Veneno: una despedida por todo lo alto
Kleenex y psicólogos. Ya, con urgencia. El final de Veneno llegaba a nuestras pantallas el pasado domingo y desde entonces tenemos rota una pequeña parte de nuestro corazoncito seriéfilo. Con el octavo capítulo de la serie poníamos punto y final a una trepidante historia que nos ha hecho reír, recordar, llorar, reflexionar… Nos ha hecho vivir. Hoy venimos a repasar el final de este camino. Amigas, Veneno: una despedida por todo lo alto.
Hace meses, cuando salió la noticia de que Los Javis llevarían a cabo una serie basada en la vida de Cristina Ortiz estuvimos bastante escépticos. Veníamos de ver trabajos con registros totalmente diferentes (La Llamada, Paquita Salas…) y realmente teníamos la certeza de que el resultado de este nuevo proyecto no iba a estar a la altura que se merecía. ¿Nos han callado la boquita? Ese-í: sí.
Desde que vimos su primer capítulo, allá por finales de marzo, supimos que nos encontrábamos ante una obra de arte que iba a cambiar nuestras vidas. Gran culpa de ello la han tenido las tres actrices que han dado viva a las distintas etapas de Veneno: Jedet, Daniela Santiago e Isabel Torres. Todas ellas nos han mostrado la verdadera cara del icono LGTB de nuestro país a través de desgarradoras interpretaciones. Nos han dado sus momentos más divertidos, sus complicados romances, sus horas bajas, su resurgir… Han puesto toda la carne en el asador para, más allá de un evidente parecido físico, darnos una especie de conexión casi espiritual entre ellas y la auténtica Veneno.
Por desgracia, la pandemia que estamos viviendo, acabó paralizando el proyecto y nos quedamos con ganas de continuar devorando sin miramientos este fenómeno cultural que había llegado a nuestras vidas sin esperarlo. Los Javis lo habían conseguido una vez más.
Desde su regreso, se nos anticipaba que presenciaríamos no solo ante el nacimiento del mito sino que viviríamos momentos que verdaderamente nos pondrían los pelos de punta y nos harían comprender un poco más a ese personaje deslenguado y tan querido por todos, como fue, y lo es, Cristina Ortiz. La Veneno ha tenido una despedida por todo lo alto.
En este último capítulo, tal y como sabíamos, se ha presenciado el desenlace fatal de Cristina. Un desenlace en el que sin saber muy bien por qué (aunque todos tenemos la ligera sospecha) ésta, acaba muriendo en el hospital tras haber caído en un coma irreversible. Rodeada de su familia biológica pero no de su verdadera familia, aquella que a pesar de no ser de sangre la había cuidado con mucho más mimo que todos sus parientes de Adra, su pueblo natal. Incluyendo, obviamente, la divertidísima Paca La Piraña y Valeria.
Ambas también son personajes esenciales en esta historia, especialmente Valeria Vegas (la autora de las memorias de Cristina) que es interpretada por Lola Rodríguez. Con su ilusión y dedicación, logramos ver como una Veneno desgastada por los duros golpes de la vida se presta a compartir con el espectador cada uno de los momentos que la han marcado y la han acabado convirtiendo en la persona que hoy en día es.
El cierre de esta historia simplemente ha sido precioso e inspirador para todos nosotros. La despedida por todo lo alto de Cristina, La Veneno, no solo ha sido el final de este camino sino que ha sido un brillante homenaje a la leyenda que nos abandonó hace casi cuatro años.
En este emocionante cierre, hemos podido vivir una de las escenas más emotivas de la ficción. Veneno, tras fallecer, tenía una conversación con Valeria donde ésta le contaba como iba a ser su funeral. O al menos como debería ser. Nadie faltaría al evento, todos los que habían compartido momentos felices junto a ella a lo largo de su vida estarían presentes. Sus compañeros del Mississippi, las prostitutas del Parque del Oeste, su familia al completo, amigos de la infancia, primeros amores… Todo aquel que verdaderamente entregó amor y cariño a Cristina, de manera desinteresada e incondicional, estaría en esta conmovedora despedida.
“¿Es bonita mi vida?“
“Es preciosa”
No cabe duda, es de película. Veneno corrió para que hoy en día nosotros pudiésemos andar. La vida de Cristina no fue fácil, ni muchísimo menos, pero sí inspiradora. Desde una corta edad luchó contra viento y marea por ser quién era. Luchó por amar y ser amada. Una lucha incansable que la llevó por bandera hasta sus últimos días de vida.
Cristina no era perfecta, y ni siquiera trataba de ser un ejemplo, pero aún así, se acabado convirtiendo en uno. Este domingo, éramos testigos nuevamente de la despedida por todo lo alto de la La Veneno. Una despedida a la persona y al personaje, y a una serie por la que tenemos tantísimo que agradecer.
No solo se nos ha adentrado con naturalidad y crudeza a todo aquello que desconocíamos sobre su protagonista, sino que además, ha habido un gran trabajo de visibilización transexual. Un trabajo que nos ha acercado a la realidad trans (contando con actrices transexuales) y a la lucha que se ha de mantener activa para alcanzar una auténtica igualdad. Por esta, y mil una razones más:
Siempre eterna, Cristina. Siempre eterna, Veneno.
Fran Luna
