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Supergirl 1×10: "Childlish Things"

AVISO DE SPOILERS

¡Hola kryptonianos!

Bueno, bueno, bueno bueno. Qué de cositas nos ha traído la CBS esta semana en este maravilloso universo de DC. He de decir que el capítulo, sobre todo el final, nos ha roto el corazoncito a mí y a algunas compañeras del blog que también siguen la serie. ¡Empezamos!

¿Cómo comenzamos? Con un gran clásico del mundo de DC. Damos la bienvenida en esta serie al famoso villano de la factoría Winslow Schott, más conocido como “El Jueguetero” (Toyman en inglés) A mí como villano me ha encantado porque le recordaba de la serie de Smallville, aunque ahí daba un poquito de grima por haberlo planteado como un nerd gordito y sudoroso que parece salivar en exceso, así que verle aquí con una vuelta de tuerca ha resultado agradable.

Juguetitos inquietantes aparte, la aparición de este villano me ha hecho caer en algo bastante interesante, y es que, por suerte, la CBS no está recurriendo prácticamente nada al gastado recurso del uso de la kryptonita para amenazar la misión de Supergirl, algo que es de agradecer porque recordemos que, por ejemplo en Smallville, prácticamente en todas las tramas aparecían de una manera u otra los famosos meteoritos, que parecían servir para absolutamente todo, desde una bomba, un chuchillo, una droga, material de construcción y hasta para comer.

Pero esto no es lo más interesante. Al principio del capítulo, vemos cómo Schott se escapa de la prisión de máxima seguridad en la que estaba recluido, y hasta aquí todo bien. Sin embargo, poco después nos enteramos de que el FBI comienza a contactar con los posibles conocidos del Juguetero, empezando por su hijo. Esto, queridos enfurecidos, es lo más interesante, porque ¿quién es el hijo de Winslow Schott? ¡¡NADA MÁS Y NADA MENOS QUE WINN!!

¿Alguien más se esperaba ese principio? Porque yo para nada, lo que me ha hecho sentir un poco tonta al no haberme preguntado en ningún momento cuál era el nombre completo de de Winn, que es nada más y nada menos que Winslow Schott Jr. Ni siquiera Kara sabía quién era el padre de Winn, sólo sabía que su padre estaba en la cárcel. Obviamente la relación entre padre e hijo es prácticamente nula desde que al papá se le ocurriera intentar matar a su jefe con una bomba escondida en un juguete, lo cual no le hace difícil a Winn la cooperación con el FBI para atrapar de nuevo a su padre.
Digamos que en este capítulo el papel de Kara va a resultar secundario porque va a actuar como soporte de Winn en todo momento y en cualquier circunstancia, ya sea protegiéndole de los ataques del Juguetero como Supergirl o como punto de cordura cuando esté en sus horas bajas como Kara.

Y es que, no nos vamos a engañar, el pobre Winn durante todo el capítulo va dando tumbos de un lado a otro recibiendo golpes físicos y emocionales por todos lados. Primero de todo, al enterarse que su padre, que se volvió loco y empezó a fabricar juguetes bomba para vengarse de su jefe por haberle robado sus diseños, lo que le valió la cárcel y por supuesto abandonarle, ha vuelto y encima quiere reunirse con él. A priori parece todo normal, pero claro, enterarse después de que lo que quiere su padre es que el hijo culmine lo que él no logró hacer, matar al susodicho jefe, para lo cual le da a elegir entre hacerlo o dejar que diez bombas estallen en una convención matando a muchísima más gente, no es bonito.

Si a esto le sumamos, que emocionalmente está a punto de estallar, y que sólo tiene a Kara para poder desahogar todo lo que va acumulando, pues tenemos el circo montado. Y es que Winn teme convertirse en su padre, porque se da cuenta de que al igual que su progenitor él también tiende a no decir lo que siente y lo que piensa por miedo a lo que pueda pasar. ¿Esto os suena de algo verdad? Ya se lo comentaba James en el anterior capítulo, que lo que sentía por Kara era demasiado fuerte, y claro, tanto vuelco de corazón y tantas emociones hacen estallar a Winn (que parece que en cada capítulo alguien tiene que derrumbarse emocionalmente).

Kara, que como buena amiga que es está allí cuando ocurre, trata de consolarle y hacerle ver que  no sólo no es como su padre, sino que es alguien muy importante en su vida al cual necesita para poder seguir adelante. Claro, tantos feels hacen que el pobre Winn no aguante más y de buenas a primeras se lanza y besa a Kara. Este gesto tan repentino deja a nuestra protagonista con una cara digna de un poema, al igual que seguramente os ha pasado a vosotros (a mí por lo menos así ha sido)

Avergonzado, Winn se marcha y ahí es cuando su padre le secuestra para obligarle a matar a su exjefe y culminar lo que él no pudo hacer y así, literalmente, poder estar juntos, ya fuera en la huida o en la cárcel. Por suerte, nuestra chica de acero consigue solventarlo todo, evitar que Winn haga una tontería, hacer estallar de manera segura las bombas y capturar al Juguetero para mandarlo a él y a sus inquietantes juguetitos de nuevo a la cárcel.

Por otro lado, tenemos a James y Lucy, que siguen con lo suyo. Parece ser que la pequeña de las hermanas Lane definitivamente va a ser alguien recurrente en la serie, puesto que Cat Grant se decide a contratarla como su abogada personal, lo que le haría dejar el ejército. Por un lado me parece una idea estupenda, ya que al final la figura de Lucy Lane es la de otra mujer que va pisando fuerte allá por donde pasa, y unirla a otra figura similar como es la de Cat ayuda a mandar un mensaje aún más fuerte sobre el empoderamiento de la figura de la mujer.

Sin embargo, no sabemos muy bien cómo le ha caído la noticia a James, que aunque se alegra de que Lucy consiga un buen trabajo, por otro lado no le convence demasiado la idea de trabajar con su novia, ya no en el mismo lugar, sino incluso en la misma planta. Al final todo se resuelve satisfactoriamente sin mucha más extensión, aunque a James parece no terminarle de gustar la idea. ¿Quizás tenga razón Cat cuando le dice que lo que ocurre es que Lucy le va a cortar todo el rollo con Kara? Vosotros también lo habéis pensado, y lo sabéis.

Luego tenemos a Alex y a Hank/J’onn, que están bastante mosqueados porque no saben qué está tramando Maxwell Lord ya que saben todo lo que ha pasado en el capítulo anterior con James y el famoso “cuarto 52” en el que vimos que Max tiene a una Jane Doe a la que no sabemos qué le está haciendo. Por supuesto la única forma de averiguarlo es entrando en Industrias Lord, pero como James pudo experimentar en sus carnes es bastante complicado.

Al final, la única manera de conseguirlo es que Hank utilice sus poderes marcianos para infiltrarse en el edificio, pero va a ser complicado porque no quiere dejar salir a J’onn J’onzz ya que para él supone un riesgo. Esto se debe a que Hank cree que sus poderes pueden ser muy peligrosos y no hay manera de controlarlos, por lo que puede hacer salir al cazarrecompensas marciano que hay en su interior, el cual no tiene tantos escrúpulos a la hora de actuar. Además, tal y como le dice a Alex cuando esta le sugiere que se revele al mundo, J’onn J’onzz no es precisamente una rubia despampanante.

Sin embargo, al final tiene que ceder, por lo que consigue infiltrarse en el edificio haciéndose pasar por el mismo Maxwell Lord para poder entrar sin levantar sospechas mientras la propia Alex entretiene al de verdad en una cita, aunque sabemos que esto a Alex no le costará demasiado. Parece mentira la química que se llevan estos dos a pesar de que están en bandos claramente diferenciados.

Hank consigue entrar en el cuarto 52 y consigue pruebas fotográficas de Jane Doe (a la que en español podríamos conocer como Fulanita de Copas), pero cuando está a punto de irse un guardia de seguridad le descubre, y se ve obligado a mostrarse tal y como es para reducir al pobre hombre y, de paso, usar sus poderes para borrarle la memoria y que así no le cuente nada a nadie.

Este era el problema al que se refería Hank, porque sus poderes no le permiten establecer hasta qué punto borrarle la memoria, sino que ha hecho olvidar absolutamente todo al pobre hombre. Muchos lo llamarían daños colaterales para evitar que le descubrieran, pero de poco sirvió porque, a pesar de que se aseguró de borrar las grabaciones de las cámaras de seguridad, Hank no cayó en las copias de seguridad, lo que le permitió a Max poder verse a sí mismo en las grabaciones atravesando una puerta solida que no se podía abrir.

Sintiéndose culpable, Hank no le cuenta absolutamente nada a Alex, aunque ésta sabe perfectamente que algo ha debido de pasar, y que en el fondo es culpa suya porque fue la que empujó a Hank a llevar a cabo este plan, y así se lo dice a Kara al final del capítulo cuando ésta vuelve a casa para tratar de descansar después de toda la movida con el Juguetero, pero sobre todo de la que tiene encima con Winn.

El beso de ambos, aunque Kara quiere que no trascienda más para salvar la amistad que tiene con Winn, ha afectado mucho a éste, que no sólo no quiere que se olvide sino que además le confiesa a Kara todo lo que siente por ella, lo cual la deja en shock porque al final ella, al menos de momento, no quiere nada más allá de una amistad con él. Así se lo cuenta a Alex, que básicamente le dice que ya era hora de que se enterara porque todo el mundo parecía saberlo menos ella. Al final, nos dejan con la duda de cómo va a ser de ahora en adelante la relación entre ambos.




Como dice Alex, las hermanas Danvers son complicadas, pero ahora lo serán un poco menos, ya que, aprovechando la cita, Maxwell Lord colocó una videocámara espía en el bolso de Alex, lo que le permite ver y oír todo, incluyendo obviamente, el jugoso dato de que Kara y Alex son hermanas.

Una semana más, National City está a salvo gracias a Supergirl.

Por Paula (Twitter: @PaulaGN_94)


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Paula

Empecé a hablar de series como quien hace habla de un libro, pero cuando descubrí el mundo que hay detrás mi friki interior empezó a gritar I WILL GO DOWN WITH THIS SHIP y desde entonces ya no he vuelto a ser la misma
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