HOTD: el íncel y la cotilla

Hoy vengo con una de las series que lo está petando y que ha muchos nos tiene en vilo esperando a que llegue el próximo lunes: House of the Dragon. De todo lo acontecido hasta el momento me interesa mucho centrarme en dos de los personajes, siendo estos la reina Alicent y el Guarda Real Criston Cole. De todos, ellos dos son los que han pegado un cambio más brusco y me gustaría explayarme un poco sobre ello. Aquí va este texto titulado “El íncel y la cotilla”.

Toda una década transcurre entre los episodios cinco y seis de la serie, titulados “Iluminamos el camino” y “La princesa y la reina”. Con este salto temporal vemos cómo dos de los personajes principales sienten un profundo odio y rencor hacia Rhaenyra por el latente pasado. Hechos que fuera de la ficción no son justificables si los vemos desde el prisma de la actualidad pero sí son perfectamente entendibles dentro de la serie.

Por añadir una comparación con el libro Fuego y sangre en el que se basa, los personajes de Alicent y Criston no tienen la profundidad y justificaciones necesarias. Por ello, la serie ayuda narrando una serie de eventos e historias que sí ahondan más en estos dos previamente a la guerra de bandos. En el libro se narra que nuestras protagonistas gozaban de buena relación pero con el tiempo se fue marchitando. Así como Criston Cole que decidió tomar el lado de la esposa de Viserys tras conocer el casamiento de Rhaenyra con Laenor.

Alicent Hightower, reina engañada y aislada

Empezamos con la reina actual de los Siete Reinos: Alicent. Durante los primeros cinco episodios vemos que la amistad entre estas dos chicas se tambalea, pero en rasgos generales es de buena salud algo más de la mitad del tiempo. Ni que su amiga pasara a ser su madastra ni los rumores de desfloramiento terminaron de derrumbar la relación entre la princesa y la reina. Es una combinación de factores que hacen cambiar radicalmente al personaje.

Por un lado la mentira de su amiga, que había creído que no había más rencillas entre ellas. Una mentira en su cara, jurando por lo más sagrado (su madre Aemma) que no había cometido tales actos fuera del matrimonio. Ni Daemon la había tocado ni su virginidad había sido mancillada.

La segunda piedra que derriba a Alicent es su propio marido. Actúa a sus espaldas protegiendo a su Rhaenyra y alimentando más las sospechas de la reina de qué aquí está pasando algo.

Por último, la hostia que a mi parecer le duele menos pero tiene un gran peso es el hecho de que su amiga ya no sea virgen. Da igual que se acostara (en este caso no) con Daemon, que Criston Cole confesara haber sido él; nada de eso importa. Lo que importa aquí es que Alicent respeta las tradiciones. Es una dama al uso y cumple su papel a la perfección combinado con unas gotas de envidia.

El momento de confesión del Capa Blanca en su habitación es un punto de inflexión para ella. Cuando se queda en silencio atando cabos su rostro lo dice todo:

«Rhaenyra, heredera al Trono de Hierro por orden de su padre, desafiando las tradiciones masculinas y con el honor manchado. Con la procesión de pretendientes constantes para ella pasando por Roca Casterly, el Norte y las Tierras de la Tormenta. Cómo se atreve esta niña a salir de fiesta con su tío esquivando todas las defensas de esta fortaleza, volver y acostarse con un Capa Blanca, mientras estoy yo aquí encerrada, pariendo niños porque es mi deber para con el reino que no te acepta ni te aceptará jamás. Maldita seas y maldito sea tu padre, que te encubre, te protege y me miente, me aísla, destierra a mi padre y pone a su hijo (más que posible rey) en serio peligro de muerte. Malditos seáis todos.»

Es que es maravilloso cómo te la van construyendo poco a poco para luego gritarle a la cara que no, que esto no va como ella cree, que se prepare porque se puede poner feo.

Criston Cole, caballero con el orgullo herido

Criston Cole es el otro personaje que sufre un giro de 180 grados. Procedente de la casa Cole, una casa menor y sin prestigio. Consigue ascender entre todos los posibles pretendientes a la Guardia Real solo por su experiencia en batallas más allá de torneos. Es un hombre experimentado, curtido y se ha ganado a pulso su posición. Un lugar que muy pocos alcanzan y él está ahí, orgulloso de ser el protector de la princesa y futura reina de todo Poniente. La amistad que crece entre los dos es única, algo por lo que dar gracias todos los benditos días. Amistad que se tambalea la noche que Rhaenyra hace entrar al joven caballero a sus aposentos y se derrumba por completo cuando terminan acostándose.

El honor de Criston Cole acaba podrido para siempre:

«¿Cómo se atreve un Capa Blanca, uno de los mejores caballeros de los Siete Reinos, cuya misión es cuidar y proteger a la familia real, a tirar sus juramentos por tierra como si nada? Si el mundo se entera que la futura reina no es virgen y que fue por culpa tuya, un Guardia Real, serás la vergüenza de tu casa, el reino, y tus malditos actos quedarán siempre escritos en el Libro Blanco. Peor aún, obviados y olvidados, condenado eternamente en una oscura celda donde nadie podrá recordarte jamás.»

La única solución que encuentra el joven Cole es huir pero con Rhaenyra de la mano. Es su deseo, alejarse de los deberes de ambos, vivir una vida de amor en Essos entre un Capa Blanca culpable y una princesa desflorada. Dos parias de la sociedad. Un plan que, obviamente no se lleva a cabo. Rhaenyra se desentiende de Criston Cole y sus demonios y él no puede cargar con la culpa. Es tal el punto que asesina a un invitado en plena boda de la princesa y Laenor Velaryon para después intentar suicidarse.

Solo cuando ambos se hallan en el bosque de dioses bajo la mirada del arciano encuentran la posibilidad de aliarse. No fue culpa de Criston caer en la tentación de la carne ; fue Rhaenyra la culpable, esa niña malcriada que hace y deshace a su antojo, usando a los demás a su placer sin tener en cuenta su bienestar. No fue culpa de Alicent; fue Rhaenyra la mentirosa, la embustera que tiene a su padre engañado, ella no es una dama sino una usurpadora al trono de su hijo Aegon.

Lo que está por venir

Es que es fantástico todo esto, cómo dos personajes que en un principio son villanos aquí los convierten en villanos. Una reina resentida, sola y asustada y un caballero herido en su honor son mala combinación. Pueden ser dos peligrosos enemigos en el futuro juego de tronos si no se juegan bien las cartas.

Sus experiencias y decisiones son determinantes en el camino que recorren, las alianzas habidas y por haber y su destino en juego en la futura Danza de Dragones.


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Rubén

Si no echo bilis y le saco puntilla a todo lo que veo no me quedo tranquilo. Dejo series a medias y no me arrepiento de nada. Comiquero, gamer y procrastinador a tiempo parcial.

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HOTD: el íncel y la cotilla

de Rubén Tiempo de lectura: 5 min