Outlander 5×08 Review: “Famous Last Words”

¡Ya estamos de vuelta sassenachs! Después del parón tras el 5×07, la serie regresa con “Famous Last Words” un episodio que nos vuelve a hacer sufrir como condenadas mientras un personaje al que echábamos mucho de menos visita el Cerro. En este capítulo somos testigos de que la paz que se vislumbra tras la batalla es un escenario en ruinas. Nuestros personajes tienen que lidiar con la pérdida y luchar para seguir adelante. Todo es tan distinto que parece perdido. Parece que no queda nada. Pero, en realidad, los motivos por los que luchar siguen ahí, los personajes solo tienen que ser capaces de verlos. ¡Preparad vuestras mejores galas del siglo XVIII que vamos a visitar a la familia Fraser! 

El episodio comienza con un flashback de una época mucho más sencilla. Al principio de la relación de Roger y Bree, en pleno siglo XX. Han quedado para ir al cine a ver una película muda y Bree es testigo del final de una clase de Roger. El profesor Roger – al que hemos echado infinitamente de menos – estaba precisamente hablando de las últimas palabras de un hombre. La pregunta es obvia y tanto sus alumnos como Bree, de forma más privada, se la hacen. ¿Cuáles serían sus últimas palabras? 

Roger lo piensa. Si estuviera muriendo justo en ese momento, ¿qué diría? ¿A quién irían dirigidas sus últimas palabras y pensamientos? Cuando vas a morir y puedes elegir tus últimas palabras, ¿cuáles serían? Quizás algo que sea recordado años después, quizá unas palabras mucho más personales. Quizá una oración. En ese momento, Roger dice lo primero que se le viene a la cabeza. No le importa que la historia no le recuerde, dirigiría sus últimas palabras a sus seres queridos. 

Y ese es el hilo conductor de este flashback con el presente. Roger habla de sus últimas palabras pensando qué diría si pudiera elegir. Pero en el siglo XVIII, Roger no ha podido pensar sus últimas palabras. No sabía que iba a morir, todo ocurrió tan de repente, que no pudo ni protestar y no ha tenido derecho ni elección a unas últimas palabras, a su última huella en ese mundo.

Si lo piensas, es irónicamente macabro que en una conversación casual, Roger planeara qué decir y que después se haya tenido que enfrentar a su propia muerte privado de la palabra. Dándose cuenta de que en un momento así, las palabras no se planean, no pueden planearse, porque te quedas sin ellas y puede que ni siquiera te den la oportunidad de decirlas. Sin embargo, aunque uno no pueda hablar, el ser amado está tan grabado en el corazón que forma parte de uno y es la persona que ves cuando todo está a punto de acabar para siempre. Roger no pudo dirigir sus últimas palabras al amor de su vida pero sí pudo verla. Fue lo último que vio. 

El tiempo pasa volando y ya han pasado tres meses desde los acontecimientos del episodio 7. Y….¡ROGER ESTÁ VIVO! Aún seguía respirando y Claire logró salvarlo. Ahora, Claire está revisando a Roger en lo que parece ser una rutina habitual y físicamente está bien pero…no habla. No hay nada que se lo impida solo que él no puede hacerlo. Bree está realmente preocupada y se asegura con Claire de que Roger está físicamente bien, ella se lo confirma pero, entonces, ¿por qué no tiene a su marido de vuelta? ¿Por qué no lucha e intenta volver a ella? Roger lleva tres meses ausente, por mucho que Claire lo intente excusar, ya ha pasado demasiado tiempo para que siga en shock. 

El episodio al fin nos responde a las preguntas que quedaron sin resolver en el anterior. Cómo imaginábamos, lo que le había pasado a Roger tenía que ver con su antepasado Buck, el marido de Morag. Le robó el distintivo amarillo que lo identificaba como miembro de la milicia y se lo colocó él, así consiguió librarse de la horca e hizo que el propio Roger ocupara su lugar, dado que todo indicaba que era un regulador, lo trataron como uno. 

Roger recuerda a lo largo del episodio lo que sucedió una y otra vez, sobre todo el momento en que su destino se selló. Cuando empezó a quedarse sin aire. No puede pensar en otra cosa. Ese instante lo cambió para siempre y cada vez que intenta pensar en otra cosa o hablar…todo le vuelve a venir a la mente y es como estar allí de nuevo. Las sensaciones, los olores, los sonidos…todo es lo mismo. Puede sentir la soga apretándole el cuello, las órdenes de los soldados, el olor de su miedo, los sonidos del bosque, la conciencia de que era el final, el aire escapándose lentamente de él y, con él, la vida. Es una pesadilla. 

Sin embargo, aunque me ha gustado que la imagen y los sonidos se distorsionaran para dar la sensación de que nosotros éramos Roger y que lo estábamos viendo, sintiendo y escuchando todo a través de él, no me ha gustado en absoluto la forma de mostrar esos recuerdos. Que lo hagan como en una película muda le quita toda la gracia, toda la seriedad, todo el sentimiento, toda la emoción y todo el desgarro que debe tener ese momento. Es como un huevo sin sal. 

Entiendo la premisa. Está relacionado con los flashback y la película muda que fueron a ver Bree y Roger en otro tiempo. Pero no entiendo a qué viene y ha sido una muy mala decisión. Es como hacerlo a medias. En el episodio anterior, vivimos la muerte de Murtagh y nos dejaron con la boca abierta al final del capítulo con lo que había pasado con Roger.

Lo que esperas es que en este continúen dejándote con la boca abierta y haciéndote sufrir porque es lo que pide la historia que nos están contando, lo que reclaman esas escenas. Deben ser descorazonadoras. Deben tenernos comiendo muffins sin parar. Pero le quitan todo el sentimiento a las escenas y las dejan totalmente…vacías. Cuentan la historia pero no la sentimos. Y lo que tenían que hacer era precisamente que sintiéramos esas escenas, no solo que la viéramos. Si no que formáramos parte de ellas. 

Quería oír los gritos esperanzados de Jamie avisando de que Roger respira, las súplicas de Bree, su desgarro, su dolor, el intento de consuelo de Jamie, las órdenes de Tryon. Quería sentir la desesperación de esa escena, la impotencia, la rabia, el dolor…y debería de haberlo sentido. Debería de haber escuchado todo eso y haber sentido todo. Sin embargo, no he sentido nada más que pena por el pobre Roger pero no he vivido junto a ellos lo que estaban sintiendo. 

Eran escenas para hacer precisamente eso, para vivirlas, para sentirlas y quedarnos mirando expectantes la pantalla con una mano en el corazón y otra en los muffins. Sin embargo, casi no me podía concentrar en la escena del desconcierto que he sentido al ver que todo parecía una película muda. Un gran error que hayan prescindido de la emoción de una de las escenas clave – porque es una escena clave de la etapa post Culloden, esto cambia muchas cosas – de toda la serie. Y lo peor es que no entiendo para qué.

Sí, lo relacionan con los flashback pero, ¿cuál es la intención? ¿Era necesario hacerlo así? Creo que no y es la razón de que este episodio no esté al nivel de su predecesor. Podrían haber hecho algo tan grande…tanto como hacen en el resto del episodio. Pero esa forma de manejar los recuerdos de Roger les quita demasiada emotividad como para que nos remuevan realmente el alma, que debería haber sido su objetivo, y eso se refleja en el resultado global del episodio. 

Dicho esto, Bree está asustada de que Roger esté demasiado perdido como para encontrar el camino a ella. Perdido para siempre. Claire intenta consolarla y le dice, desde la experiencia, que si realmente está ahí, en la oscuridad, ella debe ser quien lo encuentre, debe entrar en esa oscuridad para llegar hasta él y rescatarlo, y debe tener fe en que cuando lo haga, será ella quien lo encuentre. Claire sabe lo que dice, ella tuvo que adentrarse en la oscuridad para rescatar a Jamie tras su encuentro con Randall en la prisión. A veces, no basta con esperar en la luz…tienes que entrar de lleno en la oscuridad. 

Y es que ese es el kid de la cuestión. Roger se encuentra lejos de allí. Está físicamente pero en realidad se encuentra ausenteRoger oye las conversaciones a su alrededor, es consciente de que hablan sobre él y lo que dicen, está físicamente ahí…pero en realidad no escuchaTodo se convierte en un zumbido lejano para él y se va diluyendo en su oído. Él está a miles de kilómetros de allí, tres meses atrás, en ese bosque con un saco en la cabeza y una soga al cuello. Ahorcado. Sin aire. Asfixiándose. Sin vida. 

Todo es tan distinto ahora…pero todo es tan igual. Él aún sigue en ese bosque, atascado. No puede pensar en otra cosa. No puede vivir en otro momento que no sea ese. Y los ha visto. Los ha visto a todos. Ha visto en Claire, en Jamie, en Bree y en todos los del Cerro los ojos compasivos y la expresión apenada. Sienten lástima y compasión por él. Y lo odia. No quiere su compasión, tampoco su pena. No quiere nada de eso. Aunque no los culpa. Es humano sentir algo así por alguien que ha pasado por circunstancias tan difíciles. Pero odia cada segundo de ello. Y está harto de que sus miradas llenas de compasión y lástima lo persigan. Ya siente suficiente lástima y compasión por sí mismo como para soportar que los demás también la sientan.

A parte de esto, intentar hablar en su situación no es algo fácil. Roger es consciente de que puede que fracase. De que puede que su voz no sea más que un graznido, si es que consigue formar un sonido parecido a una voz. Y no quiere hacerlo delante de nadie, ni siquiera de Bree. No quiere que sean testigos de su fracaso porque se avergonzaría de ello. 

Roger se siente avergonzado por no poder hablar, porque el sonido de su voz simplemente no salga, no sea el mismo y quizá nunca consiga que lo sea. Y, por supuesto, siente vergüenza de intentarlo delante de otras personas. Ve que todos desean que el Roger de antes vuelva, aunque ya nunca lo hará, él es diferente ahora, pero odiaría decepcionarlos si su voz no coopera y no consigue formar un sonido que se parezca a una palabra. No podría soportar la decepción en sus caras ni en sus miradas. Ni la vergüenza que sentiría por haberlos decepcionado. 

Es por eso que solo en soledad se atreve a intentar formar palabras. Pero al ver el pobre resultado, se arrepiente de haberlo intentado. Su voz ahora es tan rasposa, tan antinatural, tan pequeña en comparación a como era antes…casi no puede soportar escucharla. Pero hay un momento clave en que simplemente Roger no puede permanecer callado. 

Jamie y Claire van a visitarlos y a comer a su cabaña. Todo es tan normal como siempre, la familia hablando, Jemmy por ahí haciendo trastadas mientras Jamie lo vigila y le habla en gaélico, enseñándole una nueva palabra tanto al pequeño como a Claire – y reconozcámoslo, aquí nuestras babas estaban por el suelo -. Todo es tranquilo…hasta que Jemmy está a punto de quemarse y entonces no existe la vergüenza, ni la posible decepción, solo existe el hecho de que su hijo está a punto de sufrir un daño. Así que Roger grita, grita todo lo que puede con esa voz rasposa, que suena ronca y que parece un gruñido. Grita para proteger a su hijo. Porque cuando se trata de las cosas verdaderamente importantes, cuando se trata de las personas que amamos, todo lo demás se emborrona hasta desaparecer. 

Ese grito de Roger es un momento de esperanza para Bree. Roger por fin está empezando a hablar, está reaccionando, está presente. Por fin empieza a vislumbrar la luz al final del túnel y la posibilidad de que su marido vuelva. Pero Jemmy no reconoce la voz de su padre, tan diferente a la que está acostumbrado y se asusta, empezando a llorar. Esto vuelve a meter a Roger en su caparazón. Un caparazón que nadie puede alcanzar, ni siquiera Bree. Los peores temores de Roger se han hecho realidad: los ha decepcionado, acaba de asustar a su propio hijo.

Brianna intenta que Roger diga algo más, su nombre, el de Jemmy, solo algo…y quiere saber si es que le duele demasiado y por eso no puede, si al final hay algo físico que se lo impide. Aquí ella está desesperadamente buscando una razón para que Roger no intente luchar…sin que esa razón sea el propio Roger porque entonces debería aceptar que quizá él está demasiado perdido como para volver a ella. De repente, esa pequeña esperanza que Bree había sentido se apaga al poco de nacer. Sin embargo, lo sigue intentando. 

Bree le canta a Jemmy la canción que Roger le cantó antes de irse hace tres meses. Antes de que todo cambiara. “Clementine”. Es una canción tremendamente especial por su significado. Es como su balada. Fue la última canción que Roger pudo cantarle a su hijo. Y por eso la canta, para hacer reaccionar a Roger, sabe que está escuchando y mira de reojo, esperando…esperando que entre e intente cantar con ella. Que entre y se incluya en el momento familiar. Bree quiere que Roger reaccione. Por su parte, Roger escucha cantar fuera de la cabaña, estando presente en la escena, en el momento pero no formando parte de él. Y solo puede llorar. Las lágrimas aparecen como un torrente, sin que sea capaz de pararlas. Sin que quiera hacerlo. Después de tantos meses, por fin empieza a dejar salir algo de lo que siente. 

Esa canción fue la última que le cantó a Jemmy. Casi puede sentirlo. Ve la cara de Jemmy, atento a él, adorable e inocente, ve la sonrisa de Bree mientras los miraba, siente el peso de la guitarra en sus piernas, el tacto de las cuerdas al ser tocadas por sus dedos, cómo se sentían en sus manos. Cómo sus ojos se cerraban, pensando en la próxima palabra de la canción y en el tono correcto. Lo evoca todo…pero solo es un sueño de una vida anterior. Una vida que ya no existe. La realidad ahora es otra.

La realidad es que le prometió que volvería para cantarle más…y ahora incluso lo asusta cuando abre la boca. Llora por lo que debería ser…pero ya no será nunca. Llora por todo lo que ha perdido. Desea tanto poder cantarle de nuevo esa canción a Jemmy, desea tanto reunirse con su hijo y su esposa y solo compartir ese momento especial e íntimo entre los tres. Pero hay algo que lo mantiene fuera de ese instante. Una barrera que él siente insalvable. La barrera del miedo y de la vergüenza. La barrera de alguien que se siente despojado de todo y se encuentra perdido, sintiéndose solo sin que haya nada a lo que agarrarse. Es la barrera de alguien que intenta luchar contra sus pesadillas pero no sabe si tendrá fuerzas para ello. 

Roger ya no sabe ni quién es pero no es el mismo hombre de antes. Bree no puede  conseguir que vuelva alguien que ya no está, alguien que murió en ese bosque. Tan triste, desolador y sencillo como eso. Todos intentan hacerle reaccionar sin éxito, incluida Marsali – a la que amamos con todo nuestro corazoncito -. Ella le propone a un silencioso Roger echarle las cartas pero le sale la carta del ahorcado. Marsali intenta retirarla, correr un tupido velo, vuelve a repartir y…sale la misma carta. Marsali no sabe dónde meterse. Ella solo quería ayudar y ahora…ahora Roger coge la carta, la dobla, mientras la mira fijamente. Es una mirada que nunca había visto en Roger. Una mirada violenta. El antiguo Roger nunca le haría nada pero está persona que tiene delante no es el Roger que ella conoce…y no sabe de lo que es capaz. 

De lo que Marsali no se da cuenta es de que Roger no la ve. Está viendo más allá de ella. Está de nuevo en ese bosque, con la soga al cuello, ahogándose…siente tanta rabia, tanto dolor…esa carta le recuerda lo que sucedió, lo que es ahora, alguien a quien le han arrancado la voz, su instrumento más preciado, su don. Un ahorcado. La persona por la que todos sienten pena y compasión. Alrededor del que todos caminan con cáscaras de huevo porque no saben cómo tratarlo, cómo hablarle y lo tratan diferente, como si se fuera a romper…sin darse cuenta de que ya está roto. Eso también lo odia, detesta que lo traten distinto. Eso de alguna forma lo hace peor. 

Esa carta también le recuerda a Roger que ahora es alguien que ya no puede hacer lo único que lo hacía sentirse él mismo y le proporcionaba paz. Alguien que ni siquiera puede cuidar a su hijo ni hablarle y mucho menos cantarle porque ese intento de voz que es capaz de armar lo asusta. Una persona que lo ha perdido todo, hasta su identidad. Y no puede soportarlo, simplemente no puede hacerlo más. Entonces llega Bree, Marsali se disculpa con la mirada y Bree le hace saber que no es su culpa. De alguna forma, Bree es capaz de cortar la deriva de pensamiento de Roger y se lo lleva de allí. Ella es la única que es capaz de llegar a él, si Roger solo realmente la viera

Pero Bree ya ha tenido suficiente. No puede seguir así. Está intentando ser fuerte. Por Roger, por Jemmy. Pero está tan en el límite…está absolutamente destrozada. Está luchando por ellos pero tampoco puede más. Necesita a su marido de vuelta, al menos, necesita que Roger le muestre que está dispuesto a luchar junto a ella. Que va a llegar ahíY que solo necesita tiempo para hacerlo. Necesita que Roger reaccione porque todo se ha desmoronado a su alrededor y no sabe cuanto tiempo va a poder seguir juntando y pegando las piezas solo para volver a empezar al día siguiente. 

Roger todavía es su marido al que ama, con el que se casó y quiere que vuelva. Bree le está suplicando que regrese a ella. Pero es que ni siquiera lo intenta. Y aquí ella deja salir todo su enfado, va subiendo su tono poco a poco conforme va aumentando su furia hasta terminar gritando. Gritando por ayuda. Ni siquiera se había permitido enfadarse. Ni siquiera había podido simplemente gritar sin parar. Porque está enfadada, furiosa, mejor dicho, con Roger por ni siquiera intentarlo, cuando ella tiene que ser fuerte por él y por su hijo todos los días. Y él ni siquiera hace el intento. 

Ella entiende el miedo, comprende que está en un lugar oscuro pero ella también. Hay veces que solo quiere abrazarse a sí misma y dejarse morir porque no puede más. Está desesperada. Desesperada por recuperarlo, desesperada por hacerle reaccionar, desesperada porque no lo ve luchar. Pero no puede dejarse ir. Por mucho que lo desee…no puede. Porque tiene un marido y un hijo que la necesitan. Por eso la enfurece tanto que él ni siquiera haga el intento de luchar cuando ella está tan mal y aún así sigue adelante. Ella está luchando por ellos y lo necesita. Jemmy lo necesita. Necesita a su padre. Ha tenido paciencia pero solo quiere…solo tiene que saber que él no está perdido, que no se ha ido para siempre. ¿Será capaz de luchar por ellos? Pero Roger no responde. 

Bree entiende a Roger, su voz era su regalo, su don, su bien más preciado. Era lo único que era realmente suyo. Con su voz le cantaba tiernamente a su esposa, dormía y divertía a su hijo mientras su madre sonreía contemplándolos, con su voz daba órdenes como el líder que estaba empezando a aprender a ser y con la misma voz entretenía a los hombres antes de una batalla.

Su voz no solo era una forma de comunicarse para él si no la única forma que siempre ha conocido para poder hacerlo de todas las formas posibles. Y ya no lo tiene. Se lo han arrebatado. Entiende como se siente aunque, en ese momento, Roger piensa que Bree no entiende nada porque ella no comprende el sufrimiento de la pérdida, su vergüenza, su temor, su ira, no entiende la complejidad de sus demonios. Pero Bree lo intenta y solo necesita una señal de que Roger desea seguir luchando a su lado. 

Si Roger no lo va a hacer, quiere que se lo diga, para saberlo, para dejar de intentarlo y darlo por perdido. Para recoger los pocos pedazos que queden de ella e intentar reconstruirlos junto a su hijo y por él. Pero darse todos los días contra el muro que es Roger…no puede seguir haciéndolo más. Le duele, le hace daño, la destroza cada vez más. Ya queda poco de ella y si sigue así pronto no quedará nada. Bree está desesperada. Necesita a Roger. 

Por supuesto, Bree no va a abandonar a Roger pero está tan atormentada, en un punto de no retorno. Ella quiere que Roger reaccione, un ultimátum parece la única opción, además está tan al límite que en ese momento sí piensa en que si no hay una señal por su parte, ella simplemente se rendirá con él pero en el fondo sabe que nunca lo haría, no podría, lo ama demasiado como para hacerlo. Pero estando tan al límite como Bree está, abandonar si Roger no lucha por ella parece la única opción viable, aunque realmente esa opción ni siquiera exista.

Roger la escucha en silencio, impasible. Deseando hablarle y decirle tantas cosas…decirle que la ama, que luchará por ella y por su hijo, que volverá. Roger está deseando echarse a sus brazos, llorar como un niño y besarla hasta que no le quede aliento. Pero no puede. Algo se lo impide. Es incapaz de hacerlo. Porque no está seguro de que pueda cumplir esas promesas. Su miedo, su vergüenza, sus demonios, son más fuertes que él en ese momento. Lo cierto es que el hombre que Bree conoció y con el que se casó ya no existe y teme que ella no pueda amar al hombre que es ahora. Teme que ni siquiera él pueda aceptarse a sí mismo. Que simplemente no pueda seguir adelante y sus pesadillas le ganen la batalla a los sueños. 

Así, Bree se retira sin una reacción de Roger, aún más desolada de lo que lo estaba al principio de esa conversación. Tenía la esperanza de poder llegar a él, de que su ultimátum lo hiciera reaccionar, de que verla así, tan rota y sufriendo tanto removiera hasta su alma…pero no lo ha conseguido. Y la pregunta que Bree no puede quitarse de la cabeza es, si ni siquiera ella ha podido llegar a él, ¿realmente quedan esperanzas de recuperar a su marido?

Los momentos de tensión entre Roger y Bree hacen que los abuelos tengan un pequeño instante jugando con su nieto en la escena más tierna del mundo mundial. Nos hemos quedado mirándola tal que así

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¿Cómo es posible que esta sea la primera escena tras el 5×01 que vemos de este tipo? ¡Esto no puede ser! Un momento así tan súper mono tiene que repetirse una y otra vez. Cuando nos apuntamos a la historia abuelos del año no firmamos para esto. 

Mi reacción

El fandom ahora mismo

Expresada nuestra indignación con los señores de Starz, pasemos a la escena. Verla nos da una sensación de anhelo, casi de nostalgia por lo que no fue. Porque esta escena es justo lo que hubiese pasado, lo que hubiésemos visto, si Jamie y Claire hubieran tenido la oportunidad de criar a sus hijos juntos. Es fácil imaginarse que Jemmy es Bree cuando era pequeña, o incluso Faith. A Jamie y a Claire les robaron la posibilidad de vivir estos pequeños pero grandes momentos junto a sus hijos, el solo disfrutar de ellos – nunca te perdonaremos Diana, nunca – pero ahora tienen una oportunidad de hacerlo con sus nietos.  

Y queremos verlo. ¡Exigimos más escenas así, hombre ya! No solo con Jemmy, si no también con Germain. Pero no ya porque se nos caiga la baba viéndolas, que también, si no porque, como sucede con sus padres, Germain y Jemmy – sobre todo este último – desarrollan una relación muy estrecha y especial con sus abuelos, especialmente con Jamie. Él se convierte en un referente para Jemmy, casi como su segundo padre. Lo admira, lo respeta, incluso desea, al igual que le sucede con su padre, emularlo. Con él, Jamie comparte secretos que no comparte con nadie más, le cuenta sus experiencias y le enseña sus valores, su forma de proteger siempre a su familia, le enseña a no abandonarlos nunca. Le trasmite todas las enseñanzas y sabiduría que un abuelo le puede trasmitir a un nieto, para ayudar a que sea un hombre de bien que provea para su familia. 

Esa relación tan especial comienza desde que Jemmy es pequeño. Por ello, también debemos verla en pantalla. Entiendo que perder tiempo en ver a un niño jugar puede no estar en la mente de los productores porque lo sentirían como minutos perdidos y demasiado poco interesantes. Sin embargo, creo que deberían de dar algunos pasos en lo que se refiere a desarrollar este lazo entre nietos y abuelos con escenas así, como la que han mostrado aquí. Solo enseñándolas de vez en cuando, por aquí y por allá, para que cuando llegue el momento de las charlas y momentos más trascendentes o interesantes tengan una base y no vengan de la nada, conquistando así aún más al espectador.  

Siguiendo con la serie, esto es Outlander, así que la tranquilidad y la felicidad no podían durar mucho. Jamie escucha un ruido y le dice a Claire que se lleve al pequeño. Alguien los está vigilando. Es entonces cuando…¡IAN REAPARECE! Sale, junto con Rollo – quién está compitiendo en nuestro corazón con Adso -, de entre los árboles vestido y peinado completamente como un indio. Jamie y Claire casi no lo pueden creer. ¡Ian ha vuelto a casa!

No pensaban que lo iban a volver a ver. Su pérdida fue un duro golpe…ambos lo querían como a un hijo y tener que dejarlo ir con un destino incierto y gente desconocida fue como tener que dejar ir a Bree o aceptar la pérdida de Faith. Fue…horrible y algo en lo más profundo de su interior se desprendió de ellos para irse con Ian. Pero ahora ya nada de eso importa. Ian está bien, está en casa. Lo han recuperado y todo va a volver a ser como era antes. 

Jamie y Claire corren a recibirlo, demostrando su sorpresa y su alegría por tenerlo de vuelta, de nuevo ahí, junto a ellos. La pieza del puzzle que les faltaba para tener su familia al completo. Pero hay algo…distinto en Ian. No es solo su ropa o su pelo, es todo él. Es su gesto serio y adusto, tan diferente al sonriente y jovial que ellos recuerdan, su personalidad callada, tan distinta a la parlanchina de antes, incluso su porte o su actitud. Antes el porte de Ian era despreocupado, ahora es recto, está en guardia siempre, vigilando su espalda, como una pantera, listo para saltar. 

Y su actitud ha cambiado, incluso con su familia, con sus tíos, que son como sus segundos padres. Ian quiere abrazar a Claire, se le nota en la cara, esa nostalgia del hogar…los echaba de menos. Cuando Jamie lo abraza cierra los ojos, como agradeciendo por fin tener un apoyo. Él los necesita. Solo quiere llorar en sus hombros como un niño pequeño hasta que todo esté bien. Pero no puede. Porque llorar no solucionaría nada. Este pequeño atisbo del antiguo Ian pronto desaparece. Ian se fue de su lado siendo un niño y ahora ha vuelto siendo un hombre…un hombre torturado, que parece llevar en sus hombros el peso del mundo y tener muchos más años de los que en realidad tiene. En definitiva, Ian ha perdido la inocencia. 

Jamie y Claire se dan cuenta de estos cambios y de que hay algo que se resiste a contarles, cuando le hablan de su tiempo con los indios Ian no los mira, se vuelve esquivo, se pone bastante a la defensiva y o se queda callado o cambia de tema. Hay cosas que no les cuenta. Pero todo lo achacan a que sus experiencias con los indios no debieron de ser agradables, tuvieron que ser duras y difíciles y confían en que se irá abriendo a ellos poco a poco y volverá a ser el de siempre. Pero ambos ignoran deliberadamente que una vez que se pierde la inocencia de la niñez, ya no hay marcha atrás y nada es igual a como era antes. 

Parándonos aquí un momento, me he dado cuenta de las miradas que Ian le echa a Claire. La mira bastante, casi siempre está mirándola fijamente, sin apartar los ojos de ella. Es casi como si quisiera decirle algo, preguntarle, pero no se atreviera. También como si rumiara alguna cosa en su cabeza que estuviera intentando encajar con la imagen de su tía que tiene frente a él. Como si intentara encajar las piezas de un puzzle particularmente difícil. ¿Qué será lo que tiene a Ian tan interesado en Claire? 

Una pista sobre esto se nos revela en una conversación posterior entre Jamie e Ian. Jamie encuentra a Ian tirado en el suelo, no puede dormir. Todo es tan…grande ahora…y está acostumbrado a dormir así, no es muy distinto a cómo lo hacía cuando llegó por primera vez a esas tierras ni tampoco diferente a como lo hacía con los indios. Jamie no es tonto y se ha dado cuenta de que Ian ha cambiado, de que ha pasado algo. Esa vuelta tan repentina, que Ian no hable de su tiempo con los indios ni de sí ha vuelto para siempre o no..todo es sospechoso. No se anda con sutilezas y le pregunta a bocajarro, sea lo que sea, puede confiar en él. 

Ian no niega que se guarda algo para sí pero, por el momento, prefiere que siga siendo solo suyo. No está preparado para revelar lo que ha sucedido, le duele demasiado. Es entonces cuando una pieza del puzzle sobre las extrañas miradas de Ian a Claire encaja en su lugar. Ian le lanza una indirecta muy directa a Jamie dejándole claro que sabe que no es el único en la familia que guarda secretos. Él y Claire guardan uno. Y muy grande. ¿Ian sabe el verdadero origen de Claire? ¿Conoce sobre los viajes en el tiempo? 

Pues parece que sí. Ni Jamie ni Ian lo nombra específicamente pero Jamie entiende a qué se refiere y ni siquiera intenta negarlo. ¿De que serviría? Ian lo sabe y es familia. Si espera que Ian confíe en él con lo que sea que le haya sucedido en su tiempo con los indios, él le debe devolver la misma confianza. Además, ha sido un peso tan grande por tanto tiempo…ser el único perteneciente a ese siglo que lo sabe en toda su familia. Ahora pueden compartir ese peso. Pero es mejor que siga siendo un secreto. Ian no tiene problema con eso. 

A partir de aquí, surgen ciertas incógnitas. ¿Cómo se ha enterado Ian? Y…¿por qué no enfrenta a Claire para oír la historia de sus labios? ¡Estoy deseando que eso pase! Será la primera vez que alguien, a parte de Jamie y Murtagh, escuche la historia completa y por fin podemos ver la reacción de uno de los miembros de la familia Murray. Además, de alguien como Ian que siempre le ha tenido un cariño especial a Claire. 

Volviendo de nuevo a la serie, una vez que lo reciben, Ian vuelve al Cerro. Bree esta entre sorprendida y feliz de volver a verlo e Ian se encuentra cara a cara con Roger…ambos se miden con la mirada, se evalúan el uno al otro. Ian sabe que el error que cometió con Roger fue muy grave y tiene todo el derecho del mundo a pegarle un puñetazo. Espera que lo haga. Pero Roger está más allá de eso. Quizá en otro tiempo, antes lo habría hecho. Pero ahora es un hombre distinto. Todo eso le parece una minucia, acaba de pasar por un infierno y lo de los indios fue…apenas parecido a eso. Apenas una llama comparado con el océano de fuego por el que acaba de pasar. E Ian solo quería proteger a Bree, fue un malentendido. 

Además lo ve. Ve a través de la aparente tranquilidad de Ian. Roger ve el hombre atormentado que tiene delante, un hombre derrotado, comido por sus propias pesadillas y miedos, se ve reflejado a sí mismo en él. Entonces lo sabe. Ian se siente como él. Si Ian debía de pagar algo por lo que le hizo en el pasado, ya lo está pagando. Y con creces. Por eso lo recibe como un miembro más de su familia, sin acritud. 

Para Ian todo ha cambiado. Donde antes solo había una pequeña cabaña ahora hay una casa grande con bastantes cabañas alrededor. Donde antes solo estaban sus tíos y su prima ahora además hay muchos inquilinos. Nada es ya lo mismo…y está conclusión le pesará a lo largo del episodio. 

Hay un momento que es digno de mención porque nos da una pista sobre lo que le ha podido suceder a Ian. Él está viendo jugar a Germain y los pequeños del Cerro, entonces, Marsali se le acerca. Ella, a pesar de no conocer demasiado a Ian, también se ha dado cuenta de su cambio, del peso que lleva sobre los hombros que antes no estaba ahí. Y lo identifica perfectamente: es culpa. Ella también la ha sentido. Después de todo, se fue con el hombre que amaba a un lugar lejano, dejando a su madre y a su hermana en Escocia, eso siempre le ha pesado. Después de que el desgraciado de su padre muriera, ella cuidó de su hermana y de su madre pero Joan…es especial. Es su hermana. 

Ella nunca tuvo la oportunidad de vivir en un hogar real mientras que ella ha encontrado un lugar en esa familia, ha encontrado su hogar y su lugar en el mundo, se siente querida y ha alcanzado la felicidad. Es tan feliz…que a veces se siente culpable porque dejo atrás a su hermana y ella nunca tuvo la oportunidad que ella ha tenido de encontrar al lugar al que pertenece. A veces no sabe si haberlo encontrado es bueno…pero Ian le dice que lo es. Encontrar tu lugar es un sueño…al alcance de muy pocos. 

Marsali quería animar a Ian y hacerle entender que a veces sentimos culpa por cosas que no debemos…y que al final uno siempre encuentra su lugar en los sitios más improbables. ¿Hemos dicho ya que la amamos? Pues la AMAMOS.

Tras esta conversación, Marsali se intenta levantar pero el bebé se lo hace difícil – y no me extraña porque está a punto de reventar la pobre – e Ian se fija inmediatamente en su barriga. De repente, él se encuentra a miles de kilómetros de distancia y una expresión de tristeza cruza su cara, intenta esconderla y disimular pero, por un instante, ha estado ahí. Y ya nos imaginamos por lo que tuvo que pasar Ian en su tiempo con los indios y por qué está tan cambiado. 

Bree no está pasando por un buen momento y es tarea de sus padres estar ahí para ella, apoyarla. Puede que intente no demostrarlo, pero está destrozada por lo que está sucediendo con Roger y ellos intentan consolarla en la medida de lo posible, darle todas las fuerzas que pueden. Y eso incluye, por desgracia, hablarle de temas desagradables. Les toca hacerlo cuando llega la carta de Tryon. Nuestro odiado gobernador lamenta mucho el error que cometió con Roger y quiere recompensar a Bree con una porción generosa de tierra. Vamos, que quiere comprar su perdón y su silencio con ella. 

Pero Bree no quiere tierras, no quiere nada más que a su marido de vuelta y es incapaz de no gritarlo. No se lo está gritando a sus padres, si no a Tryon, al mundo. El error de Tryon le costó a su marido. Está vivo sí, pero no está presente. Es apenas la sombra de lo que fue. Un cuerpo que simplemente se mueve pero poco más, es una cáscara vacía, ya no es él. Y ella desea desesperadamente que vuelva, necesita que lo haga porque si no…sino no sabe si podía seguir. Ya no tiene fuerzas para hacerlo. 

Jamie y Claire intentan que se calme. Nada puede traer de vuelta a Roger, solo él puede hacerlo y está claro que Tryon intenta comprar su perdón…y su silencio. Pero tampoco pueden rechazar unas tierras así, a la ligera. Aunque es normal que ella no las desee, sería como mercadear con el sufrimiento y la pérdida de su marido. No se siente bien, ni correcto…y lo único que quiere es decirle a Tryon que se meta su porción de tierra por donde amargan los pepinos, desea tirársela a la cara…aunque no puede hacerlo, tampoco serviría de nada, eso no le devolvería a Roger. 

Lord John se sigue apuntando a cualquier sarao y es él quien les entrega la carta de Tryon, él sabe que ni eso ni nada le podrá devolver a Roger pero es un regalo a tener en cuenta. Más tarde, en una escena posterior vuelven a mostrar porque estos dos personajes juntos en la pantalla se la comen ellos solitos. Le regala a Bree algo muy especial: un astrolabio. Era propiedad de William, aunque John no lo mencione…y debería. En el libro, este regalo se lo hace William a Jamie y es un momento muy especial porque es de su hijo. Pero aceptamos pulpo como animal de compañía, aunque hubiéramos preferido que lo dejaran como en el libro.

Ese pequeño momento con Lord John es como salir a la superficie después de tanto tiempo ahogándose…un momento distendido, solo riendo con un amigo. Pero ambos saben que solo es un respiro, Bree sigue ahogándose. Lord John es un hombre sabio y le aconseja paciencia. Roger y ella se volverán a encontrar pero debe ser paciente hasta que lo hagan. Nada está perdido.

Volviendo al asunto de las tierras, si un miembro de la familia no se va a beneficiar de ellas…otro podría hacerlo: Ian. Acaba de volver, todo es diferente ahora, él es distinto y esas tierras pueden ser ideales para él. Le darían un propósito lo que le haría encontrar su lugar en un Cerro que ya ni reconoce y le ayudaría a no pensar en lo que le atormenta. Además, le proporcionarían el espacio y la independencia que necesita. Y así, Ian se convierte en el nuevo dueño de las tierras. Ian asiste a este hecho ausente, casi sin abrir la boca. Simplemente mirando. Observándolo todo pero sin ver realmente nada.

El ir a conocer las nuevas tierras y planificar su próxima construcción es la excusa perfecta para que Ian y Roger salgan y empiecen a volver a vivir en el Cerro. Antes de que Roger se vaya con Ian, Bree no puede dejar las cosas así. Con esa pelea amarga en la que toda esperanza se apagó. Pero aún queda una llama de esa esperanza, débil, casi imperceptible, pero aún ahí. Bree intenta una vez más tener alguna reacción por parte de Roger y asegurarle que ella está allí, a su lado. Y que no se irá.

Le hace un avión de papel. Es un recuerdo que transporta a Roger a la infancia. Mientras lo hace, le cuenta la historia de un matrimonio tan enamorado que, a pesar de las vicisitudes de la vida, jamás se separaron porque se amaban. Eso quiere ella con él. Lo quiere todo. Quiere el cuento de hadas. Pero no es tan ilusa para pensar que la vida es un cuento donde se vive felices para siempre. Sabe que habrá obstáculos tan grandes como el que están pasando ahora pero quiere que los superen juntos. Que luchen unidos por su familia. Así que hace volar ante Roger ese avión y le dice que lo quiere. Para que nunca se le olvide. Para que sepa que eso nunca cambiará. Y que lo está esperando.

Así, Ian y Roger inician una visita silenciosa a las tierras. Muy silenciosa. Roger apenas puede hablar y no puede ni quiere intentarlo delante de Ian. Simplemente no le importa decir algo o no. Ya no le importa nada. En cuanto a Ian, está concentrado en sus propios demonios y tampoco tiene ganas de hablar aunque sí observa a Roger, se siente identificado con él, Roger está sintiendo lo mismo que él aunque sus circunstancias sean diferentes. Él ve en Roger sus mismas ganas de acabar con todo, de dejar de luchar y abandonar ese mundo en paz. Y desea tanto preguntarle por qué no lo ha hecho aún, cómo ha sobrevivido tanto…porque él ya no puede más. 

Roger se ha llevado el avión que le ha hecho Bree y está jugando con él, recordándola. Recordando su declaración de amor. Su promesa implícita de que eso nunca cambiará. Se ha llevado ese avión consigo para no olvidar. Está en un punto oscuro ahora mismo pero no puede dejar a Bree atrás. Jamás podría. La ama demasiado. Por eso ese avión va con él y eso ya es importante en sí mismo porque Roger muestra su voluntad de luchar por primera vez. 

Ian lo ve con el avión y es un objeto extraño para él. Roger le muestra cómo funciona y entonces Ian por fin nombra a los indios. Nada específico de su tiempo allí pero sí una de sus historias. La de los pájaros que pueden volar hacia donde sea, sin estar anclados a un lugar…o a una persona. Nada permanece unido para siempre, los pájaros al final emigran y las personas…también. Al término del día, todos se van, todos lo abandonan. No es difícil hacerlo. Es una visión realmente pesimista (y errónea) que nos vuelve a dar una pista sobre el sufrimiento de Ian. Otra pista más es su reacción cuando Roger trata de tocar una pulsera que lleva en la muñeca. Ian se pone a la defensiva y no quiere hablar sobre ello. 

Más tarde, hay otra pista interesante sobre lo que Ian puede saber de los viajeros en el tiempo. Mirando el astrolabio de Bree le dice a Roger que da igual de dónde venga, ambos están allí juntos. Es una pista ambigua pero una pista al fin y al cabo. Roger se ha quedado sorprendido y ha captado la indirecta…no sabe cómo pero Ian lo sabe. 

Mientras esto sucede, en el Cerro, Claire se da cuenta de que ha desaparecido cicuta de su cirugía, una sustancia que, si no se usa con moderación, pueden causar la muerte. Marsali no la ha usado, ni ella tampoco. Y nadie más del Cerro la cogería, nadie…excepto Roger. Claire comparte sus sospechas con Jamie. Cree que Roger ha podido cogerla y que no va a volver, que se va a quitar la vida. A Jamie le cuesta creerlo pero ambos saben que es algo bastante probable. Roger está desesperado, perdido, sin ganas de luchar, deprimido, avergonzado, depresivo…en un poco oscuro y profundo y puede que esté más allá de poder salir de allí. 

En algún lugar del bosque, Roger e Ian continúan con su escapada silenciosa. Ellos se entienden a la perfección porque ambos esconden tantas cosas…callan sus demonios. Pero no desaparecen al callarlos y al esconderlos, al contrario, reaparecen con mucha más fuerza. Eso es lo que sucede con ambos. Roger, por su parte, casi sin darse cuenta, como si algo lo hubiese dirigido hasta allí inconscientemente, se encuentra al borde de un precipicio. Literal y figuradamente. 

Se queda parado, sin dar un paso adelante…pero tampoco atrás. La idea de saltar y finalmente dejarse ir aparece en su cabeza. ¿Por qué no? Acabarían las miradas de pena, las expresiones compasivas, los comportamientos cautelosos, las expectativas de que todo vuelva a ser como antes, los sermones para que reaccione, la incomprensión, el dolor, la rabia. Todo lo que odia, todo lo que no soporta, acabaría. Pero también acabarían las sonrisas de Bree, sus besos, sus abrazos, sus noches de amor y pasión, su consuelo, su presencia, las carcajadas de su hijo, sus primeros pasos, sus primeras palabras, la alegría que viene con ello, la familia, su familia desaparecería. Todos los momentos que podría vivir con ellos se borrarían…nunca existirían. 

Entonces saca el avión de papel, el avión de Bree, lo vuela, como Bree, gritándole en silencio y a la distancia que la ama, que la ama con todo su corazón y con todo su ser. Y recuerda a Bree, sus ojos, su pelo, su cara, su sonrisa. Ella necesita que luche. Ella y su hijo lo necesitan y no puede tenerlos, no puede estar con ellos si no lucha. Si no da un paso atrás para alejarse de ese precipicio. Eso es suficiente para que dé un paso atrás. Es suficiente para que Roger elija vivir, que luche por hacerlo y seguir adelante. Por él, por ellos

Se acabó lamentarse, se acabó pensar en la muerte como en una posibilidad, como en una salida. Elige luchar, elige vivir, elige a su familia por encima de sus demonios. Roger lucha con ellos pero no consiguen vencerlo, él gana la batalla más difícil e importante de su vida. Ha estado a punto de dejarse ir, a punto de perderlo todo. Ha estado al borde del sacrificio, casi ahí, en el umbral entre la vida y la muerte, a un paso de ella…un paso que casi da pero pensar en Bree y su hijo lo ha sacado de él. Los ha elegido sobre todo lo demás. Va a luchar por vivir…y va a lograrlo. Y nada más que por esto yo le doy 2 puntos enteritos.

No está solo, no está perdido. Tiene a su familia y ellos son su norte y su sur, su centro, su brújula, su guía. Ellos lo son absolutamente todo. Y poder disfrutar de todos los momentos futuros que les esperan juntos es el motor que le mueve ahora, es el motivo para luchar. Lo que ha sucedido lo ha cambiado y aún le queda mucho camino por recorrer pero está decidido a hacerlo. Porque esa persona que te espera al volver a casa es como una cerilla que se enciende en medio de la noche más cerrada, quizá no puede iluminar toda la oscuridad pero ilumina el camino a casa. 

En el lado contrario de las cosas está Ian. Descubrimos que es él quien ha robado la cicuta de la cirugía de Claire y que sabe perfectamente para qué se usa. Todo el mundo se olvida de Ian. Roger es el más obvio, el que más se ve, del que han sido testigos de por lo que ha pasado. Pero Ian también está ahí, vuelve mucho más callado que de costumbre, distinto, encerrado en sí mismo, guardando secretos…pero nadie se ocupa de eso. 

Nadie piensa que puede ser Ian quien haya cogido la cicuta porque está demasiado esquivo y ausente. Ninguno de ellos se percata de que sucede algo grave con él, de que sus silencios son demasiado largos y sus miradas demasiado lejanas. Nadie lo ve. Pero es precisamente él quien la ha cogido. En su caso, sus demonios han ganado la batalla. Antes de hacerlo, reza tal y como le ha enseñado su familia india, se encomienda a sus dioses, al cielo…para que le perdone, no solo por lo que va a hacer si no por lo que ha hecho antes de eso. Hay algo que Ian esconde, algo que lo ha llevado a ese momento y se siente culpable de ello. 

Ian decide morir. En su caso no existe alguien como Bree en su vida, tampoco alguien como Jemmy. Ian no siente que tenga nada por la que merezca la pena luchar. Puede que esté en el Cerro, con sus tíos, con su prima, con su familia, en casa. Pero no se siente en casa. Ya no. Lo ha intentado. Pero todo es tan extraño…sus tíos y primos se sienten como extraños. Han pasado demasiadas cosas de las que él no ha sido testigo, que él no ha vivido con ellos. Ahora se encuentra perdido dentro de su propia familia, como si no fueran los mismos. Porque ya nadie es el mismo, sobre todo él. 

Esas experiencias vitales que forman un vínculo es algo que Ian se ha perdido y la conexión que existía y sentía antes con sus tíos es como si se hubiera roto. Las cosas han cambiado mucho desde la última vez que los vio, tanto en el Cerro como en su interior. Él también ha vivido unas experiencias que, por lo que sabemos, han de haber sido horribles y su familia no ha podido estar ahí. Ahora que está…no siente que ese sea su lugar. No siente que pueda volver a serlo. 

Es como cuando te encuentras a alguien que fue tu mejor amigo y no ves desde hace mucho tiempo. La complicidad sigue ahí…pero no es lo mismo. Por supuesto, la familia es diferente. La familia siempre tiene esa conexión, esa sensación a hogar por mucho tiempo que haga que no os veis, pero Ian no la siente, no puede sentirla porque sus demonios lo están devorando todo. Y ya no puede seguir luchando contra ellos. Necesita olvidar, necesita sentir paz. Se rinde. 

Y se rinde por un motivo que sospechamos pero que en realidad desconocemos. El Cerro y su familia no es lo único que ha cambiado en ese tiempo. Él lo ha hecho. Cuando se fue era un niño que estaba aprendiendo a ser adulto, deseoso de aventuras. Quien ha vuelto es un hombre reconcomido por sus remordimientos y culpas. Un hombre que es mucho más viejo que la edad que tiene.

Sus ojos hablan de sufrimiento, de errores, de cargas…y su boca calla porque la culpabilidad es un peso demasiado pesado incluso para compartirlo. Eso es lo que sucede con la culpabilidad. Te come por dentro, poco a poco, hasta que ya no queda nada. Además, se siente tan avergonzado…haya sido lo que haya sido que le provoca esos remordimientos se avergüenza de ello y cree que su familia lo repudiaría por ello, lo miraría de forma distinta y no lo querrían a su lado. Pero nada más lejos de la realidad. 

¿Qué le ha sucedido realmente a Ian? ¿Qué ha pasado aquí? Hay una pieza del rompecabezas que estamos pasando por alto, que no la sabemos. Tenemos algunas sospechas pero aún nada concreto. Y sea lo que sea tiene que ser lo suficientemente grave como para que Ian esté a punto de suicidarse. 

Roger inmediatamente se da cuenta de lo que va a intentar hacer Ian. Él ha estado justo ahí hace un momento, reconoce todas las señales. Ya las reconocía antes pero estaban ambos en el mismo punto, en el umbral entre la vida y la muerte. Lo que significa que si él ha tenido que tomar una decisión…Ian también. Así que lo encuentra justo a tiempo para evitar que se tome esas hierbas. Ian observa mientras su última posibilidad de dejar de sufrir, de liberación, se desvanece. Entonces se enfrenta a Roger, le grita, pensaba que lo entendía. Él lo ha visto. Ha sido testigo de la actitud de Roger, también se ha visto reflejado en él. Y estaba presente mientras Roger miraba el precipicio con ganas de dejarse caer al vacío. ¿Por qué no lo deja en paz para hacer lo que ha decidido? 

Roger lo tiene absolutamente todo. Una esposa, un hijo y puede volver con ellos, aún así, tenía dudas sobre qué hacer. Se dio cuenta de sus intenciones en ese acantilado. Ian le grita varias veces a Roger para que lo diga, para que por fin diga qué es lo que vio cuando se estaba ahogando. En realidad no es una orden, es una súplica. Ian quiere saber si los recuerdos desaparecen y te sientes en paz. Si consigues olvidar. Roger no puede hablar, quiere decírselo, quiere gritarlo, lo intenta varias veces pero no lo consigue, no puede, su don…ya no existe. Nos hemos agobiado, nos hemos compadecido de él aún más en este momento. Hemos tenido que apartar la vista, era demasiado duro…pero no se ha rendido. Roger consigue confesarle a Ian que vio a Bree, a su esposa, a la mujer que ama. 

Es entonces cuando toda la rabia de Ian se desinfla, sus esperanzas mueren. Eso significa que no hay salida, ni siquiera en la muerte encontraría la paz. Seguiría viendo su cara. Roger suma dos más dos y sabe que hay una chica de por medio…y que tiene que ver con la pulsera que antes Ian ha apartado de su vista. ¿Cómo se llama?

Pero Ian no está distinto a hablar, aún no. Se vuelve a poner a la defensiva y le deja claro a Roger que su nombre no importa. Pero ha tenido que pasar algo…Ian la ha perdido sino no se comportaría así, sino no se sentiría tan perdido y desolado. ¿Ella está muerta? Pero la respuesta de Ian nos deja con más preguntas que respuestas. Ella sigue viva…pero es inalcanzable para él. La ha perdido para siempre. Quería morir para estar en paz con eso, para olvidar.

Pero Roger le intenta hacer ver que cuando amas de verdad a alguien, cuando encuentras a tu alma gemela y todo tu ser le pertenece, cuando es una persona importante para ti que te ha marcado, su recuerdo permanece contigo siempre, no importa donde estés, vivo o muerto. Pero Ian entonces no sabe lo que hacer, ¿debe volver al Cerro como si nada? No puede…iría como un hombre derrotado. Como un hombre vacío al que no le queda nada. Así como Roger. Él también lo ha perdido todo. No sabe luchar pero ahora tampoco hablar. Ha perdido la que era su arma: su voz. Y ahora la poca que tiene la está usando contra él. Pero nadie está en su contra. Es solo un consejo. Es solo una elección. La misma que ha hecho Roger. 

Ahora le toca a Ian elegir. Una parte de Ian, como le sucede a Roger, está muerta para siempre pero Roger ha decidido luchar para vivir. ¿Qué hará él? Ian se ha decidido. Si no puede encontrar paz en la muerte, si no puede escapar de su rostro, entonces quiere vivir para intentar olvidarlo. Ha hecho su elección. Así que a Roger solo le queda decirle que vuelva con él a casa y podrá empezar a hacerlo.

Roger entiende a Ian pero precisamente por eso, sabe que hay razones para vivir y seguir luchando, aunque ahora Ian no pueda verlas. No puede casi hablar pero se lo dice. Ian necesita saberlo. Tiene a su familia, los tiene a todos, sea lo que sea lo que lo atormenta, nadie de su familia lo abandonará ni le dará la espalda. Es tan joven…tiene toda la vida por delante. Los errores del pasado no pueden condicionar su futuro. E Ian acepta darle una oportunidad a lo que le dice Roger. Puede que todo sea diferente pero su familia sigue siendo suya y lo quieren. Tal vez encuentre el consuelo y el perdón para sí mismo que tan desesperadamente necesita junto a ellos. ¡Esto se merece otros 2 puntos completos! Hoy estamos que lo tiramos, señor@s. 

Así, ambos vuelven al Cerro y Roger por fin habla con Bree. Dice su primera frase completa en meses. Y es su nombre. Brianna. Ella casi pierde el habla al escucharlo. Estaba tan asustada, tan aterrada de que no volviera a ella…Roger también. No estaba seguro de sí lo conseguiría. Una parte de él murió hace tres meses. Es otro hombre…quizá uno que ella no puede amar. Pero Bree lo corta. Ella lo conoce, todo de él. Y le pertenece. Tan simple como eso. Se pertenecen y nada puede cambiar eso. Tiene que confiar en ella en esto. No hay nada que los pueda romper. 

Roger aún no está del todo seguro…todo el mundo, incluida ella, quiere al antiguo Roger de vuelta pero ya no es ese hombre. Es alguien distinto. Él estudió la historia, ha hablado sobre ella pero ahora la está viviendo. Y eso es tan distinto…es una experiencia que irremediablemente lo ha cambiado. Cuando vio esa carta del ahorcado pensó que eso era ahora. El hombre ahorcado, el hombre roto. ¿Era ese su destino? Después de todo fue su antepasado quien lo condenó a un destino así. ¿Se lo merecía? ¿Ha pasado lo que debía pasar desde un principio? 

Para Bree nada es así. Es simplemente la mezquindad y la ambición humanas. Pero su destino no está en una horca, está junto a su familia, junto a ellaEntonces, Roger le recuerda a Bree la conversación que tuvieron sobre sus últimas palabras en lo que parece otra vida. Al final, cuando supo que iba a morir y allí se acabaría todo vio una cara. La cara de la persona que más ama, la única capaz de traerlo al aquí y el ahora: a ella. Fue lo último que vio antes de cerrar los ojos y abandonarse a la oscuridad. Ella

Bree lo besa con delicadeza, ahuecando su cara con sus manos, acariciándolo casi como si tuviera miedo de dañarlo. Y ese beso. Ese beso lleno de alivio, de anhelo, de esperanza…pero también de dolor por todo lo que les ha pasado, por todo lo que han sufrido. Es entonces cuando Roger le dice lo más romántico que le ha dicho nunca. Él siempre cantará para ella. No importa cuáles sean las circunstancias ni si han pasado 50 años. Seguirá cantando para ella. Aunque su voz sea ronca, aunque sea un graznido, aunque ni siquiera le salga la voz, cantará para ella. Siempre. Su voz es su don, su regalo…pero es para ella. Siempre luchará por ella. Por ellos. Nunca mas volverá a desaparecer. Oirá su voz cantando a su lado pase lo que pase. 

En ese momento, Bree lo abraza, se aferra a él y lo besa con pasión, vertiendo todo lo que tiene, todo lo que es, en ese beso agradecido y desesperado. Casi lo pierde, pero Roger está de nuevo a su lado y jamás se irá. 

Esto es solo un comienzo pero le muestra que está dispuesto a luchar. Que la eligió, que los eligió. Y que su marido está de vuelta. Siempre será un hombre distinto del que salió por la puerta de su casa hace tres meses, lo que ha sucedido lo ha marcado de formas que nunca se podrán borrar pero su esencia se mantiene intacta. Sigue siendo él y los sigue amando, a ella y a su hijo, como siempre lo ha hecho. Es precioso. 

Me ha gustado mucho esta escena. Desgarradora, romántica y real. Y tengo que decir que ha sido maravilloso escuchar las voces en los créditos cantando Clementine en un ensamblaje perfecto de la pareja que lucha unida que han decidido y que han luchado por ser. Un símbolo de la decisión de Roger. Y, lo voy a decir, el confinamiento me ha vuelto tan loca que le voy a dar otro punto más a Roger. Lo sé, he perdido la cabeza.

Una decisión muy acertada el hacer el reflejo en Ian y Roger. Los dos atormentados, culpables, avergonzados, batallando contra sus miedos y demonios…y ambos tomando una decisión distinta sobre ellos. Por descontado, estoy deseando saber exactamente qué le ha sucedido a Ian. Nadie puede culpar a Roger o a Ian por lo que sienten ni por sus acciones porque ¿quién no se ha sentido así alguna vez? ¿Quién no ha bajado los brazos y se ha visto incapaz de luchar? A ese respecto, me ha parecido que han mostrado el asunto del suicidio con mucha delicadeza y con mucha verdad. Demostrando que los que piensan en hacerlo y los que lo hacen no son personas débiles, si no todo lo contrario, son personas valientes y fuertes que simplemente no pueden luchar más. 

Debo comentar que me falta una escena con Jamie. Y me explico. No estoy diciendo que debía ser él quién hablara con Roger en última instancia como ha hecho Ian. Esa escena tenía que ocurrir entre ambos porque en ese momento los dos tienen sentimientos muy parecidos. Están avergonzados de lo que les ha sucedido, no quieren ver miradas de compasión de nadie y, por ello, guardan en secreto sus más íntimos sentimientos, sus demonios, ambos deben elegir entre la vida y la muerte porque los dos tienen ganas de acabar con todo. Ian era el personaje correcto para hacer ese paralelismo entre ambas historias. 

Sin embargo, no hemos visto qué piensa Jamie sobre lo que ha pasado. ¿Jamie tiene una opinión distinta de Roger ahora? Yo creo que sí. Ya lo miró con respeto cuando se ofreció a avisar a Murtagh. Ahora, Roger ha sobrevivido a algo inimaginable como lo es un ahorcamiento. Y sigue fuerte, sigue en pie. Por si esto fuera poco, usa su voz cuando ni siquiera puede hacerlo para salvar a su hijo. Porque él está por encima de todo. Todo eso inevitablemente ha cambiado la forma en que Jamie mira a Roger. Pero no lo vemos. No nos muestran qué sucede entre ellos ahora. Llevábamos esperando un acercamiento entre ambos un tiempo y creo que han desaprovechado el momento de que lo veamos aquí. 

Una de las tramas principales de esta temporada es la relación, la animosidad entre Roger y Jamie y, desde luego, han hecho muy buen trabajo demostrando esa animadversión y enemistad. Pero también deben hacer un buen trabajo mostrando su acercamiento. Para Roger, Jamie se convierte en una figura paterna y Jamie lo ve como un hijo. Si, aunque parezca mentira, es así. Y deben empezar a mostrar eso. Esta era una oportunidad para ello, para acercarlos. 

Así hubiésemos visto una escena con Jamie sincerándose, descubriendo si la opinión sobre su yerno ha cambiado y dándole a Roger algo que ha estado buscando y necesitando durante algún tiempo sin saberlo: el respeto de Jamie. Su comprensión. Además, Jamie también sabe lo que es haber pasado una experiencia traumática y estar tan avergonzado, más allá del dolor, de la lucha y simplemente estar pensando en la muerte. Jamie puede comprender lo que Roger está sintiendo porque él también lo sintió (estoy pensando en la prisión de Wentworth), de hecho, los mismos Jamie y Claire hacen referencia a eso cuando hablan sobre la posibilidad de que Roger no vuelva a casa. Hubiese sido perfecto que compartiera algo de esa experiencia con él. Me ha hecho mucha falta una escena entre ellos. Es una pena la oportunidad perdida. 

Murtagh está descansando en el Cerro, junto a su familia, en el sitio más parecido a su hogar, a sus amadas Tierras Altas. Un lugar donde pueda descansar en paz junto a sus seres queridos y donde Jamie y todos los que lo querían puedan encontrar consuelo junto a su presencia. Jocasta le canta una canción a Murtagh para despedirlo, mientras Jamie llora. Y nosotras con él. ¡Qué de sufrir con esta familia! ¡Necesitamos más muffins!

En su cuello, Jocasta lleva el collar que le regaló Murtagh. Como un homenaje sutil y astuto (es una Mackenzie después de todo) a él, dado que es la única que sabe quién se lo regaló. Es una mujer con una entereza admirable y eso no cambia. Su gesto es serio, adusto y sereno pero su corazón…está destrozado. Murtagh y ella vivieron un amor condenado desde el principio y ninguno eligió al otro debido a diferentes circunstancias pero lo amaba. 

Murtagh no era su marido pero en realidad lo era. Jocasta lo considera más su marido que a Duncan o a Hector o a cualquiera de sus anteriores maridos. Él fue el único hombre al que amó de verdad. El único por el que, si hubiese sido más joven y la vida no le hubiese golpeado tanto, lo hubiese abandonado todo. Y ahora ya no está. El mundo de Jocasta es mucho más pequeño y más vacío ahora que Murtagh no existe. Aunque estuvieran lejos, viviendo vidas separadas, Jocasta sabía que él estaba ahí, en algún lugar, luchando y viviendo. Ahora sabe que ya no está. 

Ya no habrán más visitas a medianoche, más encuentros clandestinos, ni declaraciones de amor desesperadas, no habrá más besos, no habrá…nada. Al igual que sucede con Jamie, una parte de Jocasta ha sido enterrada junto a Murtagh. La parte soñadora, la parte que creía en el amor, la parte más sentimental, lo que la hacía realmente sentir y estar viva: su corazón. Se ha ido junto a él. Puede seguir bombeando su sangre pero es solo eso, un órgano que le permite físicamente seguir viviendo pero no vivir. Eso se fue junto a Murtagh. Todo desapareció junto con él. 

Cuando termina la canción, se acerca a Jamie y ambos terminan contemplando el lugar donde yace Murtagh. Ni siquiera tiene una lápida. Incluso su entierro ha tenido que ser un secreto. Es tan injusto…Murtagh se merecía mucho más. Se lo merecía todo. Pero, al menos está donde lo quieren, junto a su familia. El Cerro es su hogar y él debe estar en él. Ambos, Jamie y Jocasta, recuerdan a Murtagh. Él era tan cabezota como el mismo padre de Jamie. Cuando tomaba una decisión nada lo hacía cambiar de opinión. Hasta las últimas consecuencias.

Pero hay otra cosa más en la que se parece al padre de Jamie: Jamie para él era como un hijo. Jamie lo sabe. Es perfectamente consciente de ello…y él se siente de la misma forma. Murtagh era como un padre para él, un padre que le juró a su padre que lo protegería siempre y nunca rompió su juramento. Pero Murtagh no lo habría hecho de otra manera. Pero debe pensar que es un adiós, no una pérdida. Murtagh seguirá a su lado, donde siempre ha estado. “Donde él vaya, yo voy”.

Jamie se queda absolutamente destrozado después de eso. No puede evitar tocar algo que era de Murtagh, aferrarlo en su mano para sentir una conexión con él. Es el broche con el trozo de tartán. Apenas puede contener las lágrimas al tenerlo en la mano. Murtagh se ha ido y aún no puede envolver su cabeza alrededor de ese hecho. Aún lo siente tan vivo a su lado…pero ya no está. Su mundo es diferente ahora…y daría todo para que no lo fuera. 

Haciendo una pausa aquí, tengo que decir que la ambientación de la escena con el sonido de las gaitas es precioso. Murtagh era el último vínculo de Jaime que lo unía a Escocia, a su tierra, a su hogar. Como punto negativo, creo que Claire debería de haber estado presente en la escena. No la hemos visto despedirse de Murtagh más allá de lo que vimos en el episodio anterior pero he echado en falta unas palabras de ella sobre él porque para Claire Murtagh también era como una figura paterna.

Como apunte extra, destaco la gran actuación de Richard. Una maravilla y para quitarse el sombrero. La forma de hacernos sentir junto a Roger ha sido preciosa y con una sensibilidad que pone los pelos de punta. No nos ha faltado una emoción por vivir junto a Roger. Porque eso es lo que hemos hecho, hemos vivido en su piel durante una hora completa. Y lo hemos podido comprender como nunca antes. Magistral. 

La única pega que le pongo es la recuperación tan rápida de Roger. Lo han ahorcado  y no es lógico que pueda hablar casi normal al final del episodio. Entiendo que la recuperación de Roger en el libro se extiende demasiado en el tiempo y que en la serie no podían hacer algo así porque al final resultaría monótono, sin embargo, yo hubiera optado por mostrar una voz más ronca, como la que muestra en el episodio, por lo menos hasta la season siguiente. Hubiese sido más creíble, se hubiese podido entender lo que decía y ya en la siguiente temporada hubiese sido más verosímil que Roger, con el tiempo, hubiese recuperado su voz de antes o muy parecida a lo que era. Así, tal y como lo han hecho, está demasiado cogido con pinzas la verdad. 

En definitiva, este ha sido el episodio de Richard y de su personaje. Ha estado de diez. He sentido todo. La vergüenza, la desesperación, las ganas de rendirse, la decisión de luchar para seguir adelante, la frustración, el dolor…TODO. ¡Bravo! Además, junto a él, destaca Sophie. 

Una esposa que está luchando por sacar adelante a su hijo pequeño y a su marido. Una esposa que no sabe cómo hacerlo más y se derrumba…pero se vuelve a levantar cada día para ser fuerte por su hijo, su marido y toda su familia. Mujer valiente donde las haya. También con ella lo he sentido todo. Su escena con Richard, la escena donde Bree simplemente colapsa y le suplica a Roger que luche por ellos ha traído lágrimas a mis ojos. Por ambas partes. Maravillosos actores. Preciosa la escena y la historia. Desgarradora, dolorosa, pero tan bonita, tan real. Mejoran al libro en absolutamente todos los aspectos. Tanto juntos como separados. 

Ahora sí. Es la primera vez que he sentido que Brianna y Roger estaban preparados para llevar el peso de su propia historia en la serie. Los personajes han solucionado todos los problemas que les imposibilitaba, en mi opinión, hacerlo. De hecho, en este episodio llevan ellos (aunque más bien Roger) el mayor peso de la narración y lo superan con nota. Siento que los personajes han madurad lo suficiente para que empiecen a ser troncales en su propia historia dentro de la historia más grande de Jamie y Claire. Los bebés están preparados. 

Dicho esto, está claro que el protagonista de este capítulo es Roger y, por extensión, Bree. Pero estoy contenta con el equilibrio que han mostrado. Él es la pieza central y se nota pero no descuidan a los personajes troncales, nuestros Jamie y Claire, y tampoco las tramas más secundarias de otros personajes como Ian. Muchas tramas pero bien equilibradas para contarnos muchas cosas sin desdibujarlas y sin hacer que los personajes pierdan su identidad. Outlander es maravillosa para contar historias cuando es fiel a sí misma. Este es el camino a seguir y, de momento, lo están transitando sin desviarse.

No puedo terminar la review sin decir que los paisajes que nos han mostrado en el episodio han sido hermosos, que han clavado a la perfección la caracterización de Ian como indio – algo muy esperado por los fans – y que John Bell está sublime.

Y hasta aquí la crítica del 5×08 de Outlander. Nos leemos el lunes que viene con la review del 5×09 “Monsters and Heroes”. ¿Y a vosotros qué os ha parecido el episodio? ¡No dudéis en comentármelo! Y recordad que esta noche podréis ver el episodio a las 22:00 en Movistar Series.

Por Raquel.

Imágenes propiedad de Starz.


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Raquel Morales

Un día descubrí las series, al día siguiente internet y mi vida muggle se fue a la basura. Escritora a tiempo completo, y fangirl como modo de vida.

2 comentarios en «Outlander 5×08 Review: “Famous Last Words”»

  1. Muy buena review, aunque me ha llamado la atención una cosa. Creo que Ian no sería el primero que descubre de dónde viene Claire, nuestro querido Murtagh 😭 también lo sabía!

    1. ¡Muchas gracias! 😍😍 Me alegra que te haya gustado 🙂 ¡Toda la razón! ¿Te puedes creer que se me fue totalmente de la cabeza que Murtagh (me uno 😭) también lo sabía? Facepalm de los gordos para mi jajaja Voy a cambiarlo ahora mismo, ¡gracias por decírmelo! 😘😘

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Outlander 5×08 Review: “Famous Last Words”

de Raquel Morales Tiempo de lectura: 52 min