3×18 Young Sheldon – ¿De quién es la culpa?

¡Hola amiguis! ¿Cómo va esa cuarentena? ¡Quedaos en casa que nosotros desde aquí os damos material para que no os aburráis! Sí, como madrileña podéis seguir echándonos la culpa (de verdad, quedaos en casa). De momento vamos a ver qué le ha pasado a nuestro científico favorito.

Guerra de genios

La guerra entre Dr. Sturgis y Sheldon sigue vigente y eso hace que Sheldon tenga que dejar las clases en la universidad. Todos estamos de acuerdo que Sheldon no es lo suficientemente maduro para ello, incluso su propia madre.

Sheldon no está llevando nada bien todo esto y se está portando realmente mal con su madre. Menos mal que tenemos a Missy que es nuestro ser de luz en estas situaciones y le quita culpa a su madre. ¡Es un amor!

La culpa de lo del partido de fútbol

La bibliotecaria del colegio ha decidido ir al último partido de fútbol americano, pero las cosas no salen como se esperaba y termina placada por uno de los alumnos. Eso hace que se rompa un brazo y tenga una contusión en el cuello y como el placaje ha sido culpa de George se quedará en casa de los Cooper hasta que se recupere.

Esto hace que me pregunte, ¿será esta la mujer con la que George engañe a Mary? George, además, le está ayudando a cuidar de sus gatos, cosa que no ha salido muy bien: ha terminado totalmente magullado.

Gracias a nuestra bibliotecaria, Sheldon entra en razón y pide disculpas tanto al Dr. Sturgis como a su madre. ¡Menos mal!

Nuevos problemas amorosos

Por otro lado, Georgie está preocupado por su nueva relación, le parece que están yendo demasiado en serio y eso no le gusta. Lo que le lleva a contarle a Memaaw que quizá su nuevo novio esté viendo a alguien más.

Así, Connie decide hablar con su novio a ver en qué punto de la relación están. La verdad es que ha sido una conversación un poco incómoda, pero creo que Connie ha conseguido lo que quería: tener una relación comprometida.

A su nieto, las cosas no le están saliendo igual de bien porque tras sincerase con su novia, esta no se alegra de lo que le dice y se va llorando del coche. ¡Georgie, céntrate!