Black Sails, lo más cerca del Caribe este verano

¡Muy buenas, mis Seriéfil@s! El verano ya casi está aquí y con ello el calor sofocante, las noches en vela y la brisa marina del aire acondicionado de los que no tenemos el mar cerca. Que también os digo que menos mal, soy más de montaña. El caso es que hoy vengo a hablaros de playas de arena blanca, océanos de agua cristalina, piratería, camisas de pecho abierto y pantalones ceñidos. No, no vengo a hablaros de Piratas, la serie de Pilar Rubio, ya me jodería; vengo a hablaros de Black Sails, lo más cerca del Caribe que vamos a estar algunos durante los próximos tres meses y…bueno, jamás, para qué nos vamos a engañar. Así que arriad las velas, girad a estribor y levad anclas que comenzamos.


Voy a ser sincero, no me gusta la temática pirata, qué pereza de verdad. Tanta agua, tanto barco, tanta playa. Quita, quita. Sin embargo, lo que sí me gusta de la época dorada de la piratería es ese vestuario que ojalá volviera para salvarnos de este 2020. ¿Que tienes que ir al Mercadona? Corpiño bien ceñido. ¿Vas a bajar la basura? Camisa de mangas anchas y pecho al descubierto. ¿Tienes que salir y está lloviendo? Gabardina de cuero, tricornio y botas al canto y para adelante. SI ME QUERÉIS TRAED DE NUEVO ESTA MODA.

Pero no todo es vestidos anchos y poses como si estuviera Google Earth vigilando, por desgracia. Black Sails tiene una historia aparentemente sencilla, fácil de llevar y entretenida con unos personajes ambiciosos, bien definidos (la gran mayoría) y LGBT. Y es que pondría la mano en el fuego y no me quemaría si digo que no hay ningún personaje heterosexual. ¿Tengo dudas? Ninguna. ¿Pruebas? No me hacen falta. La representación importa y en Black Sails tenemos de sobra (salvo la T, que más de trans quiere decir tabú para algunas personas). Por desgracia, no todo es perfecto en alta mar.

Si algo me ha dado el confinamiento es la oportunidad de revisionar la serie y darme cuenta de lo regulinchi que están algunos personajes escritos, sobretodo femeninos. De no decir ni mú y estar en segundo plano durante la mayor parte de un episodio a tener una involución que me hizo llevarme las manos a la cabeza. De verdad, cada final de un capítulo solo podía pensar en cómo es posible que haya algunas tramas tan bien hiladas y, sin embargo, flaqueen tanto en la construcción de ciertos personajes.

Y si en algo hace aguas este barco es en esa tormenta de plot twist contínuos que ni la tercera película de Piratas del Caribe. ¿Que me contradigo con lo dicho anteriormente? Casi, el problema viene cuando lo solventan todo de una forma aceptable y lógica al final. Sin embargo, en el momento de un giro de guión, no se le puede ver mucho sentido y más cuando se abusa de ello continuamente, casi en cada capítulo. Y cansar, cansa, pero luego aparece el capitán Flint en escena y se te pasa todo lo malo.


Pero oye, que aún con el revisionado y sacándole más pegas que hace un par de años sigue siendo de mis series favoritas; cada vez que escucho ese opening siento mariposas en el ano estómago. Así que si os gusta la piratería (de piratas o de descargar cosas ilegalmente, yo no juzgo), el homoerotismo, las batallas navales y el mar Caribe echadle un ojito a Black Sails que la tenéis en Netflix siempre y cuando no la quiten. ¿Que ya la habéis visto? Pues comentad qué os ha parecido y estad atentos a los próximos artículos que publicaré de la serie, que hay leña que cortar todavía.


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Rubén

Si no echo bilis y le saco puntilla a todo lo que veo no me quedo tranquilo. Dejo series a medias y no me arrepiento de nada. Comiquero, gamer y procrastinador a tiempo parcial.

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Black Sails, lo más cerca del Caribe este verano

de Rubén Tiempo de lectura: 3 min