Cómo hacer una serie adolescente: el tutorial definitivo

Si el gran sueño de tu vida es torturar a millones de adolescentes con tramas retorcidas, giros absurdos y equipos de animadoras con un reducido coeficiente intelectual, enhorabuena. Hoy te traemos el tutorial definitivo para crear la mejor serie adolescente a través de unas sencillas pautas. No hay tiempo que perder, ¡sigue leyendo y entérate de como hacerte de oro gracias a un puñado de críos con evidentes problemas de acné!

Muchos dirán que series como Pretty Little Liars, Gossip Girl, Skins o Riverdale llevan todo un tiempo de preparación donde se elaboran todas las tramas al milímetro y que detrás de cada escena hay decenas de guionistas que trabajan durMENTIRAS Y MÁS MENTIRAS. No te dejes engañar, todos sabemos de sobra que los dos únicos guionistas que echaron adelante las siete temporadas de Pretty Little Liars quedaban la noche previa al rodaje del capítulo, se fumaban siete porros y la magia del subidón hacía el resto.

Para crear una serie adolescente no hace falta talento, ni siquiera hacen falta adolescentes. Esta es la primera regla que tienes que cumplir a raja tabla para que tu creación sea todo un éxito a nivel mundial y que las plataformas streaming se den de hostias por tenerte en su catálogo.

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Es verdaderamente importante contar con actores que estén rozando los veintimuchos o los treinta y pocos para dar vida a chicos de dieciséis años (Hola, Troian Bellisario. ¿Qué tal?). Esto le da verdad al personaje. Las arrugas en la cara no suponen problema alguno ya que esto le dará un toque de humanidad a nuestro adolescente ya que su desgastado cutis podría ser causa de un coqueteo con las drogas en el pasado, una explosión en el desván mientras realizaba un truco de Magia Borras aparentemente inofensivo o una extraña enfermedad creada en turbios laboratorios de Tailandia que afecta al 0,001% de la población. Los límites están en tu imaginación.

En cuanto al vestuario del reparto es esencial que nunca jamás, bajo ningún concepto, lleven ropa casual. Los mortales al sonar el despertador por la mañana se dirigen al armario cual zombie de The Walking Dead y el primer chándal desgastado por la fricción de la zona de los muslillos y cualquier prenda de abrigo hasta arriba de pelotillas. En las series la cosa funciona de una manera totalmente adversa.

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Los protagonistas ponen el despertador seis horas antes y tras pasar por chapa y pintura salen de casa luciendo un look digno de un acto oficial de la realeza, pero sin fotos con las niñas de Letizia que luego pasa lo que pasa. Y tú te preguntarás, ¿de verdad es importante el vestuario en una serie? A lo que yo mismo te responderé con otra pregunta: ¿Si tuvieras que salir de fiesta con Artie Abrams de Glee o Blair Waldorf de Gossip Girl a quién elegirías? Pues ya está.

Otros de los puntos a tener en cuenta es la presencia de un instituto ya que en él se desarrollará gran parte del drama que buscamos generar en las nuevas generaciones. Sobra decir que evidentemente el centro puede carecer de todo tipo de material escolar pero jamás podrá carecer de la presencia de taquillas. Las taquillas son un objeto de culto en toda serie adolescente que se precie. En ellas el protagonista puede colgar desde la foto del chico mono con el que comparten mesa durante las clases de biología hasta un mechón de pelo con el que hacerle vudú a esa zorra indeseable que le puso la zancadilla en el comedor hace cuatro años.

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¿Pero qué hay de las tramas? ¿Hay que seleccionar cuidadosamente el destino de nuestros personajes? Lo cierto es que no. ¿Para qué se va a innovar cuando ya hay ideadas algunas formulas que ya han llevado al éxito a más de uno? Lo idóneo es que nuestro protagonista acabe de llegar nuevo al instituto y sienta como que no encaja o que no pertenece a ese lugar. Un sentimiento parecido al que sintió Dulceida cuando entró sin querer por primera y última vez en una biblioteca tras confundirla con un Benetton.

Los embarazos estarán a la orden del día como si de un virus que se contagiara por los pasillos del instituto se tratara. Es bien sabido que el látex es un material prohibido en los Estados Unidos por lo que en nuestra serie americana (grabada en una nave situada en un polígono industrial de Torrejón de Ardoz) los preservativos básicamente no existirán. Será más probable que Katy Perry y Taylor Swift hagan las paces antes de contar con la presencia de un solo preservativo en alguna escena. ¿Qué sería de una serie adolescente sin un embarazo imprevisto de uno de sus protagonistas? 

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Es muy importante que el antagonista cobre vida en forma de líder del equipo de animadoras que los miércoles después de clase se reúne con sus compañeros del club de castidad. Ésta debe ser muy rubia y, por supuesto, llevar un nombre como Ashley, Sarah o Alison. Cualquiera de los tres nos vale. También, para tener a nuestra mala malísima on point debe de estar acompañada en todo momento de su insoportable séquito y tener un novio muy musculado pero muy tonto, cosa que no nos importará porque gracias a él rellenaremos minutos de capítulo con escenas en las que se quitará la camiseta de manera sumamente injustificada.

Como bonus track si queremos dejar a los televidentes patas arribas sería muy interesante que el novio de la antagonista comenzara a enamorarse de nuestra protagonista, generando aquí un mal rollo que solo se arreglaría con un número musical en mitad de la cafetería. Por cierto, si es lo que a ti te va no dudes en meter números musicales en cualquier escena del capítulo. La lectura de un testamento, un incómodo encuentro en el ascensor con ese vecino que ha amenazado con denunciarte por poner Lo Malo a un volumen extremo, un accidente mortal en el metro… Cualquier situación puede desencadenar un buen número musical. No lo olvides.

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De gran relevancia serán las relaciones profesor-alumno. Mientras que en el mundo real el profesor de matemáticas se llamaría Antonio Manuel, tendría 52 años, serios problemas de alopecia, seis dioptrías en cada ojo y un buen cerco de sudor en los sobacos cada vez que usa una camisa para ir a clase, es decir, todos los días, el profesor en nuestra serie debe ser lo más parecido a un ser mitológico nunca antes visto.

Nuestro profesor tendrá algún nombre como Marcus, su edad rondará entre los veinticinco y los veintiocho años , lucirá un corte de pelo perfecto y bajo un apretado polo podremos apreciar todo un cuerpo para el pecado. Como es de esperar éste tendrá algún que otro tonteo con nuestra protagonista pero finalmente todo terminará de manera trágica cuando una madre conservadora del AMPA los pille montándoselo en los vestuarios del gimnasio y acaben destinando al profesor a otro centro bien lejano de algún municipio recóndito de Murcia.

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Si todo esto te ha sabido a poco siempre puedes optar por algunos de los grandes clásicos de la trama adolescente: triángulos amorosos, la amiga nerd que de un día para otro se levanta siendo guapa (algo parecido le pasó a Kylie Jenner), un beso bajo la lluvia junto a su correspondiente neumonía, planos a cámara lenta por los pasillos del instituto, el baile de fin de curso como momento clave en la vida de todo estudiante, la clase de biología en la que se disecciona una rana… Momentos que nunca pasan de moda. De nada.

Ahora que te hemos desvelado como crear una serie adolescente en condiciones solo tienes que ponerte manos a la obra y proceder a su creación, quién sabe si de aquí a unos meses estaremos hablando en nuestra web sobre tu creación, eso sí, no te cortes a la hora de repartir los royalties con nosotros, que para algo te hemos dado estas maravillosas ideas.

 
 
 

 


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Fran Luna

Cago, odio y me spoileo a partes iguales. Mi animal espiritual es Belén López Vázquez (3°B) y todo lo que sé sobre el amor lo aprendí gracias a Pasión de Gavilanes. Yo por mis series MA-TO.

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Cómo hacer una serie adolescente: el tutorial definitivo

de Fran Luna Tiempo de lectura: 6 min