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El Cordyceps se abre camino: análisis del opening de ‘The Last of Us’

Con solo un capítulo, ‘The Last of Us’ ya se había convertido en una de las series del momento y ha cumplido con creces las expectativas. En esta ocasión, más que hablar y profundizar en la serie en sí, me gustaría destacar la belleza en la simplicidad de sus títulos de crédito iniciales. Analizamos el opening de ‘The Last Of Us. Hablaremos tanto de la parte visual (creada especialmente para la serie) como de la música en sí (que resulta la misma que la del videojuego en la que se basa).

Por si no os acordáis bien de ella, os limito el esfuerzo y os dejo el vídeo para refrescar la memoria:

Para poder analizar en condiciones esta maravillosa intro, considero que se debe hacer una breve reflexión sobre la escena que abre la serie. Ese debate televisivo entre dos científicos, que sienta las bases de la serie y deja los conceptos necesarios para entender mejor la cabecera, y la serie en sí.

Nos encontramos en 1968 en plena expansión pandémica de una cepa de gripe A que dejó cerca de 1 millón de muertos a nivel mundial. A raíz de eso, un programa de televisión americano decide organizar una charla entre dos epidemiólogos para hablar sobre posibles epidemias y su fácil progresión en un mundo tan interconectado. El primero de ellos se centra en los virus y su importancia, de lo fácil que contagian y su sencillez a la hora de propagarse gracias a los viajes en avión, por ejemplo.

Pero el que realmente importa y sienta las bases de la serie es el segundo. El doctor Newman le resta importancia a los virus y las bacterias para dársela a lo que, según él, puede ser realmente peligroso: los hongos. Según las palabras del epidemiólogo, a pesar de que puedan resultar inofensivos, los hongos son realmente peligrosos debido a que la función de algunos no es simplemente matar, sino controlar, doblegar la voluntad de su huésped.

Entre otros ejemplos que no dejan de ser curiosos, el que realmente nos importa es el de la hormiga. Una hormiga infectada por un hongo que llega incluso a alimentarse de él desde dentro y sustituyendo su carne por la del hongo, pero sin dejarle morir. Técnicamente, para la humanidad no supone un problema real. Pero si el planeta se calienta y aumenta su temperatura el parásito evolucionaría y podría terminar afectando a personas. Este hongo se llama Cordiceps y es el verdadero protagonista tanto de esta intro como de la serie.

EL VIRUS, PROTAGONISTA DEL OPENING DE ‘THE LAST OF US’

La cabecera, realizada en plano secuencia, usa en su totalidad a dicho virus y su comportamiento. De ese modo nos da una serie de metáforas acerca de cómo el mundo se tiene que reinventar tras ser desolado por el Cordiceps. Todo ello sobre un fondo oscuro, en representación a ese mundo devastado.

Comienza con la cámara acompañando a una fina y extraña línea amarilla que va apareciendo poco a poco. Se va ramificando fácilmente, sin ningún obstáculo, dejando claro que tiene vida propia. La línea se multiplica y se va abriendo camino, dejando ver otras líneas más que van apareciendo a los lados. Comportándose de igual forma, hasta llegar a unas ‘flores’ rojas y unas ramificaciones verticales blancas que van creciendo.

Estas líneas amarillas, además de ser el hongo creciendo por el organismo, representan un camino. Unos senderos que se han tenido que reconstruir de la nada, sobre el nuevo mundo y se reinventan para poder seguir con vida. Unos caminos que la pareja protagonista va a tener que recorrer para alcanzar sus objetivos.

Estos caminos desembocan en las hojas rojas y los troncos blancos mencionados, que van creciendo al paso de la cámara, ambos consecuencia de la fuerte evolución que puede sufrir el hongo.
En primer término, encontramos las flores rojas en representación de las barricadas militares que se interponen entre el exterior lleno de infectados y la ciudad, uno de los pocos reductos de civilización en pie. Casi al mismo tiempo, en segundo término, dichos troncos crecen verticalmente representando los edificios de una ciudad. Unos edificios que también han sido devastados por el virus y se han tenido que reinventar.

Dejamos a un lado la ciudad, y sin detener la cámara seguimos el camino amarillo y sus ramificaciones. Este se vuelve aún más denso y agresivo mientras la cámara sube y nos ofrece un plano cenital que nos enseña hasta dónde puede llegar la expansión del Cordiceps. Esa densidad amarilla, junto a las zonas brillantes y zonas con plantas rojas y troncos blancos, puede llegar a recordar a una especie de mapa. A la vista aérea del continente en el que se desarrolla toda esta historia. A EEUU o lo que queda de ella, llegando a formarse una especie de mapa de luces.

Pero la línea no se detiene ahí, y sigue expandiéndose. Sale de EEUU y nos sigue mostrando lo devastadora que puede ser esta infección. Pudiéndose llegar a intuir la parte frontal (correspondiente a la cara) de un cráneo, que a pesar de estar sin vida no hace que el virus se detenga. Creciendo más y más, ramificándose de una manera más agresiva, entrelazándose y dejándose ver aún más denso. Al igual que las vidas de las personas que han sobrevivido. Estas ramificaciones salen de la parte del cráneo que corresponde al cerebro, y se entrelazan de tal manera que pueden llegar a recordar a la red neuronal del cerebro humano. Siendo ésta una forma de representar las emociones humanas que aún se dejan ver.

A pesar de la devastación, el objetivo tanto de los supervivientes como del hongo, es sobrevivir. Teniendo que relacionarse entre ellos, entrelazándose, volviéndose más sólidos o incluso mutando sus personalidades para poder vivir. Pero entre los huecos que van dejando estas conexiones, la naturaleza se sigue abriendo paso. Crece y florece libre y salvaje, sin control, lentamente, pero sin detenerse. Dejando ver un poco de luz entre tanta oscuridad, y de la que crece un ápice de esperanza: los dos protagonistas de la serie.

Llegamos al final de la secuencia. A través de un corte y en un plano diferente vemos lo que puede ser un resumen de toda la secuencia anterior. El plano comienza desenfocado, sin dejar ver con claridad lo que es. Muestra una especie de organismo desconocido que se expande con rapidez mientras se va enfocando, pudiendo ver que se trata de nuestro amigo fúngico. Mientras, de sus entrañas va apareciendo el nombre de la serie, esa esperanza entre tanta devastación: The Last of Us. Dejándose leer con claridad, en blanco sobre oscuro, pero con ciertas manchas, ciertas zonas oscuras que nos vienen a decir que a pesar de todo no va a ser un camino fácil.

Toda esta secuencia va acompañada de una música perfectamente elegida que ya apareció en el videojuego original. Compuesta e interpretada por el argentino Gustavo Santaolalla, autor de bandas sonoras de grandes éxitos como Broke Back Mountain, 21 Gramos o Amores Perros.

Este tema resulta una canción triste pero misteriosa, lo cual ya nos sirve para entender que el mundo de ‘The Last Of Us’ está lleno de nostalgia y miedo. Una canción tranquila pero intrigante, sin pausa, pero sin demasiada prisa. Con trozos algo más rápidos y con una intensidad mayor, pero con partes de silencio para que se siga manteniendo esa tranquilidad que la caracteriza. Representando una gran variedad de emociones con solo unas pocas notas.

Otra cosa a destacar es el instrumento elegido para la interpretación de este tema principal tan característico: el ronroco. El sonido de este instrumento de cuerda, como se puede apreciar, resulta ser algo ronco y rasgado. Diferente al de cualquier instrumento de su propia familia y tan poco conocido, haciendo que sea la elección ideal para un concepto como el de este universo. Aportando ese toque misterioso que tanto predomina en la atmósfera de este nuevo mundo.

Y ya para terminar, una última apreciación común tanto a la música como a la secuencia visual. Ambas cosas se compaginan a la perfección. Se complementan y adaptan sus ritmos la una a la otra, ritmos tranquilos y calmados, sin ninguna prisa, pero sin llegar a detenerse. Es tal lo bien que se compenetran que una de las cosas más llamativas es la belleza que tienen. Tanto en la parte visual como en la sonora, a pesar de que lo que nos están mostrando no es para nada bonito, una vez te dejas llevar, puedes ver la belleza entre tanta devastación.

El opening de ‘The Last of Us’ es una gran introducción a la que será una de las grandes series de 2023.


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