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La gran profecía de ‘House of the Dragon’

Con la primera temporada ya acabada y digerida aquí uno puede decir que menudo viaje el de House of the Dragon. Lo que en un principio llegó con escepticismo por su predecesora se ha convertido en una de las maravillas del año en ciertos aspectos.

Tramas, vestuario, música y personajes hacían que por una vez deseara que llegaran los lunes. Aunque si algo debo destacar negativo es un elemento constante que se ha dado a lo largo de lo que va la serie. Un recurso que reduce la calidad de la historia y que realmente no debería tener lugar en esta Danza de Dragones: la Canción de Hielo y Fuego. La profecía innecesaria que ha servido como desencadenante de los acontecimientos y que borraría sin miramientos.

Atención: spoilers de toda la primera temporada.


Desde el primer episodio se nos muestra la daga que porta Viserys, un legado y símbolo que hereda el futuro rey del anterior. Esa misma arma ya apareció anteriormente en Juego de Tronos en unos acontecimientos que serán nombrados por spoiler e incoherencias del guion. Aquí volvemos a tenerla con un objetivo diferente: portadora de información y legitima al futuro heredero de Poniente.

La propia daga tiene una profecía escrita en Alto Valirio que solo el rey conoce y que transmite a su sucesor para que no se filtre o se tergiverse. Si solo tomásemos esto como válido la decisión de Viserys es inamovible y Rhaenyra es la futura reina de los Siete Reinos. Sin embargo, en su lecho de muerte, Alicent malinterpreta las últimas palabras de su marido. Cree que es hijo Aegon el elegido heredero antes de morir y destronando a su hija. Esto de pie a su coronación, bandos enfrentados y la ya palpable Danza de Dragones.

Y esto no tiene ningún sentido.

Información perdida en algún momento

Es ilógico pensar que un evento de tal calibre como la llegada de los Otros solo la conozcan un total de dos personas. El sueño profético de Aegon el Conquistador dejaba claro que un Targaryen debía estar sentado en el Trono de Hierro para combatir esa oscuridad procedente de más allá del Muro. Pero no creo que dijera nada de mantenerlo en un secreto tan hermético que es muy fácil perder. Por muy rey que sea alguien siempre puede ahogarse desayunando, caerse del dragón o ser apuñalado sin haber nombrado un heredero. Por ende, esta valiosa información de cara al futuro se perdería con suma facilidad.

Pensar que la dinastía Targaryen duraría imperecedera hasta el momento decisivo es pura arrogancia. Ya hemos visto que la casa del Dragon tiene dificultades para mantenerse en el trono y los lectores ya conocemos otros eventos que ponen en juego el futuro de la casa y Poniente. Si al menos la profecía se hubiera mantenido dentro de la casa Targaryen o la familia troncal habría tenido más sentido, sobre todo para no perderla.

La Danza ya cuenta con peso por sí misma, no era necesaria la gran profecía de House of the Dragon

Que el peso del conflicto recaiga sobre una mala interpretación de las palabras de Viserys me parece desvirtuar la guerra civil venidera.

En primer lugar la batalla entre los Negros y los Verdes tiene precedentes suficientes para que estalle. Rhaenyra como heredera de su padre, hecho que no vería bien el reino como dice Otto Hightower, sentaría unos cambios sociales en Poniente que desembocarían en otras sangrientas consecuencias y, por ende, un varón debía sentarse en el Trono de Hierro. Alicent alentando a su hijo Aegon a reclamar su puesto como gobernante, Jacaerys, Lucerys y Joffrey como hijos bastardos, Aemond robando a Vhagar y perdiendo un ojo y Rhaenyra sufriendo un corte por parte de su amiga de la infancia.

La sangre ya estaba derramada antes de la muerte de Viserys y los bandos estaban diferenciados. El colmo se lo llevan tras la muerte del rey y se nos desvela que Otto había urdido un plan para coronar a su nieto lo más rápido posible ante los ojos del pueblo y así invalidar la reclamación de Rhaenyra a la corona (que seguía siendo perfectamente válida). Si a esto le añadimos los momentos en Bastión de Tormentas con Vhagar asesinando a Lucerys y Arrax se nos queda un caldo de cultivo bélico que va a cubrir Poniente de fuego y ceniza.

Ahora, ¿qué pasa si quitamos de la ecuación la profecía? Absolutamente nada. Todos los personajes salvo tres son ajenos a este sueño profético. Cavilan, manipulan y asesinan sin ser cocientes de que en una daga hay una revelación importante pero que no aporta nada.

Querían un elemento de unión con Juego de Tronos pero han cogido uno que recuerda constantemente (para mí) los malos momentos de la serie. Recordatorio que no hacía falta ninguna porque la Danza de los Dragones cuenta con peso por sí misma tanto como suceso como sus consecuencias para la casa Targaryen como para el resto de los Siete Reinos y reducirlo en parte a «pongo a mi hijo en el trono porque así lo quiso mi marido antes de morir» es un poco vago. Ya teníamos a una Alicent en alerta preocupada por el futuro de sus hijos, molesta con su amiga y marido y preparada para sobrevivir. No era necesario unir la profecía de Aegon con ella.

En definitiva, la guerra entre Alicent y Rhaenyra no ha hecho más que empezar. Las piezas están colocadas en el tablero pidiendo fuego y sangre y aunque la profecía innecesaria sigue ahí en medio no me ha impedido disfrutar de esta gran serie. Veremos cómo sigue en un par de años.


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Rubén

Si no echo bilis y le saco puntilla a todo lo que veo no me quedo tranquilo. Dejo series a medias y no me arrepiento de nada. Comiquero, gamer y procrastinador a tiempo parcial.
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