninguna duda sobre por qué darle una oportunidad a esta curiosa comedia. Miranda ya está esperando en su sofá para ver el piloto contigo, y no hay mejor manera de empezar el año.

Pero, aunque decidas no hacerme caso, desde la redacción de Seriéfilos Enfurecidos queremos desearte un 2017 maravilloso, que compense todas las cancelaciones y desgracias que nos deja 2016. ¡Feliz año nuevo, seriéfilo!

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Uy, por cierto, antes de que te vayas. He nombrado antes a Parks and Recreation, y ¡aquí te dejo la campanada que hice hace exactamente un año recomendando esta misma serie!


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12 campanadas, 12 series: Miranda

de Irene Tiempo de lectura: 5 min