Recomendación veraniega: Californication

¡Bienvenidos a la segunda recomendación seriéfila del verano! Si os perdisteis la de la semana pasada, hablamos del clásico de las sitcom por excelencia: Friends. Sin embargo, esta semana hemos decidido optar por una serie menos conocida.

Californication es la historia de un escritor brillante, pero adicto al sexo y con muchos problemas emocionales que se encuentra con el bloqueo del escritor. ¿Por qué? Porque su musa, amor de su vida y madre de su hija está prometida con otro hombre.

Pero en realidad, va mucho más allá.

Californication no es una serie para todo el mundo: no todos disfrutarán de este tipo de narración. Dicho esto, hay que saber que tampoco es una serie que se pueda descartar exclusivamente en base al argumento que plantea. Es mucho más que eso.

La serie se desarrolla en Los Ángeles, California *aplausos enlatados*, y tiene un aire totalmente veraniego. Los episodios duran una media hora, lo cual nos deja en el punto medio perfecto entre los veinte minutos de las sitcom y los cuarenta de la mayoría de las series. (Y para los adictos a Netflix… Sí, la tenéis entera.)

El proceso que se sigue con esta serie se puede dividir en tres etapas principales:

1- “SOCORRO, NO DEBERÍA REÍRME PERO ME AHOGO”

En mi caso, comencé a ver Californication como buena fan loca de Expediente X, ya que David Duchovny (Fox Mulder) la protagoniza en el papel de Hank Moody.

El primer paso fue poner el piloto y encontrarme a mí misma riéndome en voz alta de la forma más inesperada posible. Alto contenido sexual y un ambiente de drogas mezclado con situaciones ridículas da lugar al humor más burdo posible. Y esto, a veces contra tu voluntad, consigue hacerte reír (pero de verdad).

2- “PUES HASTA PARECE QUE ME GUSTA”

Con el paso de las temporadas, la superficialidad inicial se va diluyendo para dejar paso al verdadero Hank Moody, mucho más complejo de lo que cabría esperar en un primer momento.

Así, mi segundo paso fue darme cuenta de que la serie no sólo me divertía enormemente sino que también me intrigaba. De que necesitaba saber qué pasaba con mis queridos personajes, que pese a tener más defectos que pelos en la cabeza iban poco a poco ganándose terreno en mi corazón. (Algunos. Otros no.)

3- “AY DIOS, DÓNDE ME HE METIDO”

El tercer paso es inevitable, y es probablemente el paso más común de los tres, aplicable a otras series creadas para jugar al pin pon con tus sentimientos. Básicamente, el tercer paso es aquel en el que sufres mientras ves cómo los guionistas de la serie disfrutan de verte sufrir.

Los personajes ya te han enamorado del todo, y las OTPs que al principio parecían tan obvias de repente se convierten en un asunto de máxima prioridad. (Algunas. Otras no.) La historia de Hank y Karen alcanza niveles épicos para los shippers como yo.

La evolución de todos los personajes desde el inicio de la serie hasta el final es MARAVILLOSA. No hay otras palabras para describirlo: no se trata de una historia con una evolución perfecta en la que todo sale bien. Es realista, en el sentido de que representa la realidad de los errores con sus consecuencias reales.

Y esto te conquista poco a poco, sin que te des cuenta de que están en tu corazón.

Estos tres pasos, desde luego, no implican que la serie no tenga sus fallos: los tiene. La séptima temporada tiene sus tramas cuestionables, pero al menos alcanza un final cerrado que tantas otras series canceladas nos han negado a lo largo de nuestras vidas de seriéfilos enfurecidos.

Una de las principales razones que hacen dudar a los espectadores a la hora de comenzar Cali es la falta de empatía con Hank. Es comprensible; el hombre no es precisamente normal, mete la pata constantemente y parece que aprender de sus errores es equivalente a escalar el Everest en bañador.

Pero una vez llevas varios episodios, a lo sumo (sumísimo) una temporada, te das cuenta de que por mucho que la cague, su corazón está en el sitio correcto. No hace las cosas bien, pero tiende a hacerlas por la razón correcta.

Y con eso sí se empatiza.

Otros personajes que te enamoran en el trayecto son Karen, mi precioso y maravilloso crush, el amor de la vida de Hank, y Becca, su extraña y dulce hija, que le quiere con todo su corazón… Al menos de momento.

En realidad, la razón por la que creo que vale la pena ver Californication es la sensación que se me quedó nada más terminarla. Empezó siendo una serie que me hacía reír y cuando llegué al final me di cuenta de que podía colocarla perfectamente entre mis favoritas. Californication habla del arte, de la soledad, del amor (de todos los tipos de amor), de lo que realmente importa en la vida, de la capacidad de seguir luchando cuando todo parece perdido. De lo importante que es estar loco en un mundo de cuerdos y de lo necesario que es estar cuerdo en un mundo de locos.

Habla de la vida, pero a su manera. Y eso, al menos a mí, me llegó.

Bueno, querido seriéfilo, esas son las razones por las que deberías darle una oportunidad a Californication… ¿A qué esperas?