Outlander 5×07 Review: “La Balada de Roger Mac”

¡Bienvenidas de nuevo sassenachs! Aquí estamos una semana más para amenizaros las tardes en este confinamiento. Desde luego, “La Balada de Roger Mac” no deja a nadie indiferente ni títere con cabeza. Este es uno de esos episodios que está lleno de sufrimiento y que nos ha hecho permanecer pegados a la pantalla durante una hora completa, acabar con la peluca en Marte, llorar y jadear al final. Todo en uno. En definitiva, es uno de esos episodios que nos recuerdan por qué amamos Outlander. ¡Preparad vuestros muffins, el vino y el kit de supervivencia que nos vamos a la batalla junto a los Frasers! 

El episodio comienza con una escena tierna en la que Roger le canta a Jemmy una preciosa canción, “la balada de Roger Mac” mientras le promete que regresará a casa tras la lucha para volver a cantarle – porque Outlander a veces no es nada sutil -. Esa promesa ya nos da mala espina…y aún más cuando Bree la repite algo más tarde. En esta serie nada es casualidad…

Justo después de la canción, llega la despedida de Bree y Roger, ellos sólo piensan cómo sería todo en su tiempo. Se despedirían tan sólo para enfrentarse a un día de trabajo, después volver a casa a compartir lo que ha deparado ese día y prepararse para vivir otro igual. Sin embargo, en ese tiempo se están despidiendo para ir a la guerra. Sin que tengan la certeza de volver a verse de nuevo. Ambos son plenamente conscientes de que puede que Roger no regrese. Ni siquiera ha tenido tiempo de entrenarse y prepararse, aunque nada puede prepararte para una guerra. Y es tan aleatoria que cualquiera puede morir. Pero Roger está aún menos listo que los demás. No sabe luchar ni tiene conocimientos estratégicos que le puedan ayudar. Está solo ante el peligro. Ninguno de los dos quiere pensar en ello pero es una verdad que flota entre ambos. 

Es Roger quien la saca a colación. Quiere dejar las cosas listas por si no vuelve a verlos más. Al fin y al cabo, su padre no volvió. La guerra es impredecible…puede pasar cualquier cosa. Pero Bree lo corta. No quiere pensar en eso, no puede, es demasiado doloroso. Él va a volver sano y salvo. Le contará a Jemmy lo orgullosa que está de su padre por ser tan valiente y todo estará bien. Es lo único que se permite pensar. Lo único que puede pensar para ser capaz de dejarlo ir.

Los dos se besan con la urgencia de saber que puede ser la última vez y con la esperanza de volver a verse. Y Bree le dice adiós. “Goodbye, Roger Mac” lo despide y no sabe cuán acertada está al decirle algo así porque Roger, si vuelve, no volverá a ser el mismo hombre que salió por la puerta de su cabaña. 

Tengo que decir que me ha gustado mucho esta escena. Son reales. Esta pareja está empezando a ser real. Se han dejado de infantilismos, reproches, secretos, mentiras…y simplemente se han concentrado en mostrarnos una pareja que está empezando a seguir su propio camino y aprendiendo de cada paso que recorren. Sus escenas son tiernas, dulces, románticas pero también desesperadas debido a las circunstancias que están viviendo. Roger y Bree están empezando a ser material de shippeo, cosa que no podía decir en el libro. Me están ganando poco a poco y han tenido un cambio acertado respecto a Roger que se refleja también en la pareja. 

En el campamento del ejército inglés, en Alamance, Jamie y Claire amanecen envueltos el uno en el otro. Es el 50 cumpleaños de Jamie así que un “happy birthday, coronel” está en orden. Al igual que unas cuantas caricias y bromas – creemos que esa boa instrumento funciona perfectamente bien, aunque nos ofrecemos voluntarias como tributo para comprobarlo – en una escena muy bien adaptada y prácticamente calcada del libro que nos enamora por completo. Pero como suele suceder cuando vas cumpliendo años, recuerdas lo que sucedió en los años anteriores, haciendo un repaso de lo que ha sido tu vida, con sus errores y aciertos, de las personas que has perdido y que has ganado, a veces con melancolía, otras con nostalgia y en ocasiones con anhelo de lo que podría haber sido. 

En su caso, Jamie y Claire se perdieron muchos cumpleaños juntos. Hubieran sido tan diferentes si los hubieran vivido el uno junto al otro. El miedo y la pérdida hubieran sido cargas compartidas, al igual que la esperanza. Hubieran encontrado el camino juntos. Pero no pudo ser. Ahora, están juntos pero sus vivencias separadas los cambiaron irremediablemente. Son personas distintas de las que fueron cuando se conocieron y se enamoraron. Y es cierto, son algo diferentes. La vida y las vivencias que han tenido les han hecho serlo. Han puesto en el corazón pesos y cicatrices que no estaban ahí antes pero, tal y como le dice Claire a Jamie, “you’re still you”. 

Puede que ambos sean algo distintos a como eran. Nadie es el mismo después de 20 años, nuestras vivencias y errores nos enseñan, nos moldean…pero no cambian lo que somos en realidad. Eso es lo que sucede con Jamie y Claire. Sus vivencias los han marcado pero la esencia de lo que son sigue ahí. Siguen siendo ellos. Y siguen completamente enamorados el uno del otro. 

Jamie también hace un recuento de sus años y se da cuenta de que ha vivido más que su padre. Desearía tanto que él estuviera ahí, que hubiera podido verlos. Ver a su familia. Claire intenta consolarlo. Su padre estaría orgulloso y feliz de verlo ahora, de ver todo lo que ha conseguido. Una mujer, una hija, un nieto y unas tierras hermosas donde ver crecer a toda su familia. Jamie sabe que Claire tiene razón. El mundo, cada segundo de su mundo es un regalo y está agradecido de poder abrir los ojos un día más, junto a su esposa y toda su familia. 

Tras esta pequeña reflexión filosófica demasiado intensa y profunda para los albores de la mañana, ambos celebran el cumpleaños de Jamie como se merece. Con una escena hot que nos encanta. Es más pausada que la del episodio anterior, menos salvaje, pero igual de pasional. Es mucho más profunda, una celebración de la vida y del amor que comparten. Además, está mucho mejor ejecutada y pensada que la anterior. Bastante más cuidada. Es la tercera escena que vemos de este tipo y, aunque ya no es esa pasión desbordante y mucho más explícita del principio, se agradece el cambio de tercio y la mejoría en este aspecto desde la season anterior. ¿Me gustaría que fueran más como las escenas de la season 1 y 2? Sí. Pero están recuperando el tono y eso hay que reconocerlo. 

Tras esto, tienen un pequeño encuentro en el que hablan sobre Murtagh. Aún no hay una señal de él pero ambos son muy conscientes de que ha llegado el momento. Se tendrán que ver las caras como enemigos, y Murtagh o Jamie pueden acabar en su mesa de operaciones por esa estúpida e inútil batalla. Los dos se encuentran con los nervios de punta, deseando que todo pase ya y, a la vez, queriendo que el tiempo se pare y el momento no llegue nunca. 

Más tarde, Jamie se prepara para la batalla que sabe que lo cambiará todo. Está en el río, en medio de un ritual propio, llamando en gaélico a quién cree que le puede ayudar y darle la fuerza y el valor necesarios para hacer lo que deba y proteger a su clan. Claire lo ve y cree que está llamando a dios, invocándolo para que lo ayude. Para que proteja su alma y todas las almas de los que morirán y matarán ese día. Pero en realidad está llamando a Dougal. Invocándolo a él, a su voz, a sus consejos. Es una elección extraña, Dougal y ellos siempre tuvieron una relación tirante. Por contar lo más importante, él intentó matar a Jamie, siempre tuvo una fijación malsana con Claire y ambos terminaron matando a Dougal para que no los delatara ante el ejército jacobita. 

Pero, tal y como le dice Jamie, Dougal era muchas cosas pero era el jefe de guerra del clan Mackenzie y le enseñó todo lo que sabe sobre batallas y tácticas militares. Sobre mantener la cabeza fría en medio del caos, cuando todo se desmorona a tu alrededor. Jamie hizo las paces con Dougal hace años por todo lo que pasó entre ellos. Él es el único que le puede ayudar en ese momento, para guiarle en lo que debe hacer con sus hombres y con ella, para mantenerlos a salvo. Al fin y al cabo, Dougal los protegió a todos, los guió como solo un jefe de guerra haría y los salvó. Necesita su sabiduría porque ahora él debe hacer lo mismo. 

Sin embargo, Jamie debe de llevar cuidado con lo que desea. Dougal aparece y hay que recordar que es un hombre muy peligroso. Llamarlo, invocarlo…puede tener sus propios riesgos. Puede que Jamie haya hecho las paces con lo que sucedió con Dougal pero, ¿y él? Porque no parece nada contento. Puede que la invocación de Jamie para conseguir una guía que le ayude a salir de esto, se le vuelva en contra. Puede que le salga el tiro por la culata. 

Por su parte, Claire no sabe si Dougal acudirá a su llamado y guiará a Jamie. Particularmente, no cree en esas supersticiones y cuentos sobre fantasmas o espíritus guía. Pero cree en Jamie. Tiene una fe ciega en él. Y sabe que Jamie sabrá perfectamente lo que debe hacer para protegerlos a todos porque siempre lo hace, incluso aunque tenga que sacrificarse a sí mismo para ello. Así se lo hace saber. Claire no cree en espíritus, ni en Dougal, ni en cuentos de viejas…pero sí confía en Jamie, plenamente. Así que se acerca a él, lo toca, lo acaricia, lo mira a los ojos, para que vea la verdad escrita en ellos. 

Pechote + ritual = 🔥🤤

Jamie es consciente de que el momento que más temía ha llegado. Llegó la hora de enfrentar a su padrino, a su sangre y su familia, de frente, como un enemigo. Los juegos se han acabado. Ya no están intentando evitar que lo atrapen, ganando tiempo de donde no hay para eludir esa misma batalla. Ya no están dando un rodeo intentando cambiar lo inevitable. Ahora debe de mirar y enfrentarse a su pesadilla de frente. Ya no hay vuelta atrás. Je suis prest.

Por otro lado, Tryon le hace ponerse a Jamie la chaqueta de los casacas rojas, sabiendo perfectamente lo que eso significa para él, la humillación que es. Tryon conoce a la perfección que Jamie fue jacobita y no uno cualquiera, si no uno de los hombres más importantes y con más poder en el ejército de Carlos. Por supuesto, es consciente de lo que sucedió en Culloden y después de esa batalla. La forma en la que el ejército inglés aplastó a los jacobitas sin piedad, sin misericordia. Así que sabe que para Jamie ponerse esa chaqueta es una de las peores humillaciones. Pero le hace ponérsela, no ya solo para denigrarlo, si no para recordarle de qué lado está y quién manda. Para mostrar su dominio sobre él. 

Jamie no quiere ponérsela. Se revuelve contra el solo hecho de tener que hacerlo. Porque esa chaqueta representa todo lo que odia y todo contra lo que ha luchado. Puede que su unión a la causa jacobita fuera más por razones prácticas que ideológicas pero siempre ha luchado contra el dominio de los ingleses en Escocia, siempre ha creído en ello y ha estado orgulloso de ser escocés, a la vez que ha defendido a su tierra y sus orígenes. Tener que ponerse la chaqueta del ejército inglés es…repulsivo. 

Le repugna tener que llevar una prenda que es el símbolo más claro del enemigo de la tierra, del país, que lo vio nacer y crecer. Y del dominio que han ejercido sobre él (tanto físico, como mental y, desgraciadamente, sexual), sobre su gente. Porque ponerse eso sería como ser uno de ellos, un casaca roja más, pero no es uno de ellos y nunca lo será. 

Sin embargo, a Jamie no le queda más remedio que ceder y ponerse esa infame chaqueta. Y odia cada segundo de ello al igual que odia a Tryon por humillarlo así. Es una deshonra que hacía mucho tiempo que no sentía. Se le nota en su mirada. Está casi a punto de saltar sobre Tryon y hacerle tragar esa chaqueta, con botones y todo. Sus ojos echan chispas, se encienden con un fuego que nunca se apagará…pero debe apaciguarlo y, de nuevo, bajar la cabeza. No le conviene saltar hacia Tryon. Lo atraparían, lo acusarían de traidor y no conseguiría nada más que poner en jaque tanto su vida como la de su familia. 

El Jamie de hace 20 años habría saltado hacia Tryon tras una humillación así. Sin embargo, este Jamie es más reflexivo, más sabio, dado que tiene la experiencia para utilizar antes el cerebro que la espada. Así que Jamie aguanta estoico y se guarda su ira, su rencor, y su deshonra, y se coloca la chaqueta que lo identifica como un miembro más del ejército inglés. 

Claire lo ve de casaca roja y también ve su cara. Está airado y avergonzado de llevar ese uniforme. Ella sabe cuánto lo desprecia y que Jamie está odiando cada segundo que tiene que llevar esa chaqueta. Ella también odia verlo así. Es como si no fuera él porque esa prenda representa todo contra lo que lucharon juntos. Todo contra lo que se revelaron. Es el símbolo del enemigo y de quién les hizo sufrir tanto, por quiénes perdieron a su familia. Y verlo vestido con eso…es una visión que nunca hubiera querido presenciar. Pero se acerca a él, le toca la cara, lo acaricia, lo mira…y en sus ojos hay un mensaje claro: “you’re still you”. 

Puede que Jamie vaya vestido con esa prenda que ambos desprecian, pero no es uno de ellosSigue siendo él, el mismo guerrero de las Tierras Altas que siempre ha sido. Una chaqueta no puede cambiar eso. Nada puede cambiarlo. Claire le está recordando quién es y en ese momento en el que Jamie se siente humillado y perdido al verse vestido como el enemigo sin tener otra opción, como si fuera uno más de ellos, él necesita este recordatorio. Necesita saber que nada ha cambiado y que Tryon le podrá obligar a llevar esa prenda, pero no lo puede obligar a ser alguien que no es. No puede cambiar su esencia. Tryon no puede realmente humillarlo si él no le deja. Y no se va a dejar. 

Outlander Season 5 Key Art and Marketing Shoot – Sep 17-21 2019

Y llega el momento de la despedida. Jamie le besa la mano en un gesto enormemente tierno, de conexión, solo para sentirse. Para reconocerle a Claire lo que ha hecho por él y, a la vez, prometerle que volverá. Jamie regresará a ella, a casaClaire no puede más que desearle suerte. Sabe que no es suficiente pero nada lo es. Llegados a este punto, no pueden hacer nada más que luchar para volver a encontrarse una vez que la batalla termine. Los dos se miran largamente, tanto para prometerse que volverán a verse como para memorizarse por si acaso una promesa no le puede ganar a la fatalidad propia de una batalla. En el caso de que no vuelvan a encontrarse, quieren llevarse grabado a fuego el rostro del ser amado, tatuado en la piel. 

Claire rompe ese silencio con un susurro casi ahogado por la emoción, “love you, soldier” y lo besa. De nuevo, lo llama por esa expresión tan especial, tan única, tan suya. Solo usada para ocasiones especiales. Para despedidas…pero también para bienvenidas. Una expresión que lo condensa todo en solo una única palabra. Y el beso. Ese beso lleno de desesperación, de fuerza, de anhelo, de promesas…es una batalla en sí misma para arrancarle al otro la promesa de que se volverán a encontrar cuando todo acabe. Porque ambos van a luchar en distintos frentes. Claire luchará en ese hospital por salvar la vida de los heridos en toda la locura que pronto se desatará. En la locura y aleatoriedad de la guerra. Así que él también le desea suerte a ella porque sabe que con cada paciente que pierda, un trocito de Claire también desaparecerá. 

Jamie también le dice que la ama. Para que nunca se le olvide y lo tenga presente, vuelva o no. Vivo o muerto, todas las células de su cuerpo la aman, y lo seguirán haciendo incluso más allá de la muerte. Entonces la besa, se aferra a ella, le devuelve ese anhelo, esa desesperación, la lucha para arrancarle al otro una promesa, un voto, un juramento. El de volver a casa. Es entonces cuando Jamie vocaliza esa promesa. Le jura a Claire que regresará para vivir un día más junto a ella, para volver a ella. Puede que algún día deban separarse…pero no será ese día. Le vuelve a besar la mano, para sellar ese voto tan intimo entre ambos. Un último beso…a la espera de poder darse más. 

Ambos se resisten a soltarse las manos y separarse, se aferran el uno al otro hasta que ya no pueden más…pero, al final, deben dejarse ir. Jamie sigue su camino sin mirar atrás porque sabe que si lo hace, no se iría nunca. No podría hacerlo. Mientras que Claire lo sigue con la mirada hasta que desaparece y ya no puede verlo más, memorizando sus rasgos, sus gestos y con las ganas de ir tras él, para compartir su misma suerte. Si viven o mueren, lo harán juntos…pero sabe que no puede. Ella tiene un trabajo que hacer en ese hospital de campaña. Así que reza en silencio para poder volver a Jamie y para que ese voto que ambos se han hecho sirva para vencer a la crueldad propia de una batalla. 

Tryon tiene todo preparado para lo que será una lucha muy desigual. Van a utilizar cañones contra granjeros. El ejército de Tryon lo forman hombres entrenados y organizados, mientras que los reguladores son personas que lo han perdido todo, con armas pero sin entrenamiento militar. Todo esto es un eco de lo que sucedió en Culloden. Los jacobitas también eran granjeros que habían cambiado su guadaña por una espada, pero que prácticamente no tenían entrenamiento militar y La Corona utilizó toda su artillería contra ellos. Es un eco que Jamie no se puede sacar de la cabeza, por eso intenta presionar a Tryon para evitar que esa masacre se vuelva a repetir, sin éxito. El gobernador no da su brazo a torcer y a Jamie no le queda más remedio que prepararse para lo que será una batalla sangrienta.

En ese momento, Roger se presenta para la batalla y a Jamie no le causa ningún gusto su presencia, su cara cambia y se pone aún más seria, sin emociones y prácticamente ni lo mira mientras lo saluda. Este frío recibimiento se debe a que Jamie ve a Roger como un problema más del que ocuparse. 

Aparte de sus enfrentamientos pasados, él no sabe luchar, no ha tenido tiempo de aprender y está claro que no es un hombre de guerra, por lo que Jamie deberá estar con un ojo sobre él para protegerlo, porque sabe que no debe dejar que le pase nada, Bree no se lo perdonaría ni él tampoco. Además de eso, tiene que intentar que no maten a Murtagh y que la batalla acabe rápido. Jamie ya tenía mucho en su plato y la llegada de Roger supone un problema más del que ocuparse cuando casi no sabe cómo resolver los que ya tiene. 

Pero Roger está allí y todo tiene que seguir su curso. Como la milicia no llevará el uniforme del ejército inglés, necesitan un distintivo para evitar confusiones, así que reparten una especie de flor amarilla. Entonces, a Jamie se le presenta otro problema: Morton. 

El muy idiota hombre ha decidido acudir porque le juró a Jamie que estaría a su lado cuando llegara ese momento, ha dejado a Alicia y a su hijo por nacer en un lugar seguro pero él tenía que estar ahí porque su honor no le permitiría otra cosa. Cómo no podía ser de otra manera, el padre de Alicia se enfrenta a él y le dice de todo menos bonito. Claire intenta defenderlo con toda la razón, al fin y al cabo, Alicia tomó la decisión por sí misma de irse junto a Morton, nadie la obligó a ello pero el padre de Alicia la mira con ira, suficiencia y desprecio mientras le grita que se meta en sus asuntos. Vamos a pararnos aquí un momento. 

Este es el segundo enfrentamiento que el padre de Alicia tiene con Claire. Tal y como comentamos en la review del episodio 4, él la miraba fijamente, demasiado fijamente, como planeando una venganza en contra de Jamie a través de ella. Este enfrentamiento tan directo, la forma de mirarla, con esa soberbia, la forma de hablarle, como exigiéndole que se calle porque no acepta las opiniones de nadie y menos de una mujer, porque se nota que es un machista a kilómetros, me dicen que él está empezando a guardarle rencor y no sólo está viendo una venganza contra ella como la forma de hacerle daño a Jamie si no de cobrarse todas las ofensas que, en su mente, Claire le ha hecho. Y esto es peligroso, muy peligroso…porque nos lleva a un camino sin retorno. 

Siguiendo con la escena, me encanta cuando Jamie está a punto de saltar encima de ese hombre despreciable por hablarle así a Claire. Finalmente, decide contenerse, parar la pelea y aceptar a Morton lo que provoca una nueva bajada de cabeza, una nueva humillación a sus ojos, de los Brown. Esto me parece importante porque es otra pieza más del rompecabezas, otro motivo por el que los Brown guardarían resentimiento en contra de Jamie…y una razón más para querer vengarse. 

Mientras tanto, en cuanto Bree se entera de que la batalla será en Alamance, sabe que debe ir a advertirles del resultado: las casacas rojas ganan y esa batalla se considera la chispa que inicia la revolución americana. Al llegar, me vuelve a llamar la atención y molestar que Jamie se acerque a Bree para ayudarla a desmontar y ella prácticamente ni lo mire y ni lo salude, además de que cuando habla se dirige directamente a su madre. Sigo sin entender esto y me parece un error garrafal. Jamie y Bree no parecen padre e hija, parecen dos extraños que son apenas conocidos. ¿Cómo es posible que Bree ni siquiera abrace a su padre o le salude, o le haga un gesto? ¿Cómo? Es que ni siquiera le da un apretón en la mano. Hasta con eso me habría conformado. 

Pero no hay nada. Para Bree, es como si Jamie no existiera. Así que sigo pensando que están fracasando estrepitosamente en construir y desarrollar una relación entre ambos. Le están fallando a estos personajes y no les están haciendo justicia. Como comentamos hace unas semanas, Bree llega a ver a Jamie como un padre y él se convierte en un pilar en su vida, alguien necesario, tanto o más que su madre. Ese tipo de relación no se construye con personajes que se ignoran entre sí.

Ya van tarde. Es una relación que debería de haberse empezado a desarrollar desde el final de la season 4 y seguir durante toda esta temporada. Así que han perdido demasiado tiempo. Empezamos a entrar en la recta final de la season 5 y Jamie y Bree apenas han tenido una escena juntos y han cruzado dos palabras, y eso fue allá por el lejano 5×01. Esto no puede ser. La serie no puede permitirse seguir manteniendo este error. 

No pueden llegar y en un capítulo mostrarnos que Jamie es alguien vital para Bree si no les hemos visto más que ignorarse el uno al otro y apenas dirigirse la palabra. Si no hemos visto cómo esa relación se construye, se desarrolla y crece. Es una de las cosas más bonitas que tiene esta segunda etapa de la serie (la etapa post Culloden) y la han eliminado de un plumazo. Espero que a partir de ahora, corrijan esto y empecemos a ver a un padre y una hija no a dos extraños que coinciden de vez en cuando en pantalla. 

Outlander Season 5 Key Art and Marketing Shoot – Sep 17-21 2019

Dicho esto, sigamos con la escena. Bree les avisa de todo lo que sabe sobre esa batalla. Tras escucharla, Jamie quiere avisar a Murtagh. Sabiendo que La Corona gana, es la oportunidad de decírselo para que los reguladores se retiren y esa batalla no exista, para que su padrino, su familia, y él no tengan que luchar en bandos enfrentados. Bree no quiere hacerlo porque esa batalla es la llama de la revolución americana, si la paran, ¿qué sucedería? América tal y como la conocen, como ella la conoce, podría no existir. Aquí ella tiene razón pero…es Murtagh. ¿No vale la pena el riesgo? Es familia y por la familia se hace de todo, incluso cambiar el curso de la historia. 

No avisar de lo que saben sería como traicionar a Murtagh. Si él tiene una posibilidad de vivir y de evitar luchar inútilmente, deben avisarle. Así que Jamie le rebate a Bree su conclusión. Si esa batalla es la llama, ¿no podría suceder en otro sitio? Si en la historia está escrito que Alamance es solo una batalla, ¿podría existir otra? ¿Habría un cambio sustancial en el gran esquema de las cosas? Aquí está de nuevo el dilema sobre el tiempo y los acontecimientos que pueden ser cambiados o alterados por los viajeros. 

Claire lo tiene claro: ella tampoco quiere que Murtagh luche en esa batalla y, sobre todo, no quiere que Jamie y él se enfrenten como enemigos porque sabe que eso los mataría un poco a los dos. Roger los apoya, sabe que lo correcto es avisar a Murtagh, independientemente de las repercusiones en la historia que pueda tener, él es familia, no pueden abandonarlo a su suerte por lo que la historia diga que debe pasar.

Así, Roger decide ofrecerse voluntario para avisar a Murtagh. Jamie le avisa de que será peligroso, al fin y al cabo, se estará metiendo en territorio enemigo. Pero Roger necesita hacer algo. No es bueno con las armas, ni en un enfrentamiento, pero sí con las palabras. Necesita usar sus propias armas, las armas que conoce y domina, para ayudar a las personas que le importan. Es entonces cuando Jamie lo mira por primera vez con respeto. Sabe que no ha debido de ser una decisión fácil pero es una decisión valiente.

Roger va a correr peligro y a pesar de no saber luchar, de la imposibilidad de defenderse si sucede algo que requiera una lucha con espadas, él está dispuesto a cruzar a territorio enemigo para avisar a su padrino, porque es lo correcto y porque quiere ayudar a la familia, a su familia y a mejorar la vida en ese siglo. A proteger y salvar a los que pueda. Y eso merece su respeto. Es la primera vez que Jamie siente algo así por Roger, él ni siquiera pensaba que un momento así llegaría pero lo ha hecho. Respeta lo que Roger está a punto de hacer porque no cualquiera lo haría. Solo un buen hombre, un hombre honorable, un hombre que puede ser digno de su hija. 

Bree tampoco ignora el peligro al que se expone Roger. Entiende sus motivos pero no puede evitar preocuparse al verlo marchar. Tantas cosas pueden pasar…por eso no aparta la mirada de él cuando se va. Es una mirada llena de miedo y de súplica. Bree le suplica en silencio a Roger que vuelva a casa, a ella. Y Roger tiene la intención de hacerlo. Pero las intenciones le importan poco a quién esté moviendo los hilos allá arriba. 

Tras esa despedida, Roger consigue llegar al campamento de los reguladores y avisar a Murtagh sobre el resultado de esa batalla. Roger le pide, casi le suplica a Murtagh que pare todo esto, toda esta locura, porque no pueden ganar. Solo servirá para segar vidas. Murtagh intenta negar lo evidente, superan en número al ejército inglés, pero eso no importa, no están preparados. No tienen armas que compitan con las de La Corona, tampoco una jerarquía clara ni entrenamiento. Los aplastarán.

Murtagh lo sabe, sólo se estaba agarrando a un clavo ardiendo. Esto, los reguladores, esta lucha, es lo único que le queda. Renunció a todo por ella. Renunció a seguir siendo el padrino de Jamie, renunció a Jocasta y al futuro que podrían haber tenido juntos…si acepta lo que le dice Roger y se resigna a la evidente verdad, que esa lucha no tiene futuro, entonces habrá sacrificado todo por nada. Murtagh intenta agarrarse a ese hecho pero es algo que ni siquiera existe y, en el fondo, lo sabe. 

Roger también lo tiene claro. Esa es una batalla perdida. Es algo que está escrito y no se puede cambiar. Roger es firme en eso, cree que los viajeros no pueden cambiar ningún acontecimiento histórico de calado, no importa cuánto lo intenten o las maniobras que hagan, al final todo terminará donde dicen los libros de historia que termina, como sucedió cuando Claire, Murtagh y Jamie intentaron evitar Culloden. Por eso, él sabe que, si se libra, sucederá lo mismo con esta batalla: los reguladores perderán. 

A pesar de esto, Murtagh sigue poniendo excusas. Esos hombres lo han perdido todo, él los ha instado a luchar, a dejarse la vida por su causa, no puede salir ahora y simplemente decirles que se den la vuelta y arrojen las armas al suelo. Roger intenta hacerle entender que vivirán para luchar otro día y que eso es más importante que luchar y morir ahora. En unos años, todos lucharán del mismo bando. Pero Murtagh lo sabe. Sabe qué es no tener nada. Sabe lo que se siente cuando te lo han arrebatado todo y aún pretenden quitarte hasta lo que ya no tienes. Unos años es un mundo para un hombre desesperado que no tiene nada. Ahora mismo los reguladores no tienen nada que perder simplemente porque les han arrebatado todo. 

Más tarde, Murtagh habla con Roger y le dice que ha intentado que los reguladores se retiren pero que no van a ceder. Van a luchar y él lo hará con ellos. Si muere en esa batalla, así será, está resignado a ello pero no los abandonará, les hizo un juramento. Les prometió que estaría a su lado cuando llegara el momento y así va a ser. Llegó la hora de que Roger se marche porque ya no tiene nada que hacer allí. Las cartas están repartidas y la suerte está echada.

Me resulta curioso que no se vea el momento en que Murtagh le plantea a los reguladores la posibilidad de retirarse y la forma en la que tiene de rehuir la mirada de Roger cuando le dice que lo ha hecho. Y es que creo que nunca lo hace y simplemente se lo dice a Roger para que él se quede más tranquilo, sabiendo que hizo todo lo posible. He de decir que entiendo que Murtagh no se lo plantee a los reguladores porque a ambos se les aplica el mismo dicho, “tienes razón, pero…”.

Roger tiene un punto al decir que esa lucha es inútil porque ya conocen el resultado. No pueden cambiarlo. No pueden modificar grandes eventos de la historia, apenas intentar retorcerla un poco. Lo más lógico es retirarse, sobrevivir para poder luchar otro día. Un día en el que puedan ganar. Roger tiene razón pero la historia, y sobre todo las causas, casi nunca tienen que ver con la lógica. Tienen que ver con la desesperación, con un objetivo común, unas ideas compartidas y una voluntad férrea de defenderlas. 

Aquí es donde entra la argumentación de Murtagh. Sus hombres son personas que lo han perdido todo, a los que La Corona les ha arrebatado hasta lo que no tenían. No tienen nada que perder. Y se han unido para luchar por sus derechos, se han unido para defender lo que consideran justo. Y están dispuestos a morir por ello porque lo único que les queda es eso, su vida. 

A personas en esa situación no puedes simplemente decirles que os batís en retirada y que deben esperar unos años. Porque ya han esperado demasiado y en esos años quizá lo único que tienen para enfrentarse con La Corona, su vida, habrá desaparecido, o se la habrán arrebatado también. Murtagh está en la misma situación que ellos, él también lo perdió todo y les juró que lucharía junto a ellos, no puede dejarlos sin más, ni su honor ni sus convicciones se lo permiten. 

Así que tiene razón pero podría haber hecho más. Su deber como líder no es solo estar a su lado en la batalla si no protegerlos en la medida de lo posible. Ahora, sabe que está mandado a la mayoría de sus hombres a morir y que él mismo puede perder la vida y decide por ellos en cuanto a que cree que elegirían morir en esa batalla que vivir un día más a la espera de que llegue su momento. Les debería haber planteado la posibilidad de elegir.

Y creo que aquí entra el hecho de que Murtagh, como hemos mencionado antes, ha renunciado a todo por esta lucha. Ya no le queda nada más que esa batalla. Por ello, sabe lo que es no tener nada que perder y lo que decidiría él si sus opciones fueran luchar y morir en esa batalla o retirarse y seguir a la espera. Elegiría luchar, siempre. Y conoce a sus hombres, sabe que se sienten igual que él, así que hace su propia decisión extensible a todos los demás. ¿Que pensáis vosotros? ¿Murtagh debería haberles dado a elegir?

Cuando Roger está a punto de irse, se encuentra de nuevo con Morag Mackenzie, su pariente, a la que salvó, junto a su hijo, del desalmado de Bonnet. Roger aprovecha esa oportunidad única, esa paradoja temporal, para hablarle a su antepasada sobre su familia y entonces sabe que debe hacer lo posible por ponerla a salvo, a ella y a su propia familia, sus antepasados.

Así que le confiesa que forma parte de la milicia y que deben irse, esa lucha está perdida y su destino será aciago. Deben ponerse a salvo. Pero no tienen adónde ir y menos con un embarazo a cuestas. Roger les promete protección y un hogar en el Cerro, allí estarán seguros. En un impulso, decide abrazarla. Es su antepasada, su pariente, y se encuentra en una situación que acabará muy mal si no acepta su oferta. Quiere ayudarla, ponerla a ella y a su familia, su propia familia, a salvo. Pero el marido de Morag, Buck, no tiene ni idea de esto así que no duda en apartar a Roger bruscamente de ella y pedirle explicaciones. 

Roger intenta disculparse y explicar qué hace allí. Pero él no quiere escuchar nada de eso, no se lo cree, piensa que son amantes. Morag lo sabe e intenta defender a Roger, entonces el desgraciado de su marido la trata mal, la insulta y está a punto de pegarle. Cuando Roger ve algo así no puede evitar lanzarle el puñetazo que se merece a ese machista y maltratador hijo de perrilla. Y yo me pongo de pie a aplaudirle. A parte de que Morag es su antepasada, no piensa permitir que se agreda a ninguna mujer, es algo que no puede simplemente quedarse mirando cómo sucede. Y nada más que por esto yo ya le doy otro punto más. 

Sin embargo, por muy contenta que yo esté con la acción de Roger, no es lo mejor para ganarse el favor de uno de sus antepasados. Él, junto con otros dos que se apuntan también a la pelea, consiguen reducir a Roger y ni siquiera la confesión de que también es un Mackenzie de sangre lo salva de que descubran que forma parte de la milicia, con las consecuencias que eso conlleva. Roger dice la verdad, confiesa a qué ha ido allí, pero nadie le cree y a nadie le importa que tenga su propia familia, lo noquean y es lo último que sabemos sobre él…hasta el final del episodio. Y no es bueno. Nada bueno.

He de decir que me gusta mucho más cómo han explicado el encuentro con Morag en la serie. Han superado al libro en ese aspecto y arreglado sus problemas. Nunca me encajó que Roger besara en la boca, en el relato del libro, a Morag en las dos ocasiones en las que la ve. No solo por la existencia de Bree si no porque Morag es su antepasada, su familia y, seamos sinceros, da todo el asco. 

Nunca entendí a qué venían esos besos y mucho menos el de este encuentro. Me pareció algo fuera de lugar en el libro y sin explicación. Aquí lo han hecho mucho más creíble. Roger no besa a Morag, solo la abraza, un abrazo fraternal que puede perfectamente explicarse como la necesidad de Roger de tener contacto con su propia familia en una situación de peligro, un reconocimiento físico de que son parientes y, de paso, no es asqueroso que te mueres. Así que chapó por esto.

Mientras todo esto sucede, en el campamento del ejército inglés llega el momento. La lucha va a comenzar y, antes de eso, Jamie se dirige a sus hombres para dejarles claro que su misión es derramar la mínima sangre de compatriotas posible, es preferible hacer prisioneros que matar. No están ahí para acabar con sus propios hermanos si no para evitar más muertes innecesarias. Están ahí para salvar las almas de los hombres que puedan. Así las cosas, la batalla empieza. 

Pero antes, un apunte. Me resulta significativo que la milicia solo hace caso a las órdenes de Jamie y esperan a que él les ordene que abran fuego para hacerlo, sin importar cuántos gritos o insultos profiera Tryon. Jamie quería asegurarse en el 5×01 que sus hombres sólo responderían ante él y no ante Tryon y ahí lo tiene. Solo le obedecen a él y el gobernador se ha dado cuenta de ello. 

En medio de todo el caos de la batalla, Morton resulta herido por un disparo y consiguen llevarlo hasta Claire. Él cree que va a morir, su herida se ve tan mal…no cree que pueda volver a ver a Alicia ni ver nacer a su pequeño, pero Claire le promete que sí lo hará. Tiene su arma secreta: penicilina. Está a punto de inyectársela a Morton cuando el padre de Alicia vuelve a aparecer en escena diciéndole a Claire que deje morir a Morton. Para él es basura y se merece morir como tal. 

Es en ese momento cuando Claire suma dos más dos y descubre que fue precisamente el padre de Alicia quién disparó a Morton, ya que le dispararon por la espalda. Tenía que vengarse. Llevaba soportando su presencia junto con el beneplácito de los demás a sus acciones demasiado tiempo. Tenía que hacer algo. Así que aprovechó la confusión de la batalla para tirar a matar. Nadie se daría cuenta de ello. Solo sería un muerto más en un océano de ellos. Pero Claire sí se ha dado cuenta. De nuevo ella. Ella interponiéndose en su camino. 

Al padre de Alicia le da tanta rabia saberse descubierto y la forma tan acusadora en la que lo mira y le habla Claire – que, por otra parte, es normal, porque lo que acaba de hacer es repugnante y ella solo está asqueada – que, con el mayor desprecio, le arrebata la jeringuilla con penicilina, la tira al suelo y la aplasta, impidiendo a Claire curar a Morton (del que no conocemos su destino) y a muchos otros, mientras ella le increpa horrorizada ante lo que ha hecho. Podría haber salvado tantas vidas…las mismas que no pudo salvar en Prestonpans o en Culloden y ese hombre amargado y miserable ha acabado con esa posibilidad. 

Con este ya son tres los altercados entre Claire y el padre de Alicia. Un detalle realmente importante. Se añade un motivo más para que el padre de Alicia le tenga rencor a Claire y también quiera darle su merecido, vengándose de ella. Para él, Claire se ha interpuesto en su camino en dos ocasiones: cuando ha defendido a Morton y ahora, cuando iba a curarlo. No va a perdonar eso tan fácilmente.

Además de que tampoco olvidará la forma en la que Claire le habla, sin pelos en la lengua, como su igual, diciéndole lo que piensa. El padre de Alicia es un machista asqueroso y esa clase de tipejos piensan que las mujeres debemos estar con la cabeza gacha, calladas y asintiendo a todos lo que ellos digan. Piensan que debemos ser sumisas y que si alguna vez nos cae una paliza de su parte, estará justificada y la debemos de soportar estoicamente. Es esa clase de hijos de perrilla a los que tienes ganas de matar haciéndoles que prueben su propia medicina. 

Esa es la razón por la que ver a una mujer como Claire, que es todo lo contrario a lo que él piensa que debe ser y se debe comportar una mujer, lo irrita y le cabrea, lo llena de ira y de rencor, porque simplemente no concibe que pueda existir una mujer así y que encima, se interponga en su camino. Pero sí, imbécil, existimos. El comportamiento de Claire le parece la excusa perfecta para querer darle su merecido y enseñarle lo que él entiende que son modales.

Para él, Claire le ha hablado con una superioridad que no tiene, como si él fuera alguien horrible cuando, a sus ojos, solo estaba defendiendo el honor de su hija (sí, está totalmente loco) y la desprecia por ello, quiere callarle la boca y bajarle los humos. Tiene ganas de hacerlo porque ese ser – que no llega ni a cerdo – no es feliz si no tiene dominio sobre las mujeres, si no se siente superior a nosotras y, a poder ser, aplastadas bajo su bota. 

Así que el padre de Alicia tiene muchos motivos para ir a por Claire más adelante…y no creo que deje pasar la oportunidad si se presenta. No lo va a olvidar, eso está claro. E igual de claro que está que para él, lo que tiene que perder, le vale la pena jugárselo para conseguir probar el dulce sabor de la venganza. Como sucedió en el episodio 4,  pienso que todos estos pequeños detalles nos están llevando hacia un punto de no retorno en el que estamos pensando tod@s. Y no queremos que pase. Cruzamos dedos para equivocarnos. 

Por otro lado, en medio de la batalla, Jamie se encuentra en problemas, un regulador al que conoce muy bien está a punto de matarlo. Verle de casaca roja, de su enemigo, ha sido el colmo y está a punto de dispararle cuando Murtagh lo salva. En medio de todo ese caos y locura, padrino y ahijado se vuelven a reencontrar. Murtagh lo ha salvado, lo ha protegido, de nuevo, como siempre, porque nada ha cambiado. Así que sonríen. No pueden hacer otra cosa porque en medio de todas esas vidas que quedarán marcadas y cambiadas por lo que está sucediendo, hay algo que nunca será distinto y es que ninguno de los dos puede levantar un arma en contra del otro. No pueden verse como enemigos. 

Justo cuando están a punto de abrazarse como la familia que son, alguien dispara a Murtagh. Es un disparo certero, da en el blanco y, en ese momento los dos saben que está todo perdido. Murtagh va a morir. Es cuando se miran, sabiendo que será la última vez que lo harán, aunque resistiéndose a aceptarlo. Por eso se deben dar un abrazo, ese último abrazo. Jamie logra sostener a Murtagh por un momento antes de que caiga al suelo.

Todo es tan injusto. ¿Por qué? No tenía que haber sucedido. Murtagh está muriendo por él, por protegerlo, cuando él lo liberó de su juramento. ¿Por qué? ¿Por qué Murtagh tenía que salvarlo a costa de su propia vida? Si no lo hubiese hecho, nada de esto estaría pasando. Él seguiría con vida. No tenía que morir, no quería que lo hiciera. Pero Murtagh no rompería nunca un juramento hecho a Ellen. Nunca la traicionaría. No importa quién se lo pidiera, ni siquiera por su hijo, al que también siente suyo, lo haría. 

Y así, mirando a Jamie a los ojos, contemplando a la persona que ha protegido y que ha querido como un hijo, Murtagh se encuentra listo para morir. No se arrepiente de nada. Jamie está vivo gracias a él y ese es su mayor legado. Él podrá seguir viviendo feliz junto a su familia. Él no tenía nada más que esta lucha y estaba dispuesto y resignado a morir desde el mismo momento en que Roger le avisó de cuál sería el resultado. Pero Jamie tiene una esposa, una hija, un nieto, una familia, un clan, no podía dejar que muriera. No podía fallarle a Ellen. Jamie es tan parecido a ella en cosas que ni siquiera sabe…pero Murtagh sí. Ve a Ellen en Jamie, ve a Jamie, al que considera un hijo y se siente tan henchido de orgullo. Él es su mayor logro. 

Pero ya no le queda tiempo, así que se lo dice todo. Todo lo que no le ha dicho hasta ahora. Murtagh conoce a Jamie y sabe que se culpará de su muerte, pero no quiere que lo haga, pues no tiene culpa de nada y él está dispuesto a morir. Ha merecido la pena. Y la mejor forma de irse es aquí, junto a él, a su lado, como siempre, como en cada aventura y en cada peligro, como familia. Contemplando su mayor logro y su mayor orgullo. Es entonces, mientras ambos lloran por el inminente final, por lo que van a perder, por todo lo que podría haber sido…cuando Murtagh muere. Y perdonadnos mientras nos vamos a pegarnos un atracón de muffins mientras lloramos a moco tendido. 

El fandom ahora mismo

Necesitamos todo el vino disponible ASAP.

Y whisky. MUCHO whisky.

Pero Jamie no consigue aceptarlo, no puede, es demasiado doloroso, simplemente no puede ser real. Es imposible. Así que llama a gritos, desesperado, desgarrándose la garganta, gritando por ayuda para llevarlo junto a Claire. La ha visto obrar tantos milagros, curar a tantas personas que parecían desahuciadas…tal vez Claire pueda obrar otro de sus milagros. Tal vez ella, su sorcha, su luz, pueda volver a iluminarlo todo, como siempre hace. 

Acuden algunos de sus hombres y nadie se atreve a abrir la boca, Jamie no los deja porque sabe lo que van a decir y no puede escucharlo. Simplemente no puede aceptarlo y se intenta autoconvencer de que Claire lo salvará y algo saldrá bien en ese día aciago. 

Consiguen llegar hasta el hospital de campaña de Claire y Jamie está desesperado. Ella obrará el milagro. Como siempre. Así que le saca compulsivamente todo lo que Claire tiene, intentando convencerse de que alguna de todas esas cosas extrañas que solo Claire entiende será la correcta, obrará el milagro y salvará a Murtagh. En el fondo, Jamie sabe que no hay nada que hacer pero desea tan desesperadamente que lo haya. Desea con tanta desesperación que Claire, su otra mitad, pueda salvar a Murtagh y así arreglar la parte que se ha roto en él cuando Murtagh ha muerto…desea tanto que pueda volver a pegar los trozos, como hace con todos sus pacientes, como ha hecho tantas veces con él, para volver a sentirse completo…

Claire le comprueba el pulso y sabe inmediatamente que Murtagh ha muerto. Pero al ver tan desesperado a Jamie, tan absolutamente roto, desorientado y perdido, no sabe como decírselo. Pero debe hacerlo. Debe ser ella. Sabe que Jamie no le creería a otra persona más que a ella. Pero Jamie está en un lugar en el que ni siquiera ella puede alcanzarlo. Porque el dolor ni siquiera se puede expresar con palabras. Es algo físico. Una parte de Jamie simplemente se fue, ya no está y el resto está tan roto que duda que pueda repararse. Y aunque se pueda, nada será igual, no funcionará igual. Así que Jamie hace algo que nunca, fuera de una pelea, ha hecho cuando se trata de Claire: le grita. 

Le grita que es imposible que esté muerto, no puede ser. Él se siente tan desgarrado, no puede dejar que la muerte de Murtagh sea real porque entonces no quedaría nada. Solo un inmenso vacío que no podrá llenar nunca. Así que le ordena a Claire que haga algo, que haga alguno de sus milagros y lo salve. Claire le sobresalta por el tono de Jamie tan lleno de ira, con unos ojos tan duros y fríos…ese no es su Jamie. Pero, en realidad, ella ve más allá.

Ve que la ira enmascara al dolor, que la frialdad es solo un mecanismo de defensa de alguien que está más allá del sufrimiento y que la orden en realidad es solo una súplica. Jamie le suplica a Claire que lo solucione. Porque ella consigue arreglarlo todo. Consigue curar a todos. Y está rogando, en realidad no por Murtagh, si no por él. Quiere que Claire le cure las cicatrices que esa batalla brutal ha generado en él, que borre el sufrimiento, que llene el vacío que deja un ser querido cuando se ha perdido para siempre…que vuelva a coser todas sus piezas para volver a sentirse él mismo. Pero Claire no puede ayudar. Ojalá pudiera.

Jamie, en medio de toda su desesperación, necesita hablar con Murtagh. Necesita ordenarle que vuelva, decirle que no lo libera de su juramento, que no lo puede dejar solo. Pero es una lucha inútil y Jamie lo sabe. Solo desea que Murtagh pudiera escucharlo. No quiere dejarlo ir. No está preparado para hacerlo, nunca lo estaría porque él es un pilar en su vida, una parte vital, irreemplazable. Una parte que siempre faltará. Él se habrá ido pero nunca será olvidado. Las órdenes de Jamie, igual que sucede con Claire, son súplicas y esa furia…es furia contra sí mismo. Por haber permitido que las cosas llegaran hasta ese punto, por no haber muerto en lugar de Murtagh. 

Con el paso del tiempo, la ira se convierte en dolor, en desgarro, en el sufrimiento más absoluto cuando no le queda más remedio que aceptar que Murtagh ya no está y que nunca más volverá. Se ha ido para siempre. El mundo sigue girando, las manecillas del reloj no cesan en su tic tac pero el mundo de Jamie se ha parado por completo. Se ha vuelto del revés y ha cambiado para siempre. Su mundo ahora es un mundo diferente del que despertó esa misma mañana. Es un mundo sin Murtagh. ¿Cómo puede seguir todo como si nada sin que nadie se dé cuenta de que todo su mundo se ha roto a pedazos? 

Pero sí hay alguien que se da cuenta, alguien que lo sabe: Claire. Ella lo llama. Sabe que Jamie está en un lugar oscuro, lejos de allí. Jamie la mira, pero no la ve. Solo puede ver el cadáver de Murtagh tendido en esa mesa. Ni siquiera llora porque el sufrimiento es tan grande que no habría lágrimas suficientes para expresarlo. Pero necesita salir de allí, él no puede quedarse, ni siquiera junto a Claire. Duele demasiado. Se siente perdido, solo y desorientado. Como si estuviera en medio de una tormenta y una ola lo hubiese transportado a un lugar inhóspito, hostil y desconocido. Murtagh se ha ido para siempre. Y encima no puede matar al bastardo que lo ha hecho. 

Jamie ni siquiera se puede permitir una venganza. Quien lo ha matado era tan solo un chiquillo que quería impresionarlo. Uno que se tomaba la guerra como si fuera un simple juego con el que precisamente había estado hablando antes, intentando hacerle entender que las batallas y las guerras sólo consistían en matar. Pero ese chiquillo se había dejado deslumbrar por los cañones, por la sensación de poder que te da formar parte de un grupo armado. Se había dejado encandilar por el brillo, por el juego que les proponía Tryon…pero nada de eso es un juego. Es muerte y destrucción. Así que ni siquiera puede culpar al chiquillo, ni siquiera pensaba que estaba haciendo algo malo porque le han enseñado que no lo estaba haciendo. A Jamie no le queda nada. Ni siquiera el dudoso consuelo de una venganza. 

Claire, por su parte, una vez que sale Jamie, llora por Murtagh lo que no se ha permitido llorar hasta ese momento. No podía derrumbarse frente a Jamie, él estaba perdido, totalmente roto y abatido, tenía que ser fuerte por él. Pero ahora que está sola puede dejar que sus sentimientos fluyan. Murtagh también era familia para ella. Quería tanto a ese viejo cascarrabias y orgulloso escocés, habían pasado por tanto juntos…era simplemente familia. Que ya no esté le rompe el alma en mil pedazos. 

Coge su trozo de tartán, el que llevaba desde la prisión, símbolo de su lucha y orgullo por sus Tierras Altas y su origen escocés, orgullo por su hogar. Y el símbolo de todo lo que los ingleses intentaron arrebatarle pero nunca pudieron: la dignidad y el honor. Claire se guarda ese tartán en su batín de médico, para recordar a Murtagh, para honrarlo. Siempre. Es entonces cuando llega el momento de decirle adiós para siempre y de taparlo con una sábana. Murtagh desaparece físicamente pero nunca desaparecerá de sus recuerdos, de sus corazones y de sus almas. Y tampoco de las nuestras. Porque la familia nunca se olvida. 

Una vez que hemos terminado con nuestra vigésima ración de muffins, he de decir que esto me ha sorprendido mucho. Me esperaba la muerte de Murtagh y de esta forma, salvando a Jamie, pero me la esperaba para el final de temporada, desde luego, no en este episodio. Así que han conseguido dejarme con la boca abierta, pegada al sofá y la peluca en Marte. También he de decir que la muerte del personaje ha sido totalmente acorde y digna de él. Murtagh no podía morir de otra forma que salvando al que considera su hijo. Y es una de mis escenas favoritas del personaje. Preciosa y desgarradora escena. 

Además, me ha encantado lo que hemos visto de Murtagh en este episodio. Hemos visto los dos lados de él, el guerrero cuando estaba arengando a sus hombres y el protector, al salvar a Jamie. Hasta ahora, los episodios siempre habían elegido qué lado mostrar de Murtagh pero en esta ocasión, para despedirlo, nos han mostrado sus dos lados en un ensamblaje perfecto que simplemente muestra porqué este personaje funciona tan bien en la serie y fue una idea maravillosa dejarlo vivo tras Culloden. Y la escena, ESA escena. La primera vez que la vi, estuve llorando – y bebiendo vino – más de 10 minutos. Literalmente. Después, la he vuelto a ver varias veces y siempre se me han saltado las lágrimas. Es tremendamente emotiva.

Siguiendo con la serie, Jamie sale del hospital de Claire absolutamente desorientado, perdido, vagando sin rumbo. En ese momento se encuentra a Tryon y mientras que Jamie está totalmente derrumbado y roto por haber perdido a una de las personas más importantes de su vida, Tryon está pletórico. Él ya ha obtenido su victoria…y la gloria que va con ella. El gobernador felicita a Jamie por su trabajo y también se echa rosas a sí mismo porque no tiene abuela. Esa felicitación a Jamie le sabe a hiel. Y a bilis. La misma bilis que le sube por la garganta al ver a Tryon tan feliz y al escucharlo hablar sin poder matarlo por ello. Le sabe tan amarga como un veneno porque lo están felicitando por haber matado a personas inocentes, sin entrenamiento y de haber orquestado la caza de su propio padrino. De su segundo padre. 

Por supuesto, Jamie no ha orquestado nada, todo esto no es su culpa. Pero en este momento no puede ni pensar, solo ver que él estaba luchando en el bando contrario que Murtagh y que ahora él está muerto, que ha muerto por salvarlo, a manos de un chico que solo quería impresionarlo y emularlo. Que lo veía todo como un juego.

Jamie mira a Tryon con tal desprecio que da escalofríos. En realidad es su culpa. Es todo su culpa. Fue él el que organizó esta caza, el que quería esta batalla, en que no ha dado su brazo a torcer ni a mostrado misericordia. Él es la razón por la que Murtagh está muerto. Él lo mató. Y él quiere cobrarse la muerte de Murtagh con su vida…pero no puede. Así que hace lo siguiente mejor: le deja las cosas claras y le dice a la cara lo que nadie se atreve a decirle. 

No hay nada que celebrar. Para todo el mundo Tryon ha quedado como un héroe porque ha cumplido con su deber al aplastar la rebelión. Ha quedado como todo un caballero leal a La Corona. Pero Jamie sabe la verdad. Lo único que quería Tryon, lo único que buscaba, era salir en los libros de historia, hacerse notar en las altas esferas para conseguir un ascenso con traslado a Nueva York incluido. A él no le importaba ni su deber, ni La Corona, ni sus obligaciones con ella, ni su honor. Porque no tiene honor y lo único que le importaba era glorificarse. Y, para ello, ha pasado por encima de vidas humanas. Ha matado sin compasión y sin que le tiemble el pulso. Ha incitado a una matanza sin importarle la destrucción que dejaba a su paso, sin importarle las vidas destrozadas, las cicatrices, la sangre derramada. 

Todo por sus aspiraciones políticas, todo por su gloria y por hacerse un nombre. Su ambición ha segado vidas humanas y ha malogrado otras y Tryon, encima, se felicita por ello. Es repugnante y miserable. Es todo tan absurdo. Una batalla es absurda y aleatoria, cualquiera puede morir, cualquiera puede vivir, es como la ruleta rusa…pero todas las vidas cambian por una batalla. Todas tendrán cicatrices a partir de ese momento y serán algo más oscuras. Las almas de los que luchan y viven siempre tendrán una mancha negra que antes no estaba ahí. Lo hemos visto en este episodio. Y todo por la gloria de un hombre despreciable.

Jamie está rabioso mientras le dice todo esto a Tryon, mientras se enfrenta a él y le dice por primera vez lo que verdaderamente piensa de él. Tryon es un hombre sin honor. Lo dice con rencor, con desprecio, porque es lo único que él merece. Su más absoluto menosprecio. 

Tryon acusa las ofensas de Jamie sabiendo que son verdad pero negándolas hasta el extremo. No va a permitir que uno de sus subordinados le falte el respeto así, que le hable así, sin hacer nada. Ante todo es un hombre orgulloso y narcisista. Se considera demasiado importante como para que un subordinado, tenga el rango que tenga, lo trate así. Por ello, le responde a Jamie que no necesita glorificarse para obtener lo que desea porque él solo se basta y se sobra.

Él ya es importante y sus acciones hablan por sí mismas, no necesita forzar las cosas. Pero su temperamento lo delata. A Jamie le responde lleno de rabia, tanto que casi no puede contenerse y no para de gesticular, furioso, porque sabe que Jamie ha dado en el clavo. Sabe que Jamie ha visto a través de él algo que intentaba esconder para que nadie viera. Pero él lo ha visto, a él no le ha engañado con su encanto y lo que Tryon cree que es talento para la política. Jamie ha tocado un punto sensible con esto. 

La batalla dialéctica continúa. Jamie no se achanta y le vuelve a dejar claro a Tryon que ve a través de él, a través de su fachada de hombre leal a La Corona, de hombre honorable. Tryon ya no necesita glorificarse simplemente porque ha logrado lo que deseaba. Para eso era esa batalla. Y ahora, ojalá disfrute ese puesto que ha contado tantas vidas humanas, tanto sufrimiento y muerte. Ojalá le haya merecido la pena. 

Por supuesto, Tryon no puede permitir que Jamie le siga dejando en ridículo, desenmascarándolo delante de alguno de sus hombres así que intenta hacer ver que ha hecho todo tal y como lo anunció desde un principio: no iba a dejar que la rebelión y el desorden camparan a sus anchas en Carolina. Era su obligación frenarlas usando todos sus medios a su alcance. A eso se comprometió…al igual que Jamie. Él también tenía un juramento que cumplir con La Corona. Tryon aquí le está dejando claro a Jamie que si él se ha extralimitado y ha segado vidas impunemente, Jamie ha formado parte de ello. Y es tan culpable como él. Quisiera o no, ha participado en el plan del gobernador, en esa batalla y, por tanto, ha sido el brazo ejecutor de sus órdenes, por muy injustas que estas fueran. 

Pero Jamie ya era consciente de ello. Consciente de haber tenido que formar parte de semejante masacre sin sentido. Y siempre se culpará por ello. Siempre llevará ese peso en sus hombros. Pero ya no más. Ya ha pagado su deuda con Tryon y La Corona. Su relación ha finalizado. Para escenificarlo, con repulsa, se quita la chaqueta que lo identifica como casaca roja, esa prenda que Tryon usó para humillarlo y para mostrar su dominio sobre él, despidiéndose de ese pacto con el diablo.

Y la arroja al suelo, no la deja en la mano extendida de Tryon si no que la tira al suelo con ira, con desprecio, por fin haciendo lo que ha querido hacer desde que Tryon lo obligó a ponérsela. Dándole en los morros al gobernador con su preciosa chaqueta. Mostrándole así a él y a todos los que lo están mirando lo que simboliza esa prenda, Tryon, el ejército inglés y La Corona para él: la basura más insignificante. Es casi como escupirle a los pies al mismo gobernador y a todo lo que representa. Y yo solo puedo decirle a Jamie: ¡olé! Estoy súper orgullosa de él.

Después de esto, Jamie se retira aún con la mirada y la mente perdida. Tras ese enfrentamiento con Tryon, tras soltar todo lo que se guardaba y no había podido decir por tanto tiempo, se ha quedado, de nuevo, vacío. Y, de repente, colapsa, ya no puede soportarlo más. Cae de rodillas llorando por su padrino, con las lagrimas que antes ha sido incapaz de derramar, lamentándose de que las cosas hayan tenido que ser así, de que se hayan perdido el uno al otro. De la injusticia de todo. Murtagh no se merecía morir, no tenía que hacerlo. Jamie se siente tan solo, ¿cómo puede pesarle tanto quién ya no está? ¿Cómo puede pesar y doler el vacío? Porque duele como el infierno. Una parte de él se ha ido junto a Murtagh. 

Deambula perdido, sin saber qué hacer ni dónde ir, recorriendo un camino que no va a ninguna parte, entonces, ve a Bree. Ella está igual de sola, igual de desesperada que él. Se miran…y ambos se entienden, se conectan y se comprenden a través de esa mirada. Murtagh también era alguien importante para Bree…y Roger no ha vuelto. Siente en su corazón que ha pasado algo malo, otra cosa mala más después de todo lo que han vivido ese día. Pero Jamie no va a dejar que Bree se sienta como se siente él. Ya es tarde para Murtagh pero no para Roger, van a encontrarlo. 

De nuevo, debemos señalar que no existe entre padre e hija más que una mirada. Ni siquiera una palabra de consuelo o un abrazo para compartir el dolor. Nada…más que una mirada. Y una relación no vive ni se construye solo con miradas. Deben ponerle remedio a esto ya.

He de decir que Sam es maravilloso. Está sublime en su interpretación. Además, la idea de que Jamie se vistiera de casaca roja fue suya. Mis dieses, Sam. Es una idea magnífica porque le da una profundidad al personaje enorme, le dota de un conflicto emocional, de un dilema que casa perfectamente con lo que hemos estado viendo hasta ahora, el hecho de bailar entre dos fuegos, de que su razón y su corazón están en lados totalmente distintos, lo que significa para el personaje ponerse una prenda que es el símbolo de todo contra lo que ha luchado toda su vida y es completamente disfrutable para el espectador.

También, es un reto como actor. Sam nos tenía que hacer sentir el asco que le produce a Jamie ponerse ese uniforme, los sentimientos encontrados, las ganas de arrancárselo de la piel, la repugnancia de no poder evitar llevarlo. Y nos ha hecho sentir todo eso y mucho más. 

Así, Jamie, Claire y Bree salen a buscar a Roger mientras Jamie va observando, con la mirada perdida en sus recuerdos, la represión del ejército inglés sobre los reguladores. Todo eso le recuerda a Culloden. Es igual. Todas las batallas, todas las guerras, son iguales. No hay vencedores, sólo vencidos. Es todo tan absurdo, la pérdida de vidas humanas por la intransigencia y la ambición de un hombre que no ha sido capaz ni ha querido dialogar. Que ni siquiera ha querido escuchar. Tantas vidas truncadas, tantas vidas rotas, tantas vidas cambiadas inevitablemente por lo que han hecho y visto ese día. Es desolador y totalmente injusto. Y es solo el principio. Era solo una batalla…dentro de poco llegará una guerra. Y él solo es capaz de mirar impotente imaginando lo que sucederá más tarde y las consecuencias que tendrá para su familia. 

Al final, encuentran a tres personas colgadas y un hombre del ejército le informa a Jamie que eran reguladores y que Tryon había ordenado que se los ahorcara, para que fueran la prueba viviente de lo que la justicia del rey es capaz de hacer con cualquier conato de rebeldía o queja. Nosotros ya vimos esa justicia en las primeras temporadas y tras Culloden. Nada ha cambiado para los soldados ingleses. Absolutamente nada.

Jamie se fija un poco mejor en uno de los hombres y…¡RECONOCE A ROGER! Es Roger quien está ahí, ahorcado, inmóvil, aparentemente muerto. Y vamos a pararnos aquí un momento para recuperar el aliento. 

¿Cómo demonios ha pasado esto? ¿Por qué? Son preguntas a las que no tenemos respuesta aunque sospechamos que el marido de Morag tiene mucho que ver y esperamos que en el próximo episodio nos resuelvan estas dudas. 

Siguiendo con la escena, en ese momento, en el momento en que Jamie reconoce a Roger, el tiempo se detiene, todo se para, el mundo deja de girar y solo pueden mirar horrorizados, paralizados de terror ante la escena que sus ojos ven pero su cerebro se niega a procesar. Ante la imagen de Roger ahorcado. 

Bree ni siquiera puede gritar, ha perdido hasta la voz, solo le sale un jadeo lleno de miedo, de horror, mientras se derrumba por dentro. Jamie solo es capaz de negar con la cabeza. Roger no se merecía esto, nadie lo hacía. La absurdez de la guerra, la ambición de Tryon y sus consecuencias han afectado a su familia en más de un sentido. No es solo Murtagh, si no también Roger y, junto a ellos, Bree, Jemmy, Claire y él. Ha resquebrajado a su familia de maneras que no podrían imaginar y ya nada podrá ser igual después de esto. 

Entonces, el mundo vuelve a girar, el tiempo avanza y Jamie se acerca a Roger para descolgarlo y darle un entierro digno mientras nosotros sólo nos quedamos con la boca abierta en nuestro sofá mientras el episodio acaba, sin poder hablar. 

Pero, ¿Roger está realmente muerto? Desde luego, lo parece, pero tal vez ellos tres han llegado a tiempo y aún sigue respirando. Tal vez esté al límite, en ese limbo entre la vida y la muerte en la que pueden traerte de vuelta y puedes elegir si volver o descansar para siempre. Creo que es así y que Roger vivirá pero el hombre que sobreviva será diferente al hombre que hemos conocido hasta ahora. 

Como un apunte extra, me encanta la voz en off de Claire y la superposición de voces mientras leen la carta de Tryon y todos, en un bando y en otro, se están preparando física y mentalmente, para la batalla. Impresionante. Y maravillosa la música de las gaitas durante la lucha. Es una música que nos transporta a Escocia, de nuevo a Culloden, mostrando claramente el paralelismo entre las batallas, inundándonos de recuerdos, tanto que vamos reproduciendo en nuestras cabezas la batalla de Culloden mientras vemos la que se está desarrollando en la actualidad. 

Nuestra reacción al episodio mientras nos hinchamos a muffins para soportar nuestra pena es tal que así

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Hemos sido muy buenas, buenísimas, incluso con Roger al que no parábamos de darle puntos y ha pasado todo esto. ¡No hay derecho señores de Starz!

El fandom denunciando a Starz por hacernos sufrir tanto

Fuera de bromas, estos episodios son los que nos recuerdan porqué amamos esta serie. Outlander puede ser romántica y dulce pero también cruel, real y cruda como la vida misma. Han mostrado de forma magistral la absurdez, insensatez y aletoriedad de la guerra y sus consecuencias, además de lo que es capaz de hacer la ambición desmedida de los hombres. Porque la guerra no es tan solo pérdidas humanas y cicatrices, si no vidas inocentes truncadas, tanto la de los vivos y como la de los muertos y cicatrices invisibles, cicatrices y heridas en el alma que nunca se curan y solo se aprende a vivir con ellas. Heridas que no se olvidan. Y todos saben que esto es solo el principio, un calentamiento, apenas una cerilla como preámbulo del fuego que más tarde amenazará con arrasarlos a todos. 

Además, siguen mejorando muchísimo a la hora de mostrar a Roger y Bree como una pareja a la que podemos aficionarnos y han sido capaces de mantenernos durante una hora pegados a la pantalla, sintiendo todas las emociones de los personajes, viviéndolo con ellos, formando parte de la historia. No solo estábamos viendo el episodio, si no que estábamos en él. Sintiendo a los personajes, comprendiéndolos, viviendo una montaña rusa de emociones con ellos. Sufriendo junto a ellos. Y eso solo sucede en los mejores capítulos. 

Es un episodio emotivo, que consigue hacernos llorar como pocas veces antes. Tiene una emotividad descrita y representada a la perfección. Es un gran capítulo para Roger, para Jamie, para Murtagh pero también para Claire y Bree. Tiene un equilibrio perfecto entre los personajes de forma que los troncales siguen ahí, llevan el ritmo, el pulso del episodio, mayormente separados pero sin que sintamos ese vacío que se siente cuando ellos no coexisten. Porque lo hacen y están ahí, todo de ellos, no desdibujados, no desaparecidos, si no totalmente presentes. Esta es la receta que deben seguir cuando deben separar a Jamie y Claire en una porción grande de tiempo, hacer que los personajes no pierdan la identidad. A la vez que hacían esto, la historia también se ha abierto a otros personajes, a otras historias, a otras pistas que nos han hecho disfrutar igual que los personajes que amamos.

Este, este es el equilibrio perfecto. La forma magistral en la que deben hacer las cosas. Este es un episodio para recordar y uno de los mejores que Outlander nos ha hecho disfrutar a lo largo de los años. Y lo han hecho como dijimos la semana anterior, bebiendo del material original pero no limitándose a él. Encontrando su propio pulso, su propio equilibrio, su propia vida. Encontrando su propio camino. Y no podíamos estar más felices por ello. Si todo sigue así, esta recta final va a ser maravillosa. 

Y hasta aquí la crítica del 5×07 de Outlander. La serie tiene un pequeño parón de una semana. Sí, justo ahora, tras ese final. Por ello, nos leemos el lunes 13 de abril con la review del 5×08 “Famous Last Words”. ¿Y a vosotros qué os ha parecido el episodio? ¡No dudéis en comentármelo! Y recordad que esta noche podréis disfrutar del episodio a las 22:00 en Movistar Series.

Por Raquel.

Imágenes propiedad de Starz.


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Raquel Morales

Un día descubrí las series, al día siguiente internet y mi vida muggle se fue a la basura. Escritora a tiempo completo, y fangirl como modo de vida.

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Outlander 5×07 Review: “La Balada de Roger Mac”

de Raquel Morales Tiempo de lectura: 53 min