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American Crime Story 2×03: ¿A qué juegas Ryan Murphy?

Ryan Murphy supo como camelarnos con este proyecto. Solo necesitó la presencia del cachas de Ricky Martin y a nosotros nos faltó tiempo para subirnos al barco. Un barco que precisamente en este tercer capítulo ha empezado a hacer aguas cual transatlántico hostiándose contra un bloque de hielo en mitad del Océano. Me duele ser yo quién tenga que decirlo, pero sí. ¿No es demasiado pronto para empezar a decepcionarnos con algo que prácticamente acaba de empezar? Indudablemente sí. De momento prefiero pensar que en su momento el equipo del creador de Glee no tuvo un buen día y acabaron dando luz verde a lo que esta semana nos ha tocado tragar, un capítulo bastante de relleno en el que básicamente nos han recalcado, una vez, más que el asesino de Gianni Versace no estaba muy fino de la cabeza.

Como el capítulo en sí ha sido una decepcionante y deliciosa pérdida de tiempo trataré de pintároslo todo de una manera mazo de amena para que no se os haga bola como a mí. ¡Si quieres saber qué ha sucedido en esta tercera entrega de la segunda temporada de American Crime Story solo tienes que seguir leyendo, amiga! Y ojito con los spoilers.

Ya sabéis de sobra que no soy muy amante de los saltos temporales en las series, de hecho, es toparme con un salto temporal y me paso con ardores tres semanas. Pues bien, esta semana el capítulo justo empieza con un salto temporal al pasado, justo cuando Andrew Cunanan aún no se había cargado al hermano de Donatella Versace pero sí que había mandado para el otro barrio a otro par de personas, que no os voy a engañar, me interesan bastante poco. Sorry not sorry, como bien dice Demi Lovato en ese hit que hasta hace unas semanas me ha hecho darlo todo por las mañanas limpiando mi casa.

El capítulo de esta semana básicamente nos ha introducido al matrimonio formando por Lee y Marilyn Miglin. Sé que ahora mismo estaréis hechos un lío y mil preguntas recorreran vuestras cabecitas: ¿Quién es esta gente? ¿Estos dos también fueron trabajadores de Cantora y ahora van al Deluxe a contarlo todo sobre la cara oculta de Isabel Pantoja? A ver, no, tranquilidad, yo os lo cuento todo. Solo os adelantaré que uno de los dos va a acabar muerto y no hace falta estar graduado en criminología para adivinar de quién se trata.



Ambos se dedican a los negocios aunque Lee tiene ciertas aficiones secretas que no comparte con su mujer. Resulta que este señor, cuando su mujer está fuera de la ciudad, pues yo que sé, haciendo sus bolos y sus movidas de empresaria de éxito como Dulceida, tiene la costumbre de citarse con chavalitos que, por decirlo de manera refinada, te arreglan los agujeros que tengas en casa por un módico precio. No sé si sabéis por donde voy. Y ahí entra Andrew en acción, porque este señor es de lo más polifacético: asesino en serie, loquito de la cabeza, cazafortunas, scort…

Y claro, con lo que gusta a este chico la pela no hay que ser un lince para saber que de este encuentro entre Andrew y Lee no iba a salir nada bueno. En primer lugar porque sabemos que en la mochila de Cunanan hay una pistola y en segundo lugar porque ambos acaban en el sótano y el marido de Marilyn, el muy chochón (siempre he querido usar el término “chochón” en un review), se deja atar y amordazar. Chico, un poquito de cabeza. Si vas a marcarte un Cincuenta Sombras de Grey marcatelo con alguien que tengas la certeza de que no te va a dejar más tieso que la mojama. ¿Vale? Pues eso.

Lee Miglin muere a manos de Andrew y a éste le falta tiempo para robar media casa, y ojito, coche incluído. Y no, no os creáis que le echa mano precisamente a un Ford Fiesta del 2000. Este buen hombre no se anda con medias tintas y ya que se pone a delinquir lo hace por todo lo alto. Lo que el asesino de Lee no sabe es que la policía le está siguiendo los pasos con el teléfono que lleva incorporado el coche que acaba de robar, bueno sí que lo sabe. Bueno, en verdad se acaba enterando más tarde y acaba destrozando la maquinaria del teléfono, dejando al FBI sin ni una sola pista más sobre su próximo paradero, Nueva York, donde parece que empieza a planear sus primeros merodeos en el imperio Versace.




Eso ha sido todo el capítulo de hoy. A ver, voy a decirte algo Ryan Murphy a ti directamente que sé que no te pierdes ni un solo review de nuestra web. Ryan, la vida de Andrew Cunanan nos interesa una cifra negativa. Nosotros lo que queremos es el salseo con Gianni Versace y su hermana, porque sí, porque para sorpresa de todos queremos ver a Penélope Cruz en escena todo el tiempo que sea posible. Que sí, que yo entiendo que tienes que ponernos un poco en situación y tal con todas las fechorías que este señor ha hecho pero chico, no te voy a consentir que me metas todo un capítulo de algo tan sencillo como es el hecho de que un señor contrate unos servicios “a domicilio” y acabe muerto. Fin. No había necesidad de dedicarle casi cincuenta minutos a este hecho y dejar a un lado la peluca de Penélope o las escenas de Ricky Martin en pantalón corto. Así no se hacen las cosas Ryan Murphy, así no.

¿Qué os ha parecido a vosotros esta nueva entrega de American Crime Story? Nosotros nos vemos en solo una semana en el que espero que sea un capítulo mucho mejor que este. ¡Pasad un buen fin de semana y todas esas cosas que se dicen!
 
 
 


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Fran Luna

Cago, odio y me spoileo a partes iguales. Mi animal espiritual es Belén López Vázquez (3°B) y todo lo que sé sobre el amor lo aprendí gracias a Pasión de Gavilanes. Yo por mis series MA-TO.
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