Un capítulo de relleno por temporada es algo normal, ¿pero dos? Eso ya es abuso. ¿A quién tenemos que culpar por semejante despropósito? Muchos señalarán a Manuela Carmena pero nosotros preferimos arremeter contra Ryan Murphy quién parece no ser consciente de que solo quedan tres capítulos para que acabe esta maravillosa temporada que está siendo “Cult” y la sensación de estar así como a medias, a estas alturas, está más presente que nunca. So Ryan, amigo, corta el rollo que se te ve el plumero y más te vale empezar a darnos una recta final inolvidable. Dicho esto, pongámonos en marcha y centrémonos en el capítulo de esta semana: “Valerie Solanas Died For Your Sins, Scumbag”. Como siempre, cuidadito con los spoilers.
Parece que los guionistas de la serie han cambiado de camello y eso es algo que puede salir bien o que puede salir mal. En esta ocasión ha salido como el culo. En este séptimo capítulo de la temporada para explicar un motín de las integrantes femeninas del squad de Kai han tenido que encasquetarnos un flashback de casi cuarenta minutos, incluir personajes de los que jamás volveremos a saber y mezclar sucesos reales macabros de la historia de Estados Unidos, y todo esto para explicar algo a lo que podría haberse dado explicación en un humilde flashback de cinco minutos.
A Ryan le pareció buena idea incorporar a la trama la historia Valerie Solanas, una señora con la cabecita un poco trastocada cuya mejor idea para acabar con el patriarcado fue matar a los hombres y a las mujeres que se acostaban con éstos. Muy mal Valerie Solanas, la vida no es así, y si pretendes que la sociedad te tome en serio al menos no lleves ese peinado. Te lo digo como fiel seguidor de Dulceida que siempre está al tanto de los estilismos a seguir, pequeña Valerie.
Bueno, la movida de esta señora viene a resumirse en que crea un manifiesto para aniquilar el totalitarismo del hombre en la sociedad y ensalzar la figura de la mujer reclutando un buen equipo de señoras con las que cometer algunos que otros asesinatos por las calles de las Américas. ¿Y qué tiene que ver esto con Kai y los contínuos gritos de Ally? Mucho.
La muerte de Meadow, como ya sabemos, ha sido solo una estratagema para posicionar a Kai en esta movida de la política que nos interesa bien poco. ¿Por qué Kai tenía que sacrificar a una de sus fieles seguidoras? Se la carga y gracias a ella alcanza el poder. Tal y como ha ido sucediendo a lo largo de toda la historia, la mujer siempre ha hecho el trabajo sucio y el hombre siempre se ha llevado el éxito. (Opinión meramente personal de la persona que está escribiendo esta entrada: el futuro son las vaginas y no podéis hacer nada para evitarlo)
La muerte de Meadow era solo el principio. Kai se ha propuesto echar a todas las chicas de ese comité del terror que se ha ido fundando conforme avanzaba la serie y es que hasta en los más oscuros fondos el machismo está presente. Vomito, tía. Ante esta situación, de repente, de la nada y de manera gratuita nos han colado a la siempre maravillosa Frances Conroy, metiéndose en el papel de una de las chicas que en su día perteneció a la pequeña secta de Valerie Solanas.
Este misterioso personaje trata de abrirle los ojos a Bervely, Ivy y Winter acerca de las intenciones de Kai y parece que logra su cometido, lo logra tanto que no se lo piensan dos veces y acaban cortando a trocitos a Harrison, el marido-novio-whatever gay de Meadow nada más que por continuar en el bando de Kai.
Lo más sorprendente de todo esto no es esta rebelión más que justificada del bando femenino en sí sino que el esta señora misteriosa está compinchada con Kai para Dios (a.k.a Beyoncé) sabe qué y esto sí que nos parece más que turbio porque Bervely y sus amigas en estos momentos están que trinan con todo lo que está sucediendo. ¿Serán ellas las únicas que acaben en el talego por pertenecer a la banda de los payasos de la muerte? Algo me dice que sí.
De momento tenemos que esperar unos días para la octava entrega que esperamos que enderece todo y que sirva para aclarar muchas cosas y no para enredar más la historia. Mientras tanto os deseo un buen fin de semana (o lo que queda de él) y espero que no os unáis a ninguna secta, o al menos que no lo hagáis sin avisarme.
Fran Luna