Hace un montón de años, mi chico y yo descubrimos Sobrenatural, una serie que nos pareció que merecía la pena. Trataba de unos hermanos cuya madre había sido asesinada por un demonio, y que dedicaban su vida, junto a su padre, a cazar “monstruos”: Fantasmas, vampiros, hombres-lobo, y todos esos seres sobrenaturales. El caso es que vimos la primera temporada, él por la música, yo por los chicos: Los hermanos son a cada cuál más guapo (aún no sé si me gusta más Jared Padalecki con sus 1,94 o Jensen Ackles y su cara de bueno).
Dean es el hermano pequeño, el rebelde, pero responsable; odia a su padre, y esta existencia que le ha tocado en suerte. En cuanto tuvo la posibilidad “escapó”, para hacer una vida normal. Se matriculó en la universidad, se echó novia, y olvidó todo lo que tuviera que ver con fantasmas y demonios. Hasta que se ve obligado a volver a la caza. Su padre desaparece, su hermano le pide ayuda, y su novia muere, en las mismas circunstancias que su madre, algo por lo que se siente
A partir de ese momento los dos van a viajar por todo Estados Unidos, recorriendo pueblos y ciudades en su Chevy Impala del 67, escuchando rock clásico, que a Dean le encanta (como a su padre) y Sam odia, y a la caza de monstruos, disfrazándose de técnicos de mantenimiento, periodistas, investigadores universitarios, y, sobre todo, de agentes del FBI, que siempre se llaman como músicos de rock, y a los que el traje y la corbata sientan estupendamente.
Pero no están solos; además de su padre, una gran variedad de personajes les va a acompañar con mayor o menor frecuencia. El padre “adoptivo”, el ángel, los diferentes demonios, una nómina de monstruos y de cazadores que vienen y van, y que compartirán aventuras, whisky (¿cómo pueden beber tanto?) y momentos dramáticos (los más) y alegres (raramente), y van a ser testigos de la relación de amor fraternal de los dos. Una relación un tanto especial. Los dos hermanos se adoran.
Y es que los creadores de Sobrenatural (o Supernatural, en su título original en inglés, -hago un inciso: siempre lo recomiendo, pero escuchar a estos dos, con sus voces profundas y su acento de Texas es una experiencia casi religiosa-) han bañado los diálogos y los personajes de la serie una gran dosis de humor, para compensar algunos momentos realmente dramáticos, sobre todo con la muerte (o la amnesia, o la muerte-resurreción-muerte, -y es que “resurrecciones” hay unas cuantas-) de algunos personajes.
El otro les lleva a un mundo alternativo, el del plató en el que se graba la serie. En él la gente cree que son Jared y Jensen, y se dedican a bromear sobre ellos mismos, sus nombres, su pasado, sus relaciones personales, y todas esas historias que circulan por internet, como cuando se rumoreaba que no se hablaban entre ellos, algo curioso, teniendo en cuenta que Jensen fue testigo en la boda de Jared, con una de las actrices que interpreta un papel recurrente en la serie.
Vale, como en tantas otras ocasiones, me he subido tarde al tren. O en realidad, me bajé a estirar las piernas por el andén, y el tren se fue sin mi. Pero ahora estoy bien instalada en este AVE, y os tengo que decir una cosa: Si no la habéis visto, tenéis que ver esta serie. ¡Pero ya!
Post original de deamorybesos: https://deamorybesos.wordpress.com/2014/10/07/si-los-winchester-van-a-salvarme-que-vengan-los-monstruos/
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